domingo, 29 de diciembre de 2019
domingo, 22 de diciembre de 2019
AVANCES EN EL CONOCIMIENTO Y TRATAMIENTO DE LA DEPRESION
Toda depresión tiene un comienzo, un desarrollo y una aparición. Sentirse triste es normal pero el sentimiento de tristeza, cuando se alarga en el tiempo, comienza a haber una pérdida de interés por hábitos que antes nos ilusionaban, apatía, melancolía por cosas pasadas, sentimiento catastrofista con respecto al futuro, llanto, cansancio, alteración de sueño, inquietud, malestar general sin saber las causas exactas, son síntomas de depresión. Su aparición, así como el efecto extraño de no poder controlar dicho estado anímico junto a una dificultad para abordar el día a día, hacen pensar que algo se instaló en la mente, en el psiquismo que ha determinado nuestra forma de actuar con diferencia a lo que anteriormente éramos o pensábamos.
Según los estudios que llevo realizando desde hace mas de veinte años, he comprobado tanto en adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos que todos pasaron por un momento de sus vidas, donde aconteció una pérdida. Las pérdidas para el ser humano pueden ser varias, desde perder a un ser querido, una amistad, una pareja, un trabajo, un país, una etapa de la vida, etc, y dejan un vacío emocional que la persona no siempre lograr compensar con otras ganancias. Hay situaciones de pérdidas que son irreparables (como la muerte de los padres, de un hijo tempranamente, de un hermano por enfermedad …) y el vacío emocional deja una huella, una tristeza crónica donde la persona no sólo descubre la muerte, sino que puede visualizar su futura muerte. De manera que hay algo en el depresivo que no solamente llora por la perdida de lo querido, sino que llora por lo que mas quiere: así mismo. Las pérdidas que vamos teniendo a lo largo de la vida, nos van anunciando la gran pérdida que somos nosotros mismos, siendo así que la persona depresiva abandona en cierto modo el deseo de vivir porque sabe que va a morir. El psicoanálisis de Freud, nos dice que el aparato psíquico está conformado a través de complejos mecanismo de defensa para negar nuestra mortalidad, siendo así que la percepción de muerte siempre es ajena a uno mismo. Vemos la muerte como algo ajeno, es decir, se mueren los otros pero no yo. Hasta que las circunstancias vitales de la vida, nos traen pérdida cercanas y justo ahí es donde esa pérdida nos “toca el alma” Estamos en el mismo camino que otros y tarde o temprano, nos llegará. En el trastorno depresivo, hay una alteración química cerebral como consecuencia de la descompensación que nuestro psiquismo ha provocado sobre lo orgánico. Sabemos que las emociones son capaces de interactuar sobre el sistema cardiorespiratorio (taquicardias, agitación respiratoria ) digestivo (diarreas, estreñimiento ) genito urinario (impotencia, falta de orgasmo ) y también neurológico.
Debemos prestar atención y reponer los valores químicos a sus valores normales (uso de medicación temporalmente cuando el trastorno es severo) y mediante la técnica psicoanalítica, analizar la perdida de deseo junto a la pérdida o pérdidas que la persona no ha logrado elaborar. Ante los primeros síntomas depresivos, se recomienda comenzar con un psicoanálisis de la pérdida acontecida para la persona. Normalmente las personas dicen ser fuertes para superarlo, sin embargo, el ser humano es triste por naturaleza y algo del final se le anuncia con frecuencia en la vida. De eso se trataría la terapia de la depresión con psicoanálisis, enseñarle a vivir aun sabiendo que va a morir.
domingo, 8 de diciembre de 2019
domingo, 1 de diciembre de 2019
¿FALLAN LAS TERAPIAS PSICOLÓGICAS O FALLAN LAS PERSONAS?
Los psiquiatras, los psicólogos, los psicoanalistas, tratan a personas que tiene problemas o dificultades de salud mental. Terapia de pareja, cómo mejorar la resiliencia, aumentar la autoestima, salir de una melancolía, superar una depresión,
Problemas de ansiedad, apatía, conductas narcisistas etc… Estas y muchas mas, son causas por las cuales las personas acuden a un especialista. Sin embargo observamos en las terapias de pareja que suelen abandonarla sin haber resuelto el problema. La psiquiatría observa que muchas personas abandonar el tratamiento farmacológico para la depresión o la ansiedad, se olvidan del mismo o simplemente parece que ningún tratamiento les funcionara. El psicoanálisis observa en el maltrato psicológico que la persona parece que no quisiera saber su grado de implicación en su problema. El celoso acusa a la otra persona y pareciera que él no es el responsable de sus celos, etc.. Todos estos casos y muchos mas, muestran en las personas que tiene problemas o dificultades mentales, como una “resistencia a curarse” es decir, que algo les lleva a abandonar el tratamiento alegando cualquier excusa para seguir con su dolencia o problema.
El psicoanálisis viene a dar explicación a porqué las personas abandonan los tratamientos terapéuticos sin haber solucionado su problema y diera la impresión de que prefieren seguir con su problemática en vez de solucionarla. Y hay que decir que es así. Por determinadas causas psicológicas que ahora hablaremos, podemos afirmar que hay algo en numerosas personas que hacen que se resistan a curarse o incluso mejorarse o aliviarse. Pareciera que la persona ha entrado en un estado de conformidad o equilibrio dentro de lo inestable de su dolencia o enfermedad que responde con resignación ante algo que para ellos constatan como un hecho: “ esto ya no se me va a curar” o “es muy difícil que yo pueda volver a estar bien como antes lo estaba”. ¿Resignación? o ¿podríamos decir que la persona tiene ya una vida organizada en torno a su enfermedad y curarse equivaldría a tener que modificarla?
La resistencia, como bien dice la palabra, es la capacidad que tiene la persona consciente o inconscientemente para oponerse a la curación de su dolencia. ¿pero porque una persona no va a querer curarse de su depresión, ansiedad, baja autoestima, problemas de pareja? La respuesta es porque su “enfermedad” le sirve para varias y diversas cosas. Por ejemplo, recuerdo un caso de neurosis obsesiva de un joven con 34 años, medicado que tenía ya un grado de invalidez concedido que le incapacitaba para trabajar. Tras cuatro meses de tratamiento, la mejoría del hombre fue espectacular, tanto fue así que le propia madre dije: doctor, a ver si mi hijo se va a curar y le van a quitar la paga? Y después de aquel día no volvió mas a tratarse. Otro ejemplo de pareja, que acudían a terapia por agresividad y maltrato verbal y psicológico. La mujer acusaba al marido de maltratador pero ella acabó descubriendo su implicación en el maltrato y lejos de querer solucionarlo, decidieron dejar la terapia. UN año después se separaban y cinco años después seguían con disputas y peleas por la custodia de los hijos, la educación etc.. Un caso de depresión profunda de una mujer que llevaba casi 20 años inhabilitada para todo en la vida y tenía el privilegio de que su marido y sus hijos estuvieran en torno a ella para cuidarla debido a su depresion. Al tercer mes de terapia y de experimentar una gran mejoría dejaba el tratamiento porque sus hijos y su marido ya no la prestaban ni le concedían los mismos favores que cuando estaba “enferma”.
De todos estos casos, sacamos una deducción: la enfermedad mental proporciona un “beneficio secundario”, Obtener una invalidez, llevar a cabo chantajes emocionales, mantener ciertas conductas masoquistas, son muchas dentro de la variedad infinita de beneficios que otorga una enfermedad mental. Una persona que resuelve su problema, debe abandonar el beneficio inconsciente que le otorga y sin embargo, la persona renuncia a curarse antes que perder los “beneficios que su dolencia le otorga”. Por mi experiencia clínica, de mas de 24 años, he observado que cada vez hay mas resistencia en las personas a tratarse o a curarse de un problema o trastorno mental. Hay ya toda una psicología estructurada en torno al concepto de enfermedad mental que hace que la persona estructure su vida y sus relaciones en torno a lo que le sucede psicológicamente. Curarse equivale a cambiar hábitos que existen y que están fuertemente estructurados desde el inicio de la enfermedad, por lo tanto, la persona terminar por aceptar su dolencia antes que desmontar la vida que ha montado en torno a su dolencia psicológica. Y realmente vivir, se puede vivir de cualquier manera y al igual que se puede vivir sano, también se puede vivir enfermo y no es criticable porque en el fondo es la propia persona que la decide vivir como quiera.
No solamente funciona el beneficio secundario de la enfermedad, sino que hay otros mecanismos mentales como es el sentimiento de culpabilidad y las misteriosas tendencias masoquistas del yo, las que hacen que la persona se resiste a la curación. (continuará)
domingo, 10 de noviembre de 2019
Psicoterapia (Tratamiento por el espíritu- la magia de las palabras-)
Psique es una palabra griega que significa “alma”, por lo tanto, el tratamiento psíquico (psicoterapia) ha de llamarse el tratamiento del alma.
Tratamiento psíquico sería el tratamiento de los trastornos anímicos que actúan directa e inmediatamente sobre lo anímico del ser humano. El medio a través del cual se lleva a cabo, es la palabra: instrumento esencial del tratamiento del estado de ánimo.
A la gran mayoría de las personas les es difícil comprender que ciertos trastornos corporales (donde no hay causa orgánica que los justifiquen) y del alma puedan ser eliminados por “meras palabras” del especialista. Como si estuviera dotado de magia para llevar a cabo la curación a través de la palabra y sin embargo, las palabras que usamos cotidianamente, así cómo los efectos que sobre nosotros producen, no son otra cosa que “magia atenuada”, como dice Freud en su obra de 1905, sobre Psicoterapia. El método psicoanalítico, como ciencia de la salud, ha logrado restituir a la palabra humana, una parte de su antigua fuerza mágica.
La medicina acepta la innegable relación que existe entre los trastornos corporales y el estado de ánimo. Cuerpo y mente, dos entidades unidas e indivisibles entre si donde vemos que la vida anímica puede tener una cierta autonomía con respecto al funcionamiento del cuerpo. Numerosos casos clínicos dentro de la medicina plantean retos médicos cuando aparecen sin causas orgánicas determinantes, simplemente aparecer y la causa es desconocida. Síntomas muy variados, desde dolores de cabeza que impiden a la persona trabajar, trastornos digestivos e incluso cardiacos que guardan relación con factores externo (estrés, problemáticas de pareja, familia etc ) y que alteran profundamente las condiciones de vida. Tenemos un ejemplo reciente del ex portero del Real Madrid, Iker Casillas, jugador y atleta profesional que tuvo un infarto de miocardio y que pudo guardar relación con un estado de ánimo profundamente deprimido y melancólico que mostró en las redes sociales.
Este tipo de personas no deben ser consideradas como enfermos del corazón, del aparato digestivo o neurológico, pues su patología corporal guarda íntima relación con una problemática psicológica. Se le considera personas nerviosas con padecimientos funcionales del sistema nervioso.
Cuando se estudia a este tipo de personas, se confirma que sus signos clínicos tiene por origen una influencia alterada de su vida psíquica sobre su organismo, o sea, que la causa directa del trastorno que padecen debe buscarse en el psiquismo.
Solo si estudiamos lo patológico, podemos llegar a comprender lo normal. El ejemplo más común de acción psíquica sobre el cuerpo, que lo podemos observar en cualquier individuo, son lo que llamamos la expresión de las emociones. Casi todos los estados anímicos de una persona se exteriorizan por tensiones y relajamientos en su musculatura facial, la sudoración de la piel, la sequedad o segregación bucal, el movimiento de piernas o manos, alteraciones en la actividad cardiaca, etc. Los estados anímicos denominados afectos y la manera en que participan en el cuerpo es a veces tan llamativa que no podemos negar su influencia y aparición. El miedo, la ira, los celos, la envidia, el odio, el amor, el placer sexual, etc, producen muchas y variadas reacciones corporales. Los estados depresivos, producen cansancio, inapetencia, falta de interés, necesidad permanente de dormir, rechazo de vida sexual. Así mismo, comprobamos que bajo la influencia de situaciones llenas de felicidad, observamos cómo el organismo florece y la persona recupera incluso manifestaciones del carácter de su juventud.
Los afectos, mayormente los depresivos, causan enfermedades directas del sistema nervioso, con alteraciones anatómicas demostradas, así como en otros órganos. Observamos que enfermedades ya establecidas empeoran cuando la persona está influida por un afecto tumultuoso. No cabe duda que la duración de la vida puede ser abreviada por la influencia de afectos depresivos. Los afectos, en el sentido estricto, se caracterizan por una particular vinculación con los procesos corporales.
Los dolores, en cualquier parte del cuerpo, se intensifican cuando se fija la atención sobre el dolor y se atenúa o desaparece cuando la persona deja de prestar atención y la pone en otro lugar. La fijación de la atención o de la voluntad nos hace ver cómo influye el propósito de curación o la voluntad de morir, en el desenlace de algunas enfermedades, aún graves.
Observamos que el estado de “expectación” frente a la curación influye de manera positiva en la recuperación de ciertas afecciones orgánicas. Al contrario cuando hay falta de expectación ante la curación o mejora y un estado de ánimo decaído, empeora una enfermedad.
Las “curaciones milagrosas” de los creyentes que recurren a la peregrinación, poseyentes de fe, guarda relación con los poderes anímicos: la reputación de un lugar milagroso, la multitud exaltada por la fe, la misericordia divina que se vuelca sobre unos pocos de los muchos que la solicitan, producen una conjunción de fuerzas poderosas de las que nos sorprendemos porque en ocasiones realmente alcanza el objetivo perseguido. (continuará)
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jueves, 7 de noviembre de 2019
LA TECNICA PSICOANALITICA
La técnica psicoanalítica es una técnica de la verdad pues en algo, todos nos parecemos y de algo, todos padecemos. Sin embargo y tras mi experiencia clínica de mas de 25 años sobre algo mas de tres mil persona puedo afirmar que nuestro aparato psíquico está conformado para no ver ni escuchar aquello frente a lo cual nos resistimos ver u oir por el malestar o por la reflexión que nos llevaría aceptar cierto grado de verdad que no queremos ver. Frente a esta “supuesta ignorancia aceptada o impuesta por nuestro aparato psíquico” preferimos no saber y vivir en la ignorancia aunque hagamos de una enfermedad mental o de un trastorno del carácter una forma de vida. Nos terminamos acostumbrando a vivir de cualquier manera aunque a los ojos externos y de los demás no cumplamos unos mínimos requisitos de lo que podríamos llamar confort de vida o estabilidad emocional.
La técnica analítica es efectiva desde el primer momento pero cuenta con el obstáculo de las resistencia frente a la curación, frente al cambio o la transformación pues siempre implica sacrificios, renuncias que aunque inútiles son costosas de prescindir de ellas (poner caso clínico) . Por lo tanto no es que el psicoanálisis sea un método terapéutico largo y costoso, sino que es la propia persona, la que se resiste a cambiar, a ponerse en contacto con sus procesos inconscientes, causa así mismo de la problemática que lo aqueja. Existen métodos mas cómodos y mas o menos resolutivos pero no con la misma capacidad transformativa que el método psicoanalítico. Entre un método largo pero efectivo y entre uno breve y sencillo, mejor el primero, a pesar de sus inconvenientes. Ante la posibilidad de poder devolver la incapacidad que muchas enfermedades o trastornos de la personalidad producen en las personas, todo esfuerzo terapéutico nos ha de parecer pequeño, si los beneficios son grandes.
Un hombre sano puede ser carente de valores y no siempre su inferioridad o carencia de valores es atribuida a su enfermedad o algún tipo de neurosis. La neurosis no siempre implica degeneración aunque no es nada raro encontrarla coexistiendo con fenómenos de degeneración en el mismo individuo.
La técnica psicoanalítica no se puede llevar a cabo con efectiva si no se cuenta con la decisión espontánea de la persona, así mismo no sirve bajo la imposición de los familiares.
También es importante para la efectividad del psicoanalisis que la persona sea aún susceptible de educación pues ciertas fallas en su educación (tanto por exceso como por defecto) pueden ser las responsables de haber originado una respuesta neurótica a la misma. Una educación excesivamente rigurosa así como demasiado flexible puede provocar respuestas contrarias a las mismas.
No hay edad para comenzar un psicoanálisis siempre y cuando la persona esté convencida de querer llevar a cabo ciertas modificaciones en su forma de ser o sentir. Es un técnica que no se puede imponer ni sugerir a personas que realmente no esté en posición favorable a efectuar un cambio.
domingo, 13 de octubre de 2019
sábado, 12 de octubre de 2019
¿Mentes poderosas? La zona oscura
La mente del miedo, la mente de los sentimientos, la mente de la muerte, del sexo, de la depresión, de la inteligencia emocional, del amor, la mente de los celos.
Vida y muerte, reunida en un solo cuerpo. La mente puede todo, desde lo sublime a los mas bajo y escabroso, desde el amor y el sexo, a la guerra. Pero ¿por qué existen contradicciones tan marcadas?¿Por qué alguien que ama, luego odia, mata? ¿por qué alguien que vive luego cae derrotado y no se levanta? ¿Por qué hoy amo la vida y mañana amo la muerte?
Hay una zona oscura en la mente para el ser humano donde la que la inteligencia se desvanece y la luz se apaga. Donde nuestro yo comienza apartarse de la realidad y una espesa niebla melancólica lo atrapa, lo tortura, lo anula y lo mata.
¿De qué zona oscura estamos hablando? ¿Es un viaje sin salida? Depende hasta donde lleguemos, hasta donde nos adentremos, hasta donde la fuerza destructiva de la mente nos lleve y no nos deje ya movernos. De la vida a la muerte es un instante, es un “click” donde todo se apaga. Hasta el punto que es más fácil morir que vivir. La muerte es un breve devenir, la vida un trabajo. La muerte llega, la vida es el pulso que todos los días echamos a la muerte. Certeza segura: todos tenemos la garantía de morir pero no tenemos ni la certeza, ni la garantía de vivir. ¿Cuánto? Unos, quince, treinta y ocho, noventa, cien? No sabemos el tiempo de vida que nos queda pero si sabemos que la muerte es certera. Tenemos fecha de caducidad, todos estamos en la lista y día a día subimos posiciones hasta que un dia, somos tachados, quedamos fuera de ella. Y en la lista, estamos todos. Ricos, pobres, poderosos, estafadores, presidentes, creadores. La lista es igual para todos. No hay escapatoria. Es la zona oscura la que nos puede desviar de la vida. Freud, en su libro “Los instintos y sus destinos” y en el “Más allá del principio del placer”, nos dice que somos materia, que su estado es evolucionar hacia un desarrollo, una reproducción y un ocaso. El retorno a lo inanimado. La vida sueña con morir, con su descanso. Poderosas fuerzas se oponen a la muerte, la llamamos la pulsión de vida, que hace que ese algo en nosotros, siga vivo, esperanzado, ilusionado. La muerte tiene una fuerza aliada: la pulsión de muerte, la tendencia a retornar a lo inanimado, lo sin vida. Pero si de algo estamos seguros es que la pulsión de muerte, la zona oscura siempre gana. El pulso entre la pulsión de pulsión de vida y la pulsión de muerte, nos hace mantenernos vivos. La pulsión de muerte, está en equilibrio con la pulsión de vida. Un desequilibrio en cualquiera de las dos, inclina la balanza a la muerte. Comer es sano, pero comer demás mata. Amar es sano pero amar demás asfixia. La velocidad correcta es sano, la velocidad excesiva mata. Pulsiones donde nuestro yo tiene que lidiar para que el equilibrio perdure. Y si el “yo” se abandona, se deja llevar por las pulsiones, los instintos, la falta de límites? Es cuando el yo, entra en la zona oscura, lugar donde todo comienza a ser pulsión de muerte, donde el “yo” pierde, donde el yo acaba. Es el desequilibrio entre ambas pulsiones lo que hace que entremos en la zona oscura. El depresivo lo sabe, el suicida también, el loco corredor sin limites en la carretera, como el obseso que no puede parar de ingerir… todos saben sin saber que saben pero saben. El abandono, la falta de resistencia es entregar nuestro yo a la pulsión de muerte, verdadera reina de la zona oscura….
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domingo, 6 de octubre de 2019
SALUD RESPONDE: PSICOANALISIS
Vivimos en un mundo exigente, donde nuestro aparato psíquico se haya expuesto a las influencias del exterior y a las influencias internas. La psicología estudia las relaciones del individuo no sólo con su medio ambiente, sino con su medio interno, pudiendo hablar de una interacción entre dos mundos para el sujeto: su mundo interno y su mundo externo.
Si las respuestas de las personas, frente a un mismo estímulo externo varían, ello es debido a que la configuración psíquica interna de cada persona es diferente a la de otra, ya que la escala de valores, así como la importancia que se le da a cada circunstancia externa, guarda relación con dicha configuración. Una misma situación o exigencia externa provoca diferentes respuestas emocionales o llamadas a la acción. Nos preguntamos porqué puede haber tanta variedad de respuestas ante un mismo estímulo externo. La respuesta esta relacionada con lo que llamamos inteligencia emocional. Para definirla, debemos incluir un concepto importante para la psicología del psicoanálisis y es lo que denominamos el principio económico de nuestra mente. Lo económico, junto con lo dinámico y lo tópico conforman una estructura mental armoniosa y que es la responsable de dichas respuestas frente a los estímulos externos e internos. Cuando decimos que nuestra psiquis es dinámica, queremos dar a entender que toda la energía en nuestra mente se mueve (sentimientos, afectos, emociones, deseos, impulsos, instintos ), es decir, goza de movimiento y sólo aquello que se estanca, origina, produce síntomas o enfermedad. Cuando hablamos de tópico, nos referimos a dos lugares en nuestra mente, la parte inconsciente y la parte consciente, entre las cuales se halla una tercera instancia llamada preconsciente que funciona a modo de censura o represión de la parte inconsciente. Nuestra energía, así como nuestros deseos, parte de la parte inconsciente y deben pasar por el filtro del preconsciente (también podemos llamarlo lugar de los mecanismos de defensa) para que accedan a la conciencia y esta ejerza un control sobre los mismos. Una respuesta agresiva frente a un estímulo puede ser desmedida, si no se regula desde el preconsciente, que es la parte dónde se filtra, se modaliza la agresividad para que la conciencia frente a un impulso o instinto agresivo pueda controlarlo. Y por económico definimos una situación de balance de energía donde aquello que nos genera tensión y malestar (displacer) estimula o poner en marcha un mecanismo mental que tiende a despojar dicho exceso de excitación por un estado mas confortable (placer) para la conciencia. Por ejemplo: ante un problema, una dificultad, aumenta una excitación interna que nos hace sentirnos mal. Nuestra búsqueda será la de aliviar dicha tensión o malestar, resolviendo aquello que nos está perjudicando. Sin embargo a veces, la persona tiene que esperar porque la resolución del foco productor (el problema) lleva un tiempo. Nos preguntamos hasta dónde podemos tolerar una situación que nos genera malestar, exceso de excitación interna y displacer. En el concepto de cantidad y en el concepto de tiempo está la respuesta. Cuando mayor es la cantidad de excitación y duración del estímulo, mas tiempo puede llevar la descarga de dicha excitación. Una enfermedad de un ser querido, una incertidumbre de un negocio, una situación familiar o de pareja conflictiva, son situaciones donde la persona queda afectada por un exceso de tensión que puede terminar desequilibrándola. ¿Hay manera de liberar dicha tensión? Los estudios que realiza el psicoanálisis confirman que si lo que generó la tensión fueron palabras provenientes del exterior, lo que genera la liberación de la tensión también son las palabras. Toda conversación, recuerdo de algo vivido o presente, se asocia a una carga emocional siendo así que la carga emocional es lo que realmente distorsiona a nuestro “yo” a nuestra conciencia. La descarga de la tensión emocional libera el recuerdo de la situación vivida, mejorando la respuesta de la persona ante la situación pasada o presente. El psicoanálisis como técnica de ayuda y comprensión del funcionamiento de la psiquis establece que deben ser tenido en cuenta la carga emocional unida a la palabra, al recuerdo, a la huella de aquello que nos impacta. La técnica funciona ayudando a descargar a la persona no sólo la tensión emocional para reconstruir el equilibrio económico tensional de nuestro “yo” sino que libera el recuerdo de otro tipo de asociaciones. Es normal ver que frente a algo que experimentamos malestar, lo tratamos de asociar con varias combinaciones de situaciones, respuesta para tratar de encontrar la solución. Cuando la misma no se halla, se construye, es decir, que el psicoanálisis en el tiempo es capaz de construir soluciones trabajando simultáneamente la descarga de la tensión emocional y la producción de una nueva articulación mas objetiva de palabras como respuesta al problema o conflicto externo.
En el próximo articulo, hablaré del conflicto interno y su manejo desde el psicoanálisis.
domingo, 22 de septiembre de 2019
CADA VEZ NOS ENFERMAMOS ANTES DE LA MENTE
Según la OMS, los trastornos mentales aumentan cada vez mas. Mayor tasa de suicidios, depresión, ansiedad y angustia, trastornos somáticos (infartos), alteraciones del carácter, mayores tasas de soledad, bipolaridad, etc, tienen la peculiaridad que comienzan cada vez a edades mas tempranas. Las causas incidentes hacen referencia a factores externos estresantes frente a un aparato psíquico débil en las personas que no puede tolerar dicha presión de la realidad.
Podemos decir que las causas por lo tanto son internas, es decir, intrínsecas al individuo, de manera que algo de lo que hay externo a él no puede afrontarlo como debería, es decir, ausencia de mecanismos mentales. Sin embargo, no vamos a echarla toda la responsabilidad a la realidad porque otro tipo de personas abordan la realidad de manera distinta y no logran enferman. ¿Radica la causa en la estructura de nuestra mente? Podemos afirmar que es así.
El psicoanálisis, es una rama de la psicología que responde preguntas al porque se deprimen las personas, se obsesiona, se ansían, se suicidan, enloquecen, se maltratan. Para ello debo comprender la relación conflictiva que la persona tiene consigo misma. De esto trata mayormente el psicoanálisis. Una parte de nuestra psiquis, nuestro yo, que tiene una parte consciente y otra inconsciente, vive sometido bajo la presión de fuerzas externas pero también internas. Aspecto que nadie puede negar aunque las desconozca. La presión que la realidad ejerce sobre nuestro yo puede provocarnos la huída, es decir, frente a algo externo que no toleramos, emprendemos la fuga, nos apartamos. Pero ¿conocemos las fuerzas internas que nos asedian, nos invaden la conciencia y contra las cuales debemos también enfrentarnos? En la parte inconsciente de la personalidad, se halla reprimidos nuestros instintos, nuestros deseos, la agresividad, los conflictos infantiles sin resolver y un sinfín mas de elementos que se encuentran en dicha parte de nuestra estructura mental. Que se hallen reprimidos, no significa que no accedan a la conciencia y de hecho, la magnitud a veces de dichos elementos es tan fuerte que no podemos evitar que aparezcan en la conciencia, invadiéndola y convirtiéndose en esa voz interior que no calla, hasta el punto que puede desequilibrar al yo que no sabe cómo silenciarla. Ese desconocimiento de la parte pulsional de la psiquis llamada inconsciente, es nuestra fuente de energía vital, pero que debe ser tamizada, filtrada, depurada a través de unos mecanismos psíquicos para que hagamos uso de ella. Sin embargo, en el inconsciente, las pasiones humanas infantiles como los celos, el odio, el amor posesivo, el narcisismo infantil etc, conforman nuestro carácter con la característica que las personas que enferman, presentan ciertos aspectos inmaduros en su forma de ser, hasta el punto que aquello de sí mismos que no tenía por qué ser perturbador, se convierte en fuente de conflictos. Hay un choque de intereses entre lo que las personas desean y lo que la realidad les exige, de manera que no siempre obtenemos las respuestas de la realidad como quisiéramos y debemos “esperar”. Esa espera, a las personas con carácter inmaduro o infantil, les sume en un estado de conflicto consigo mismo y se atacan a sí mismos auto despreciándose o descalificándose sintiéndose no merecedor de nada. Y este conflicto entre lo externo y lo interno, en el cual se haya en medio nuestro “yo”es lo que termina produciéndose la enfermedad. (continuará)
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domingo, 8 de septiembre de 2019
EL PASADO SE PUEDE CAMBIAR. Ingeniería lingüística
¿Qué es el pasado? Una estructura de lenguaje organizada como huella de recuerdo, que se alimenta de la energía que proviene de las emociones. Dicha energía proviene así mismo de otras estructuras de lenguaje y activan por desplazamiento las estructuras del pasado pero realmente el pasado no existe pues cada vez que lo evocamos, los presentificamos, es decir, lo hacemos presente por lo tanto, el pasado es una huella de recuerdo que sólo existe como palabra cuando se lo hace consciente en tiempo real, es decir, presente.
¿Es importante el pasado como estructura? No es importante ya que lo que del pasado una persona evoca o recuerda es algo que le hizo impronta, huella en la memoria. Lo interesante y complejo a su vez, es cómo en torno a ese nódulo de impresiones auditivas y visuales que impactan la memoria, la persona organiza nuevas fuentes de estructuras de palabra, estableciendo una cadena de conexiones que determinar no solo el comportamiento, sino que regula o sirve para canalizar ciertas emociones.
Si el pasado se presentifica en tiempo presente, podemos por lo tanto modificarlo, ya que la persona recuerda en tiempo presente, de manera que, una inclusión de una nueva frase en su estructura de palabras organizadas como lo que definimos “su pasado” puede modificarse por un nuevo entendimiento del mismo. Esto permite generar un nuevo pasado gracias a una nueva inclusión de una nueva estructura de palabra que le da otro sentido al pasado
Cadena de palabras, frases del pasado. (-----------------) están conectadas a múltiples cadenas que organizan una continuidad al pensamiento sobre el pasado.
Si ahora incluimos dentro de la estructura una nueva formación de palabras (---“….”--), logramos hacer cortocircuito con las restantes cadenas, bloqueando conexiones de palabras que desencadenan entre otras cosas las emociones. Por lo tanto, la secuencia del pasado ya no es la misma, pasa a ser otra.
Este tipo de inteligencia o ingeniera lingústica es la que puede llevar a cabo trabajando el campo de fuerzas que origina lo psíquico, pues una de las características de la personalidad es que no es estable, es decir, es inestable, dinámica y permite modificaciones. Decimos que cuando la personalidad está muy estructurada, puede llegar a ser un síntoma, una enfermedad, ya que la personalidad es algo dinámico, sujeto a las variaciones económicas de energía que constantemente están fluyendo a nuestra conciencia y es la causa de lo que desequilibra a la estructura del “YO”.
miércoles, 4 de septiembre de 2019
LA INSEGURIDAD: Un freno al desarrollo personal y a la vida
Numerosas personas consultan por tener baja su autoestima o no disponer de seguridad en sí mismos para abordar aspectos de la vida tales como un cambio de trabajo, emprender un proyecto, discapacidad para mejorar en su ámbito social, iniciar una relación o llevarla a término por miedo a la soledad, etc.
Analizando este carácter de la persona descubrimos una inmadurez en la base de la personalidad inconsciente cuyo origen guarda relación, entre otras causas, con lo que llamamos la fase del espejo. Los primeros modelos de identificación son nuestros padres, hermanos, tíos e incluso abuelos, mayormente con las personas que convivimos en la infancia, el niñ@ se identifica y copia del carácter de los padres, de los hermanos mayores, constituyéndose su inicial forma de ser a través de un complejo mecanismo de identificación. Quiere esto decir que unos padres con baja autoestima o de escasos recursos psicológicos educativos, terminan produciendo un “espejo defectuoso” donde miran, se reflejan y copian sus hijos.
Otra causa, también de origen infantil guarda relación con los desplazamientos afectivos que todo niño siente alguna vez en relación a los hermanos. Los celos son vividos por el niño como un“desamor” por parte de los padres, experimentando el sentimiento de “sentirse menos importante o valer menos” para ellos. Otro motivo guarda relación con descubrimientos casuales sexuales que acontecen de manera inadecuada y al niño se le genera una inseguridad cuando no logra entender lo que ha visto o vivido.
Todas y cada una de estas posibles causas (podríamos añadir otras no tan generales pero igualmente influyentes) generan una base débil en el edificio de la personalidad. Podemos afirmar que un adulto inseguro es un niño que no ha resuelto aquello que originó su inseguridad o falta de autoestima.
Las consecuencias para la vida adulta no son para nada esperanzadoras pues el supuesto adulto trata de conducirse como tal pero a nivel inconsciente es un niño que adolece de poder pensar la vida mas allá de lo que siente y experimenta a nivel inconsciente.
Este estancamiento por así decirlo de la personalidad genera una inmadurez que se puede prolongar por toda la vida, sin saber la persona que nunca dejó de ser un infantil sujeto sujetado a una infancia donde se quedó anclado a ciertas emociones y afectos.
El psicoanálisis es una ingeniería de palabras que puede analizar dicha estructura infantil en la cual la persona se ha quedado anclada y producir una nueva base sobre pensamientos actuales, no sin antes haber modificado la estructura antigua. Sobre la base nueva, la persona deja de experimentar miedos, inseguridad o falta de autoestima, ya que reconstruimos la personalidad mediante un nuevo proceso de identificación, esta vez mas maduro y seguro. Es algo complicado de entender pero eficaz y resolutivo si lo es.
domingo, 25 de agosto de 2019
PSICOLOGIA DEL MALTRATO (2)
El primer maltrato surge de la ambivalencia infantil que se produce en el desarrollo de la estructura edípica. Negar la existencia de dicha estructura es caer en el abismo oscuro de la falta de entendimiento del origen de la agresividad primigenia en el niño y en la niña. La estructura edípica (madre-niño-padre) es una estructura a tres y es necesario que se constituya para que se funde en el niño lo humano. La primera relación es con la madre. Eje fundamental sobre el cual se sustenta el desarrollo psicosexual y emocional del niño y de la niña. Es una relación imborrable cuya huella perdura para siempre a nivel inconsciente y así mismo es fuente de identificación y constitución de nuestro “yo”. La madre perdura en nosotros como gesto, como celos, como palabra, como imagen, como amor, como odio y como deseo.
El concepto de posesión tiene su génesis en dicha relación. De hecho, la aparición de hermanos, la puesta en acto de la figura del padre, frente al niño, inaugura el sentimiento de los celos, basado en la percepción de sentirse abandonado, eje fulgurante del desarrollo de la agresividad y del odio. El niño, odia todo aquello externo a él que altera su bienestar. Egoísmo constitutivo que debe ser regulado a través de la privación. La demanda del niño es absoluta, igual que la del adulto en pareja. El niño no tiene límites en su demandar y todo en él es “yocracia o yoísmo” No le importan los otros y solo tiene interés por sí mismo, por su propio bienestar, por su propio disfrute. En el desarrollo de la ambivalencia afectiva, el ser humano desarrolla primero el odio sobre la base de los celos. Ante la pérdida de la situación de privilegio narcisista o egoísta que tiene con la madre, se inaugura en él, el sentimiento de odio y agresividad contra todo aquello externo a él que le hizo perder su situación de privilegio. Podemos decir que una madre, un padre que no regulan o no saben regular las demanda de su hijo, la falta del “NO”, los límites, el castigo, la puntuación, dejan abierto el recuerdo histórico de una primera experiencia de displacer mal regulada.
Dentro de la psicología del maltrato, observamos una estructura madre hijo que guarda relación íntima con la frustración, la privación y la agresividad provocada por los celos.
En el maltrato, hay una secuencia de continuidad y una falta de límites. Ante el desarrollo de posesión provocado por los celos, ya surge la tendencia agresiva y el odio provocado por el recuerdo imaginario de la estructura edipica. Ella o él siente celos de terceros. El desencadenamiento de dicho sentimiento, inaugura la primera manifestación agresiva ante la cual el celado es maltratado o agredido y lejos de poner límites a la situación, trata de evitar situaciones celosas, la mayoría imaginarias, para calmar al celoso. Este común error, hace creer al maltratador que el maltratado es de su posesión. De ahí, se recuerda inconscientemente el sentimiento de posesión que el niño egoísta tuvo hacia la figura materna y la ambivalencia amor odio que sintió hacia ella cuando descubrió que no era por entero de su propiedad. En el maltrato se repite lo que no se recuerda o lo que quedó como huella de recuerdo. El maltrato es la puesta en escena de una vivencia infantil no olvidada y deficientemente elaborada. El maltratador llega al asesinato como medio de calmar los celos pues no tolera que pueda ser abandonado u otro le quite su lugar frente a la persona que cree de su posesión. Mata, asesina por creer que tiene posesión sobre la persona que cela. Decimos que llegados a este punto, los celos han evolucionado de ser celos normales a ser celos paranoides, patológicos. La falta de intervención sobre una actitud agresiva inicial de unos celos normales es la base sobre la que se desarrollan unos celos paranoides patológicos que llevan a agresividad máxima que es la destrucción del otro (continuará)
lunes, 19 de agosto de 2019
¿Se puede modificar la manera de pensar? Aproximación a un estudio de inteligencia lingüística.
Nuestra psiquis es una estructura de lenguaje, es decir, una suma, una inter interrelación de cadenas de significantes (palabras) cuyos significados están determinados desde lo real, lo simbólico y lo imaginario. Ejemplo. “Yo tengo una familia”. La frase condensa una estructura psíquica: padre, madre, hermanos, tios, abuelos. Simbólicamente puede representar para mi la estabilidad, para otras personas la inestabilidad. Imaginariamente condensa la ambivalencia de las emociones. “Yo tengo una familia. Mi madre me quiso menos que a mi hermano. Siempre quise a mi padre. Mis hermanos me odiaban”, etc. En lo real inconsciente: el termino familia condensa el amor, el deseo, los instintos y la la ideología.
Estamos hechos de frases, y las frases determinan nuestra manera de pensar, sentir y por lo tanto nuestra manera de vivir. Las combinaciones de palabras, que determinan las frases y las frases en su conjunto determinan conceptos que mayormente son ideológicos, es decir, la ideología viene desde lo social y desde lo familiar. Lo ideológico es cómo fueron, son y deben ser las cosas. Lo ideológico es un modelo de vida que viene asignado desde el exterior. Por lo tanto, determina nuestra manera de pensar, vivir, sentir. Es por así decirlo, el modo en que estamos programados y cómo esta programada la vida para todos. No solemos desarrollar pensamiento propios y pocas veces articulamos frases nuevas que nos sorprendan y que nos hagan vivir de manera distinta porque la ideología estructura el modo de vivir y supone un ahorro de energía, es decir, vivir como está diseñado por la ideología es dejarse llevar, simplemente. Podemos decir que las vidas ya están determinada a ser lo que la ideología ha designado en cada persona y difícilmente no se puede modificar la ideología, sin un gran trabajo previo, porque en sí misma es lo que conforma la personalidad. Sin embargo, ya que estamos hechos por una construcción de cadenas de significantes, se pueden asignar otros significados a las palabras si logramos sumar nuevas cadenas de significados. Por ejemplo, en el entendimiento de una ambivalencia afectiva, un afecto puede significar lo contrario.
“Me trataron mal”. Esta frase, mantenida en el tiempo, puede cumplir la satisfacción de un deseo inconsciente: se tratado mal. Satisfacer una tendencia masoquista. Si la persona es capaz de reconocer que tras una frase, subyace un deseo o una emoción que la sustenta, puede añadir a ese significado otro significado. Sería como añadir un nuevo plugin al software (un programa pequeño que permite otras funciones, otras utilidades). Lo que suponía un pensamiento, tras su entendimiento, pasa a ser otro pero con características y efectos distintos sobre el modo de pensar del sujeto. Algo nuevo se construyó. No hizo falta borrar lo anterior, simplemente se duplicó la posibilidad de ser. El sujeto ahora dispone de dos modos de pensar, dos modos diferentes de reconocer la misma realidad. Una determinada por su propia ideología, otra determinada por un pensamiento que ha sido capaz de producir él a través de un trabajo (en este caso con la metodología psicoanalítica). La importancia de lo afectivo va ligado a una energía que la supone como emoción. La expresión de una emoción, es sinónimo de su descarga y para ello, necesita ir ligada a palabras, frases, significantes. Una misma frase, según la emoción con la que la expresemos, significa para el receptor y el emisor significaciones diferentes. Haciendo el trabajo de identificar las cadenas de palabras, sentimientos, afectos, deseos a los que estamos determinados, conforman el carácter y no sólo el carácter sino la manera de vivir. (CONTINUARÁ)
miércoles, 7 de agosto de 2019
domingo, 4 de agosto de 2019
PSICOLOGÍA DEL MALTRATO
El acto final del maltrato, el golpe, la palabra agresora es el resultado de lo que en psicoanálisis denominamos construcción. Un maltrato, así como una separación, un divorcio, una vida feliz, también es una construcción de nosotros mismos.
El maltrato tiene un comienzo, un desarrollo y un final. No comienza nunca por el final, es decir, una suma de acontecimientos desde un inicio, pasando por un desarrollo, termina produciéndose el maltrato final.
Hombres y mujeres, mujeres y hombres que padecen trastornos en la personalidad, terminan construyendo el maltrato por diferentes causas inconscientes.
¿Quiere decir que toda pareja que acaba en maltrato padece de algún tipo de trastorno o algún tipo de neurosis? La respuesta es afirmativa. Se van cediendo en las palabras y se termina cediendo en los actos.
El maltrato tiene un claro origen en el llamado sentimiento de posesión del otro. Con asidua frecuencia, observamos en las parejas que ejercen el maltrato, que tiene una marcada tendencia al aislamiento y a la soledad. La causa mayormente suelen ser las conductas celosas en el hombre o en la mujer. Pero lo interesante es ver cómo ante el ejercicio de los celos, las parejas se aíslan para evitar la aparición de los mismos. Grave error, porque en vez de acudir a un especialista para tratar los celos, el aislamiento es la confirmación y así mismo un pacto de silencio sobre el llamado sentimiento de posesión. Una mujer que abandona sus relaciones para que su pareja no experimente celos, es colaboradora de la neurosis del hombre. Así mismo, todo hombre que ante los celos de una mujer, se aísla del mundo para ella no sienta celos, están colaborando a que ella siga siendo celosa pero en silencio. Este hecho, ya es el comienzo de hacer sentir al otro que es de su propiedad. El hecho de aislarse de los otros, hace que la pareja ejerza el derecho de propiedad sobre el otro.
Los celos, si no se tratan, no desaparecen y cuanto más se reprimen, mas afloran a la conciencia.
Pasemos ahora del aislamiento al primer gesto agresivo. Una discusión, un insulto, un empujón y un primer golpe. Arrepentimientos, perdón y promesas de no volver a suceder, pero sucede. Ocurre que ahora, la violencia se acrecentó, los insultos fueron mayores y quizás el golpe fue mayor. En esta fase, donde ya se comienza a desarrollar un acto de violencia, ¿porqué no se detiene? ¿Porque él o ella no corta, interrumpe, o busca ayuda? La respuesta posiblemente es que no lo necesitan y ellos pueden resolver su crisis o bien uno quiere hacer terapia pero el otro no quiere. ¿Por qué entonces, antes una situación donde uno de los dos se resiste a solucionarlo, la pareja continua? Aquí ya, se ha desarrollado una pareja con componentes sádicos y masoquistas. Uno agrede, el otro acepta. ¿Hasta cuando? Hasta un límite de tolerancia, porque una pareja, cuando pasa por un juzgado o por la consulta de un especialista, ya tienen un historial de haber construido en el tiempo una situación de maltratos. Tanto de él hacia ella como de ella hacia él. Siempre es algo mutuo y de no serlo, el que cede ante el insulto o ante la agresión, cede por algún motivo inconsciente que debe ser analizado. Las respuestas son variadas: porque le quiero, porque no quiero separarme, porque me da miedo. Pero ¿y si detrás de todas estas respuestas hubieran sentimientos inconscientes de culpabilidad, de arrepentimiento, debido a conflictos morales que lleva a construir dentro de la pareja un verdugo y una victima?
No es fácil admitir que es uno mismo, quien con el silencio, con la cesión, con la permisión contribuye a la creación de un maltrato. Lo cierto es que ciertos complejos psicológicos inconscientes, determinan nuestros actos y para agredir, siempre tiene que haber alguien que se deja y bien para dejarse agredir, siempre hay que tener a la otra parte que agreda. La psicología del maltrato, nos muestra que tanto los maltratadores, como los maltratados, padecen de una inmadurez sexual y emocional que determina la construcción y desarrollo del maltrato (continuará)
domingo, 21 de julio de 2019
¿ES MEJOR VIVIR EN LA IGNORANCIA?
Numerosas personas, frente a la existencia de problemas o dificultades en su vida, prefieren no saber el origen o la causa de los mismos. Justifican su respuesta que es mejor no saber o vivir en la ignorancia, llegando a decir que se es mas feliz sabiendo menos.
Sin embargo, la amargura, el malestar, la tristeza, la baja autoestima y un sinfín de numerosos trastornos de la personalidad son debidos a que las personas desconocen que las causas productoras de sus dificultades o problemas, se han originado en su interior, debido a un conflicto entre la parte consciente e inconsciente de su personalidad.
Dicho desconocimiento es lo que hace que nuestro YO se desestabilice, volviendo a su equilibrio cuando la naturaleza de las dificultades, quedan esclarecidas.
Lo interesante es que vivimos en 2019 y todavía las personas desconocen el funcionamiento de su propia mente, no saben comprender sus contradicciones, enferman mentalmente por la falta del manejo de sus procesos psíquicos y aún los “supuestos” especialistas de la salud, llegan a ser también unos desconocedores de su propia estructura mental. Ciegos tratando de guiar a otros ciegos.
Un sistema que se desmorona por la existencia cada vez mayor de problemas mentales, no es un sistema muy productivo.
Nos preguntamos que hasta donde va a ser capaz de aguantar un sistema donde las personas ( lo estamos comprobando en la nueva generación de veinteañeros ) cada día se desestabilizan antes y con mayor facilidad.
Seguimos pensando que es una cuestión orgánica que se va a curar con medicación y que nuestro YO va a saber reordenarse sin conocer el funcionamiento de aquello con lo cual entra en contradicción y lo desestabiliza?
Evidentemente no va a ser así. La negación de la existencia de un conflicto permanente entre las dos partes de la personalidad (consciente e inconsciente) sigue siendo actualmente la causa por la cual las personas se desestabilizan con mayor rapidez. O aceptamos que desconocemos el funcionamiento de nuestro psiquismo o seremos víctimas de dicho desconocimiento.
La personalidad, con los cambios externos, familiares y vitales tiende a desordenarse y a desestabilizarse. Toda persona con el paso de los años tiene cuestiones que se le van quedando enraizadas y no logran desprenderse de las mismas, haciendo que pierdan poco a poco una energía vital que le van volviendo cada vez más débil e inútiles.
Quizás, poderes externos mas grandes a nosotros mismos evitan un sistema social mas sano para que perdure la enfermedad como mecanismo de regulación de la vida.
A pesar del desconocimiento, las personas viven infelices, inconformes, angustiadas y tratando de encontrar sentido a lo que con el paso de los años se va perdiendo: el sentido de la vida
martes, 9 de abril de 2019
PARA QUÉ SIRVE EL MIEDO
Puede sonar llamativo, sin embargo, las emociones, los sentimientos tienen la mayoría de las veces un sentido, una dirección, un objetivo. Todo lo que acontece en el aparato psíquico es producto de algo y por algo y el miedo, es una de las emociones humanas que nos acompaña durante toda nuestra existencia.
Si tuviéramos que clasificar el miedo, lo pondríamos dentro de dos categorías. Una de ellas, es el miedo real, es decir, ante una situación de riesgo, ante un peligro, sentimos miedo real, temor a perder la vida. Y la otra categoría es el miedo “neurótico”, es decir, no hay peligro real, nada que ponga en riesgo nuestra vida y sin embargo sentimos miedo.
Vamos a centrarnos en este tipo de miedo. Prácticamente la totalidad de los miedos son neuróticos. ¿Y qué quiere decir miedo neurótico? Es un miedo producto efecto de una reacción a una situación fantaseada o imaginada. Por ejemplo, un familiar querido se enferma y la persona comienza a fantasear que va a tener algo malo, se va a morir y comienza a sentir miedo. O ante un viaje, uno piensa que va a ocurrir un accidente y empieza a sentir miedo.
Como podemos observar, la gran mayoría de las fantasías que tiene el ser humano con respecto a las cosas, es de carácter negativo. ¿Llamativo verdad? Que el ser humano tenga mas facilidad para fantasear con lo malo que con lo bueno. Esto tiene una explicación psicológica, de la cual hablaremos en concreto en otro artículo. Lo interesante es darse cuenta que el miedo neurótico es una reacción emocional ante algo que no ha sucedido pero la persona piensa ¿y si sucede? Este “y si” tan frecuente en los seres humanos es lo que dictamina la producción de la reacción emocional del miedo. Por lo tanto es un miedo imaginario ante algo que no existe pero ¿“y si sucede”? Luego cuando las situaciones finalizan el miedo desaparece pero hemos vivido bajo el fantasma del miedo, de vivir algo como real cuando era más una fantasía que un hecho real.
El imaginario o la capacidad de imaginar es una cualidad humana con la que debemos lidiar, pues fantasear es algo que nos sucede inconscientemente sin que nos demos cuenta. Ante cualquier hecho que no comprendemos, que nos sucede, que no tenemos respuesta, la tendencia humana es a respondernos a nosotros mismos a través de la fantasía. Es decir, ante algo que no sabemos como va a evolucionar, nos imaginamos una respuesta. No siempre la respuesta es positiva, pues muchas personas tienen un carácter negativo, pesimista, depresivo que es lo que les hace fantasear de manera negativa. Por lo tanto, todo miedo irreal, neurótico, tiene que ver con la naturaleza depresiva o negativa de la persona. Merece la pena reflexionarlo.
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domingo, 24 de marzo de 2019
domingo, 17 de marzo de 2019
¿POR QUÉ LOS ADULTOS TIENEN SEXUALIDAD INFANTIL?
En primer lugar, definir que la sexualidad no es el sexo. El sexo, lo genital forma parte de la sexualidad pero no es exclusivamente la sexualidad.
La familia es el primer modelo de sociedad. El padre representa a los hombres, la madre a las mujeres y los hermanos a los amigos y compañeros.
El psicoanálisis define la sexualidad como el modo de relacionarnos con el mundo, con los otros, desde el punto de vista sentimental y afectivo. En lo laboral, personal, familiar es donde se despliega y se manifiesta nuestra sexualidad.
Cuando tenemos problemas para relacionarnos con los OTROS, decimos que tenemos problemas sexuales, es decir, emociones, sentimientos puestos en juego que nos dificultan todas nuestras relaciones.
Entendemos por sexualidad infantil, cuando nos relacionamos (de manera inconsciente) con las personas como nos relacionamos con nuestros modelos familiares, es decir, padres, hermanos, tíos, primos y abuelos.
Nuestros padres nos trasmiten su sexualidad, es decir, copiamos su modelo de relacionarse y nos identificamos a su personalidad, pareciéndonos a ellos. De los padres heredamos sus miedos, inseguridades, fortalezas, su manera de amar, de odiar.
Cuando los padres no nos enseñan a querer, no sabremos querer cuando salgamos al mundo. Si solo nos enseñan a odiar, odiaremos, es decir, reproducimos la sexualidad de los padres, su ideología.
El psicoanálisis nos demuestra que la familia son los primeros objetos de amor y de deseo. Habiendo fijaciones hacia ellos que nos dificultan de adulto las relaciones con los otros.
¿CÓMO PODEMOS SABER SI TENEMOS una fijación sexual u amorosa a nuestros padres y hermanos? En cualquier dificultad emocional se puede apreciar. Por ejemplo, cuando no logramos querer a nadie o no dejamos que nos quieran, es porque nuestro amor está fijado a una o varias personas de mi familia.
Cuando tenemos dificultades en las relaciones sexuales, que no funcionan o simplemente que las rechazamos es porque inconscientemente nuestro deseo sexual puede estar fijado a personas de nuestra familia y no lo sabemos.
Podemos decir que toda inmadurez que mostramos en cualquier área de nuestra vida, son indicadores de una sexualidad infantil que no ha logrado madurar.
Las peleas, los celos, los sometimientos amorosos, el dolor, la violencia, la envidia, etc, son manifestaciones desplazadas de sentimientos antiguos que hemos vivido con la familia, siendo así que de adultos, los desplazamos a personas o situaciones que de manera inconsciente me recuerdan a algo familiar conocido. Si no hemos madurado, nuestra sexualidad será infantil, nuestro trabajo infantil, nuestro amores infantiles, nuestro sexo infantil. Madurar es distinguir, es apreciar la diferencia con los otros, hechos sumamente difícil porque justamente nos acercamos a los otros si hallamos rasgos conocidos familiares en ellos. De ahí lo fácil que es confundir de manera inconsciente a una persona de la calle con algo familiar conocido y tratarlo familiarmente.
domingo, 3 de marzo de 2019
EL COMPONENTE PSICOLÓGICO DEL DINERO
El dinero, tiene un componente de futuro, de manera que si no se tiene un destino, una idea de para qué una persona quiere ganar más, difícilmente lo hará pues nuestro principio de placer nos frenará con toda su potencia a la hora de llevar a cabo un esfuerzo “anti funcional” para dicho principio si no hay algo por lo cual se lleva a cabo dicho trabajo.
La norma general es trabajar para el principio del placer económico. La suma de dinero que nos cuesta la vida es lo que nos lleva a producirlo. Estamos hablando de un nivel medio de producción de dinero.
Las comparativas morales también influyen en su producción. Separaciones, celos entre hermanos, hostilidad y agresividad a compartir, suma una serie de obstáculos emocionales que dictaminados por nuestro principio del placer, detienen nuestro trabajo hasta el límite que consideramos justo y adecuado. Nadie trabajar ante situaciones que uno considera injustas o morales. Mujeres y hombres que tras separarse les une sentimientos hostiles que hacen del uso del dinero un arma para agredirse. Hombres y mujeres que por no despertar celos o envidias familiares, no producen mas de lo que podrían producir, para no sentir culpa moral.
Se puede considerar hasta “una enfermedad mental” la incapacidad para producir dinero dentro del sistema capitalista. Trastornos en la personalidad, generalmente emocionales, “secuestran” la energía psíquica al sujeto y queda debilitado para afrontar situaciones de la realidad donde se pone en juego la competencia, la inteligencia y la capacidad de trabajo a la hora de generar y producir dinero.
Así mismo, podemos ver que a parte de ciertas emociones mentales, el dinero perturba al sujeto. Le hace ser avaricioso, tirano, sádico, egoísta aún creyendo que uno no puede serlo. Vemos que el dinero corrompe y es capaz de desviar conciencias morales hacia una inmoralidad que el uso del dinero produce.
También tenemos la versión contraria, el dinero permite construir otras realidades sociales donde la generosidad, el altruismo y la bondad acompañan al uso del dinero.
Vemos que el dinero produce satisfacciones emocionales, de amor, odio, sadismo, masoquismo, narcisismo o egoísmo, etc.. y no se puede desligar su producción y su uso de una categoría emocional. De ahí lo necesario de analizar los aspectos emocionales que la producción del dinero induce al sujeto a sentir porque de manera inconsciente, una persona, un equipo, una empresa puede detener la producción de dinero para no tener que enfrentarse a la aparición de ciertas manifestaciones emocionales que de un modo u otro, perturbarían a nuestro yo.
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domingo, 24 de febrero de 2019
NUESTRA MENTE REGULA LA POBREZA Y LA RIQUEZA
El dinero tiene un componente psíquico, es decir, su producción está determinada desde complejas constelaciones psicológicas.
Cuando describimos el aparato psíquico – estructura de nuestra mente- comprobamos que su funcionamiento tiene un componente económico. Entendemos como economía psíquica el balance de energía dentro de nuestra psiquis, la cual es un sistema que regula la energía existente entre las tres partes que lo forman: la consciencia, el inconsciente y el preconsciente.
La conciencia sólo es un órgano perceptual de lo externo y lo interno. El inconsciente es el motor pulsional que genera la energía en estado bruto y debe ser “refinada” por nuestro preconsciente para que pueda usarse a nivel de la conciencia, que es quien dispone dicha energía para llevar a cabo las cosas que queremos realizar. Sería como el petróleo bruto que se encuentra en el inconsciente y debe ser refinado a gasolina para que nuestra conciencia se mueva y distribuya la energía en todos y cada uno de los procesos que durante el día debe llevar a cabo.
Sin embargo, la cosa no es tan fácil porque dicha energía está regulada a su vez por el llamado “principio de placer” término desarrollado por el Dr. Sigmund Freud en 1919-1920 y acuña ya cien años y los modernos ahora lo llaman “zona de confort”.
Entendemos por principio del placer un sistema regulador de la energía psíquica de manera que tiende a que nuestro aparato psíquico se halle en un mínimo nivel, de manera que todo aquello que tiende a elevar dicha energía se considera anti funcional, es decir, estresante para nuestra psíquis, pues las subidas de tensiones emocionales (problemas, dificultades, exigencias de la realidad, exigencias internas…) desequilibran a nuestro “yo”. Dicho principio de placer tiende por lo tanto a que la energía dentro de la psiquis se halle dentro de unos niveles adecuados para nuestro equilibrio y todo aquello que eleve dicha energía lo viviremos como anti funcional, antieconómico porque produce malestar y perturbación en la conciencia.
Quiero decir que nuestra tendencia siempre es a buscar el equilibrio dentro del sistema psíquico, por lo tanto, cuando algo nos estresa, nos provoca malestar, tendemos a buscar la solución para restablecer el equilibrio energético dentro de nuestra psiquis.
La falta de dinero, por ejemplo, se considera anti funcional para la psiquis porque provoca un estado de tensión emocional para el sistema, ya que desequilibra a nuestro “yo”. Este desequilibrio, activa al sistema de lograr el equilibrio y supondría la adquisición o logro del mismo para dejar de sentir dicha tensión emocional.
Si las cosas fueran así de simple, nuestra psicología del dinero no sería tan complicada, pues el sistema del placer/displacer, malestar/bienestar está regulado por la parte preconsciente, también denominada censura y moral y por otra instancia que denominamos “super yo”, conciencia moral o juez interior. Desde esta instancia también se regula la tensión económica del principio del placer. (continuará)
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