domingo, 28 de septiembre de 2014

LA TERAPIA PSICOANALÍTICA


La terapia psicoanalítica, nos dice Freud, fue creada para personas y enfermos prolongadamente incapacitados para la vida. Es una terapia que se ha ido perfeccionando en su tratamiento y su mayor triunfo es devolver a un número muy grandes de personas con problemas su plena capacidad para la vida. Ante estos resultados, todo esfuerzo por psicoanalizarse ha de aparecer pequeño. No es efectiva en aquellas personas cuyo carácter o voluntad es la de no querer curarse o resolver sus problemas. Se necesita también la condición de que la persona sea susceptible de dejarse educar, pues muchos de los aspectos por los cuales la neurosis acontece, es debido a fallas o fisuras en los procesos educativos del sujeto. El psicoanálisis, hace una auténtica “radiografía” de la personalidad, reparando o reconstituyendo anomalías o carencias educativas que le suponen un problema a la persona. La edad no es un problema ni una dificultad para comenzar un psicoanálisis, debido a que la parte  inconsciente de nuestra personalidad es atemporal, lo cual quiere decir, que una persona que padece un problema o dificultad mental suele estar detenida en un fragmento de su vida que a veces no logra recordar, repitiendo algo que no sabe que repite o bien sabiendo lo que le sucede, no puede sustraerse o desligarse de un pensamiento, una idea, una vivencia o un recuerdo. Este carácter atemporal del síntoma o problema permite que una persona de cualquier edad sea candidata perfecta a psicoanalizarse. Con respecto a la duración de la terapia psicoanalítica, no se puede concretar un tiempo. Cierto es que hay personas que resuelven puntualmente una dificultado o problema en un espacio breve de tiempo y otras necesitan desde uno dos o mas años para recuperar la capacidad para vivir. Si tenemos en cuenta que dos, tres o cuatro años, no sería tiempo si la persona una vez recuperada tiene todo el tiempo de su vida para disfrutarla. El valor y la rapidez en resolver las cuestiones por las cuales se acude a un psicoanálisis crece dependiendo del valor de la persona por resolver su problema. A veces, escuchamos que acudir a una terapia psicoanalítica, produce malestar o empeoramiento. Esto no es así, pues la persona desde el momento que va siendo consciente del origen de sus problemas, siente un alivio y la presión de sus preocupaciones disminuye. Tampoco no hay nada que digamos al paciente que él mismo no reconozca. Podemos decir que por la existencia de los mecanismos morales de censura, la persona no logra entender la causa u origen de lo que le sucede. Cuando la terapia psicoanalítica levanta dicha censura o moral, la propia persona termina por aceptar aquello que la terapia psicoanalítica ha descubierto. “Esto mismo ya lo sabia pero no lo quería aceptar”. La terapia psicoanalítica, se funda o se basa en el conocimiento de las naturaleza inconscientes de ciertos procesos del estado de ánimo y que son la causa de los síntomas patológicos (obsesiones, depresió, manias, fobias, ansiedaed, etc…). La conciencia no alcanza mas allá que lo que observa o le viene tanto del exterior o del interior. Siendo así que la mayoría de los pensamientos, ideas, sensaciones que proceden del interior, la persona no logra comprender su procedencia ni el sentido de las mismas. Siendo así que conocer lo inconsciente, no solo no perjudica, sino que alivia. Dominamos nuestros impulsos, cuando hacemos actuar sobre ellos, las funciones mas altas de la conciencia. (continuará)

domingo, 21 de septiembre de 2014

¿POR QUÉ RIVALIZAN LAS PAREJAS?

La rivalidad dentro de la pareja debe analizarse desde  la envidia hacia el otro. Un hombre, una mujer-  roles que muy pocas parejas heterosexuales y homosexuales lograr establecer- se complementan. Cuando hay rivalidad, debemos fijarnos con detalle en los roles adquiridos y podemos ver  que lejos de haber diferencias entre ellos, lo que no se tolera son las diferencias. En la vida animal, son las hembras entre ellas y los machos quienes rivalizan. Llevado a la especie humana, cuando es el hombre el que rivaliza con la mujer, de manera certera podemos afirmar que lejos de ser hombre y mujer, son dos mujeres rivalizando. Lo cual nos lleva a decir que todo hombre que rivaliza con una mujer, es mas mujer que hombre. Lo mismo se puede aplicar a la mujer. Una mujer que rivaliza con un hombre es porque tiene mas deseos de ser otro hombre que mujer. Y de esto es la envidia. En el hombre nos encontramos que la rivalidad hacia la mujer siempre es envidia femenina y la mujer hacia el hombre, cuando de rivalidad se trata, se haya en posición de envidia masculina. Cada uno quiere ser el otro pero nunca ser uno mismo. La rivalidad puede ser en el orden económico y/o sexual. La rivalidad dentro de la pareja es síntoma de una inmadurez sexual, tanto del hombre como de la mujer. Este tipo de parejas suelen tener un desarrollo sexual bastante precario e inmaduro, en el sentido que su desarrollo psico emocional se ha quedado detenido en etapa tempranas de la infancia, donde los lazos sexuales hacia la figura de los padres y hermanos perdura actualmente pero de manera inconsciente.
Una pareja cuyo malestar está provocado por la rivalidad y el reproche deben llevar a cabo la terapia por separado, ya que lo que le pasa a cada uno no tiene que ver con el otro sino con uno mismo.
Recuerdo el caso de una pareja donde mayormente la que rivalizaba era la mujer, hasta el punto que comenzó a rivalizar con el terapeuta. Bajo la indicación de ser tratada mejor por una mujer, ella en su rivalidad denegó la indicación terapéutica. Su mala respuesta a la terapia era la neurosis que la condenaría al fracaso en pareja los siguientes años de su existencia. Rivalidad es sinónimo de inmadurez sexual. ¿Pero qué es la inmadurez sexual?
Una atribución que le hago al otro sobre algo que tiene y yo no poseo. Y de ahí el afán de competir y ganar al otro. ¿qué puede tener él que ella no tiene o que tiene ella que él le atribuye y a él le falta?. Una pareja que rivaliza, debe comenzar su psicoanálisis. La sexualidad se madura conociendo las causas inconsciente que la determinan como inmadura.


PSICOANALISIS, PSICOTERAPIA DE LA MORAL

Todavía podemos encontrar opiniones como que la psicoterapia es anticientífica, comparada con los métodos físicos químicos. Semejante opinión es injusta y errónea. La psicoterapia no es un método curativo moderno, es la terapia más antigua de la Medicina. Dentro de los métodos más antiguos de la Medicina siempre fue la psicoterapia, debido a la capacidad sugestiva del médico sobre le enfermo, se cura mas veces por la fe en el acto médico que por la intervenciones químicas. Es evidente que el factor psicológico del enfermo, siempre juega un papel grande en su capacidad de curación siendo así que las psiconeurosis, son muy asequibles a la influencia psíquica del terapeuta, curando muchas veces más la persona por lo que es, en este caso médico o psicoanalista.
En la esencia de todo trastorno psicológico, la moral del enfermo ejerce un poder determinante en su curación y en su enfermedad. La moral ejerce una actividad represora sobre la parte inconsciente de la personalidad, imponiéndose en la conciencia de la persona en calidad de síntoma, castigo o sumisión.

La percepción de bueno o malo, el sentimiento de culpabilidad y su necesidad de aliviarlo, son los ejes sobre los cuales gira el proceso de toda enfermedad psíquica. La enfermedad psíquica es una solución frente al sentimiento de culpabilidad y frente al sentimiento moral de ser buena o mala persona. Podemos decir que la enfermedad es buscada por nuestra moral para aliviar el sentimiento de culpa, una especie de autocastigo o auto convencimiento de estar ejerciendo una moral contraria a lo familiar o social establecido. La dificultad del psicoanálisis como psicoterapia se encuentra en el rechazo que muchas personas enfermas tienen hacia la curación. Son innumerables los casos de pacientes que acuden a psicoterapia y cuando comienzan a sentirse bien o aliviados interrumpen su psicoanálisis por razones morales. Su moral no le deja libre de culpa. Su alivio solo indica que todavía debe seguir penando. Hay un límite en toda persona que de manera inconsciente ella sabe hasta donde está dispuesta a llegar. Este límite impuesto por su moral sobre la conciencia es lo que determina que una enfermedad incluso orgánica, dure mas o  menos tiempo e incluso determina su cronicidad. Ciertas enfermedades orgánica y mentales  de duración ilimitada son decisiones inconscientes morales. La moral ha condenado a la persona a lo eterno de la enfermedad, ha sido desterrada del campo de la salud y tiene que cargar con su enfermedad de por vida. Tanto es así, que muchos enfermos, está esperando escuchar que “no hay solución para su enfermedad”, hasta el punto que dicho diagnóstico les calma y sobre el cual, desarrollan una nueva vida. (continuará)

domingo, 14 de septiembre de 2014

EL METODO PSICOANALITICO Y LOS SINTOMAS MENTALES


Los síntomas para el psicoanálisis representan una sustitución de procesos psíquicos que no ha podido llegar a la conciencia, o sea, son una transformación, conversión de tales procesos. Una sesión de psicoanálisis transcurre como un diálogo entre dos personas, donde  la persona que va a ser psicoanalizada, debe de decir todas la ocurrencias que le vengan a su mente mientras conversan. Aquellos pensamientos espontáneos que ocurren sin tener conciencia de ellos, abren el trayecto de un proceso mental determinado hacia la raíz de los problemas. Por ejemplo, cuando la persona dice haber olvidado algo o no recordar, el psicoanálisis deduce que las amnesias son el resultado de un proceso al que se llama represión y es motivado por las sensaciones displacientes que dicho recuerdo produce en la persona. en la resistencia que el paciente opone al recuerdo, el psicoanalista puede reconstruir las fuerzas psíquicas que producen dicha represión. En las ocurrencias espontáneas, podemos ver ramificaciones de las ideas o impulsos reprimidos e incluso las deformaciones impuestas a los mismos por la resistencia inconsciente que se opone a reproducirlos o recordarlos. Cuanto más fuerte es la resistencia, mayor es la deformación de lo que surge en la conciencia.

Freud decía que si poseyéramos un procedimiento para llegar a lo reprimido partiendo de las ocurrencias y deducir de las deformaciones que el paciente cuenta y no entiende, lo deformado, haríamos consciente el sentido de los síntomas, pensamientos, miedos, etc del paciente. El psicoanálisis fundó en estas bases el arte de la interpretación al que corresponde la función de extraer del mineral representado por las ocurrencias involuntarias el metal de las ideas reprimidas en ellas contenidas. Objeto de esta interpretación no son sólo las ocurrencias del paciente, sino también sus sueños, los cuales facilitan un acceso directo al conocimiento de lo inconsciente, sus actos casuales, los errores de su vida cotidiana, lapsus, etc… es decir, entre lo que al paciente le pasa, lo que cuenta, lo que vive, hay una conexión con una causa inconsciente productora de todo aquello que le sucede. Encontrar dicha conexión es la tarea del psicoanálisis pero siempre hallaremos una causa o varias inconscientes que dan sentido a lo que a la persona le sucede. Actualmente no hay ninguna otra técnica que pueda acceder a los contenidos inconscientes que no sea la técnica psicoanalítica. Ni la psicología, ni la psiquiatría pueden acceder a dicho material porque carecen de los instrumentos necesarios para dicho acceso. De ahí que la psiquiatría sea meramente descriptiva sin dar explicaciones a los orígenes de los síntomas. La psicología cognitivo conductual tampoco logra explicar el motivo o causa por la cual se ha producido un síntoma y no otro.

MECANISMO DE LAS OBSESIONES

Otra característica de los pacientes obsesivos es que son supersticiosos, pero se trata de una superstición que nada tiene que ver con las típicas supersticiones, sino que son consecuencia de su pensamiento obsesivo.  Cuando se encuentran bajo el domino de una obsesión, se les ocurre por ejemplo, toda clase de accidentes a los seres queridos que apoyan su convicción supersticiosa. Como el paciente que no tenía miedo al número 13, pero creía en los presagios y en los sueños proféticos, tropezaba con las personas cuando justo esta pensando en ellas. Una vez salió de viaje con la convicción de que no volvería vivo a su casa. Pese a esto también reconocía que esto le ocurría con cosas sin importancia pues cuando se trató de hechos importantes en su vida siempre fue por sorpresa y no hubo presagios, por ejemplo, la muerte del padre. Pero entender esto no modificaba que eso le aconteciera. El psicoanálisis mostró a este paciente, que la supersticiones que le acontecían él mismo colaboraba en la fabricación de las mismas, mediante los olvidos, la lectura ingenua, etc… El paciente recuerda que su madre cuando trataba de fijar una fecha de algo futuro, solía decir: “ tal dia o tal otro no podré, porque tendré que guardar cama”. Y en efecto, siempre pasaba acostada tales fechas.
Otra característica de estos sujetos es la necesidad de la inseguridad o de la duda. La necesidad de inseguridad es uno de los métodos que la neurosis emplea para extraer al obsesivo de la realidad y aislarle del mundo. Todo su esfuerzo es por

Evadir cualquier seguridad y poder permanecer en la duda. Por eso odian especialmente los relojes, en tanto no permiten la duda. Los obsesivos eluden toda aquellas informaciones que pudieran llevarle a una solución del conflicto. Con su inseguridad se adhiere a aquellos temas en que la inseguridad es generalmente humana y en los cuales todos permanecemos necesariamente expuestos a la duda. Tales temas son, ante todo, la paternidad, la duración de la vida, la supervivencia en el más allá y la memoria a la que solemos dar fe sin nada que garantice su exactitud. La cuestión con el padre que todo obsesivo varón tiene es para evitar el orden de generaciones, para evitar ser un mortal entre otros mortales, ser un eslabón de la cadena de generaciones. Vive como un muerto, sin deseos, para protegerse de la muerte. Los neuróticos obsesivos utilizan la inseguridad de la memoria para la producción de síntomas. En cuanto al poder que atribuyen a sus ideas y sentimientos, aunque se pueden considerar como un delirio, sin embargo todos los neuróticos obsesivos parecen tener ese convencimiento. Preguntado al obsesivo por tal convencimiento, lo refiere a hechos acontecidos en su vida. Como el paciente aquel que intentaba ocupar en el hospital una habitación en la cuya ya había estado y que le facilitaba las relaciones con una de las enfermeras, le dijeron que esta ocupada por un anciano. Inmediatamente pensó: ojala le parta un rayo.!! Quince días después despertó con la sensación de que tenía cerca de sí un cadáver y al levantarse supo que aquella noche había muerto el anciano. Otro recuerdo que corroboraba el supuesto poder de su pensamiento, se refería a una muchacha mayor que él , que habiéndosele declarado, le preguntó si la podría querer un poco, a lo cuál él la respondió negativamente. Poco después la muchacha se tiró por el balcón y el se reprochaba haber sido tan huraño,  pensando que habría estado en sus manos haber alargado la vida de aquella muchacha. Desde entonces, el poder de su amor y su odio tenía una razón de ser para él. Podemos decir que estaba en juego su preocupación por la muerte y en cuanto a su odio, no es que omnipotente pero de él provenían muchas de sus ideas obsesivas. Por no poder pensar la mortalidad del padre no podía dejar de desear su muerte, incluso cuando el padre ya había muerto. Este paciente mantenía una relación peculiarísima en relación a la muerte. Condolía cordialmente todas las muerte, iba a todos los entierros e incluso mataba en su fantasía a sus conocidos para condolerse con los sobrevivientes. Freud subraya los rasgos obsesivos del comportamiento del sujeto religioso, donde tanto en el obsesivo como en el religioso lo que les mueve a realizar los rituales es inconsciente a ellos. Los motivos que impulsan a la práctica religiosa son desconocidos para los creyentes, como los actos obsesivos lo son para los neuróticos.