¿Qué es el pasado? Una estructura de lenguaje organizada como huella de recuerdo, que se alimenta de la energía que proviene de las emociones. Dicha energía proviene así mismo de otras estructuras de lenguaje y activan por desplazamiento las estructuras del pasado pero realmente el pasado no existe pues cada vez que lo evocamos, los presentificamos, es decir, lo hacemos presente por lo tanto, el pasado es una huella de recuerdo que sólo existe como palabra cuando se lo hace consciente en tiempo real, es decir, presente.
¿Es importante el pasado como estructura? No es importante ya que lo que del pasado una persona evoca o recuerda es algo que le hizo impronta, huella en la memoria. Lo interesante y complejo a su vez, es cómo en torno a ese nódulo de impresiones auditivas y visuales que impactan la memoria, la persona organiza nuevas fuentes de estructuras de palabra, estableciendo una cadena de conexiones que determinar no solo el comportamiento, sino que regula o sirve para canalizar ciertas emociones.
Si el pasado se presentifica en tiempo presente, podemos por lo tanto modificarlo, ya que la persona recuerda en tiempo presente, de manera que, una inclusión de una nueva frase en su estructura de palabras organizadas como lo que definimos “su pasado” puede modificarse por un nuevo entendimiento del mismo. Esto permite generar un nuevo pasado gracias a una nueva inclusión de una nueva estructura de palabra que le da otro sentido al pasado
Cadena de palabras, frases del pasado. (-----------------) están conectadas a múltiples cadenas que organizan una continuidad al pensamiento sobre el pasado.
Si ahora incluimos dentro de la estructura una nueva formación de palabras (---“….”--), logramos hacer cortocircuito con las restantes cadenas, bloqueando conexiones de palabras que desencadenan entre otras cosas las emociones. Por lo tanto, la secuencia del pasado ya no es la misma, pasa a ser otra.
Este tipo de inteligencia o ingeniera lingústica es la que puede llevar a cabo trabajando el campo de fuerzas que origina lo psíquico, pues una de las características de la personalidad es que no es estable, es decir, es inestable, dinámica y permite modificaciones. Decimos que cuando la personalidad está muy estructurada, puede llegar a ser un síntoma, una enfermedad, ya que la personalidad es algo dinámico, sujeto a las variaciones económicas de energía que constantemente están fluyendo a nuestra conciencia y es la causa de lo que desequilibra a la estructura del “YO”.
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