En primer lugar, definir que la sexualidad no es el sexo. El sexo, lo genital forma parte de la sexualidad pero no es exclusivamente la sexualidad.
La familia es el primer modelo de sociedad. El padre representa a los hombres, la madre a las mujeres y los hermanos a los amigos y compañeros.
El psicoanálisis define la sexualidad como el modo de relacionarnos con el mundo, con los otros, desde el punto de vista sentimental y afectivo. En lo laboral, personal, familiar es donde se despliega y se manifiesta nuestra sexualidad.
Cuando tenemos problemas para relacionarnos con los OTROS, decimos que tenemos problemas sexuales, es decir, emociones, sentimientos puestos en juego que nos dificultan todas nuestras relaciones.
Entendemos por sexualidad infantil, cuando nos relacionamos (de manera inconsciente) con las personas como nos relacionamos con nuestros modelos familiares, es decir, padres, hermanos, tíos, primos y abuelos.
Nuestros padres nos trasmiten su sexualidad, es decir, copiamos su modelo de relacionarse y nos identificamos a su personalidad, pareciéndonos a ellos. De los padres heredamos sus miedos, inseguridades, fortalezas, su manera de amar, de odiar.
Cuando los padres no nos enseñan a querer, no sabremos querer cuando salgamos al mundo. Si solo nos enseñan a odiar, odiaremos, es decir, reproducimos la sexualidad de los padres, su ideología.
El psicoanálisis nos demuestra que la familia son los primeros objetos de amor y de deseo. Habiendo fijaciones hacia ellos que nos dificultan de adulto las relaciones con los otros.
¿CÓMO PODEMOS SABER SI TENEMOS una fijación sexual u amorosa a nuestros padres y hermanos? En cualquier dificultad emocional se puede apreciar. Por ejemplo, cuando no logramos querer a nadie o no dejamos que nos quieran, es porque nuestro amor está fijado a una o varias personas de mi familia.
Cuando tenemos dificultades en las relaciones sexuales, que no funcionan o simplemente que las rechazamos es porque inconscientemente nuestro deseo sexual puede estar fijado a personas de nuestra familia y no lo sabemos.
Podemos decir que toda inmadurez que mostramos en cualquier área de nuestra vida, son indicadores de una sexualidad infantil que no ha logrado madurar.
Las peleas, los celos, los sometimientos amorosos, el dolor, la violencia, la envidia, etc, son manifestaciones desplazadas de sentimientos antiguos que hemos vivido con la familia, siendo así que de adultos, los desplazamos a personas o situaciones que de manera inconsciente me recuerdan a algo familiar conocido. Si no hemos madurado, nuestra sexualidad será infantil, nuestro trabajo infantil, nuestro amores infantiles, nuestro sexo infantil. Madurar es distinguir, es apreciar la diferencia con los otros, hechos sumamente difícil porque justamente nos acercamos a los otros si hallamos rasgos conocidos familiares en ellos. De ahí lo fácil que es confundir de manera inconsciente a una persona de la calle con algo familiar conocido y tratarlo familiarmente.
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