domingo, 22 de diciembre de 2019

AVANCES EN EL CONOCIMIENTO Y TRATAMIENTO DE LA DEPRESION

Toda depresión tiene un comienzo, un desarrollo y una aparición. Sentirse triste es normal pero el sentimiento de tristeza, cuando se alarga en el tiempo, comienza a haber una pérdida de interés por hábitos que antes nos ilusionaban, apatía, melancolía por cosas pasadas, sentimiento catastrofista con respecto al futuro, llanto, cansancio, alteración de sueño, inquietud, malestar general sin saber las causas exactas, son síntomas de depresión. Su aparición, así como el efecto extraño de no poder controlar dicho estado anímico junto a una dificultad para abordar el día a día, hacen pensar que algo se instaló en la mente, en el psiquismo que ha determinado nuestra forma de actuar con diferencia a lo que anteriormente éramos o pensábamos. 
Según los estudios que llevo realizando desde hace mas de veinte años, he comprobado tanto en adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos que todos pasaron por un momento de sus vidas, donde aconteció una pérdida. Las pérdidas para el ser humano pueden ser varias, desde perder a un ser querido, una amistad, una pareja, un trabajo, un país, una etapa de la vida, etc, y dejan un vacío emocional que la persona no siempre lograr compensar con otras ganancias. Hay situaciones de pérdidas que son irreparables (como la muerte de los padres, de un hijo tempranamente, de un hermano por enfermedad …) y el vacío emocional deja una huella, una tristeza crónica donde la persona no sólo descubre la muerte, sino que puede visualizar su futura muerte. De manera que hay algo en el depresivo que no solamente llora por la perdida de lo querido, sino que llora por lo que mas quiere: así mismo. Las pérdidas que vamos teniendo a lo largo de la vida, nos van anunciando la gran pérdida que somos nosotros mismos, siendo así que la persona depresiva abandona en cierto modo el deseo de vivir porque sabe que va a morir. El psicoanálisis de Freud, nos dice que el aparato psíquico está conformado a través de complejos mecanismo de defensa para negar nuestra mortalidad, siendo así que la percepción de muerte siempre es ajena a uno mismo. Vemos la muerte como algo ajeno, es decir, se mueren los otros pero no yo. Hasta que las circunstancias vitales de la vida, nos traen pérdida cercanas y justo ahí es donde esa pérdida nos “toca el alma” Estamos en el mismo camino que otros y tarde o temprano, nos llegará. En el trastorno depresivo, hay una alteración química cerebral como consecuencia de la descompensación que nuestro psiquismo ha provocado sobre lo orgánico. Sabemos que las emociones son capaces de interactuar sobre el sistema cardiorespiratorio (taquicardias, agitación respiratoria ) digestivo (diarreas, estreñimiento ) genito urinario (impotencia, falta de orgasmo ) y también neurológico.
Debemos prestar atención y reponer los valores químicos a sus valores normales (uso de medicación temporalmente cuando el trastorno es severo) y mediante la técnica psicoanalítica, analizar la perdida de deseo junto a la pérdida o pérdidas que la persona no ha logrado elaborar. Ante los primeros síntomas depresivos, se recomienda comenzar con un psicoanálisis de la pérdida acontecida para la persona. Normalmente las personas dicen ser fuertes para superarlo, sin embargo, el ser humano es triste por naturaleza y algo del final se le anuncia con frecuencia en la vida. De eso se trataría la terapia de la depresión con psicoanálisis, enseñarle a vivir aun sabiendo que va a morir. 
            

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