La terapia psicoanalítica, nos dice
Freud, fue creada para personas y enfermos prolongadamente incapacitados
para la vida. Es una terapia que se ha ido perfeccionando en su tratamiento y
su mayor triunfo es devolver a un número muy grandes de personas con problemas
su plena capacidad para la vida. Ante estos resultados, todo esfuerzo por
psicoanalizarse ha de aparecer pequeño. No es efectiva en aquellas personas
cuyo carácter o voluntad es la de no querer curarse o resolver sus problemas. Se
necesita también la condición de que la persona sea susceptible de dejarse
educar, pues muchos de los aspectos por los cuales la neurosis acontece, es
debido a fallas o fisuras en los procesos educativos del sujeto. El
psicoanálisis, hace una auténtica “radiografía” de la personalidad, reparando o
reconstituyendo anomalías o carencias educativas que le suponen un problema a
la persona. La edad no es un problema ni una dificultad para comenzar un
psicoanálisis, debido a que la parte
inconsciente de nuestra personalidad es atemporal, lo cual quiere decir,
que una persona que padece un problema o dificultad mental suele estar detenida
en un fragmento de su vida que a veces no logra recordar, repitiendo algo que
no sabe que repite o bien sabiendo lo que le sucede, no puede sustraerse o
desligarse de un pensamiento, una idea, una vivencia o un recuerdo. Este
carácter atemporal del síntoma o problema permite que una persona de cualquier
edad sea candidata perfecta a psicoanalizarse. Con respecto a la duración de la
terapia psicoanalítica, no se puede concretar un tiempo. Cierto es que hay
personas que resuelven puntualmente una dificultado o problema en un espacio
breve de tiempo y otras necesitan desde uno dos o mas años para recuperar la
capacidad para vivir. Si tenemos en cuenta que dos, tres o cuatro años, no
sería tiempo si la persona una vez recuperada tiene todo el tiempo de su vida
para disfrutarla. El valor y la rapidez en resolver las cuestiones por las
cuales se acude a un psicoanálisis crece dependiendo del valor de la persona
por resolver su problema. A veces, escuchamos que acudir a una terapia
psicoanalítica, produce malestar o empeoramiento. Esto no es así, pues la
persona desde el momento que va siendo consciente del origen de sus problemas,
siente un alivio y la presión de sus preocupaciones disminuye. Tampoco no hay
nada que digamos al paciente que él mismo no reconozca. Podemos decir que por
la existencia de los mecanismos morales de censura, la persona no logra
entender la causa u origen de lo que le sucede. Cuando la terapia
psicoanalítica levanta dicha censura o moral, la propia persona termina por
aceptar aquello que la terapia psicoanalítica ha descubierto. “Esto mismo ya lo
sabia pero no lo quería aceptar”. La terapia psicoanalítica, se funda o se basa
en el conocimiento de las naturaleza inconscientes de ciertos procesos del
estado de ánimo y que son la causa de los síntomas patológicos (obsesiones,
depresió, manias, fobias, ansiedaed, etc…). La conciencia no alcanza mas allá
que lo que observa o le viene tanto del exterior o del interior. Siendo así que
la mayoría de los pensamientos, ideas, sensaciones que proceden del interior,
la persona no logra comprender su procedencia ni el sentido de las mismas.
Siendo así que conocer lo inconsciente, no solo no perjudica, sino que alivia.
Dominamos nuestros impulsos, cuando hacemos actuar sobre ellos, las funciones
mas altas de la conciencia. (continuará)
domingo, 28 de septiembre de 2014
domingo, 21 de septiembre de 2014
¿POR QUÉ RIVALIZAN LAS PAREJAS?
La rivalidad dentro de
la pareja debe analizarse desde la
envidia hacia el otro. Un hombre, una mujer-
roles que muy pocas parejas heterosexuales y homosexuales lograr
establecer- se complementan. Cuando hay rivalidad, debemos fijarnos con detalle
en los roles adquiridos y podemos ver
que lejos de haber diferencias entre ellos, lo que no se tolera son las
diferencias. En la vida animal, son las hembras entre ellas y los machos
quienes rivalizan. Llevado a la especie humana, cuando es el hombre el que
rivaliza con la mujer, de manera certera podemos afirmar que lejos de ser
hombre y mujer, son dos mujeres rivalizando. Lo cual nos lleva a decir que todo
hombre que rivaliza con una mujer, es mas mujer que hombre. Lo mismo se puede
aplicar a la mujer. Una mujer que rivaliza con un hombre es porque tiene mas
deseos de ser otro hombre que mujer. Y de esto es la envidia. En el hombre nos
encontramos que la rivalidad hacia la mujer siempre es envidia femenina y la
mujer hacia el hombre, cuando de rivalidad se trata, se haya en posición de
envidia masculina. Cada uno quiere ser el otro pero nunca ser uno mismo. La
rivalidad puede ser en el orden económico y/o sexual. La rivalidad dentro de la
pareja es síntoma de una inmadurez sexual, tanto del hombre como de la mujer.
Este tipo de parejas suelen tener un desarrollo sexual bastante precario e
inmaduro, en el sentido que su desarrollo psico emocional se ha quedado
detenido en etapa tempranas de la infancia, donde los lazos sexuales hacia la
figura de los padres y hermanos perdura actualmente pero de manera
inconsciente.
Una pareja cuyo
malestar está provocado por la rivalidad y el reproche deben llevar a cabo la
terapia por separado, ya que lo que le pasa a cada uno no tiene que ver con el
otro sino con uno mismo.
Recuerdo el caso de una
pareja donde mayormente la que rivalizaba era la mujer, hasta el punto que
comenzó a rivalizar con el terapeuta. Bajo la indicación de ser tratada mejor
por una mujer, ella en su rivalidad denegó la indicación terapéutica. Su mala
respuesta a la terapia era la neurosis que la condenaría al fracaso en pareja
los siguientes años de su existencia. Rivalidad es sinónimo de inmadurez
sexual. ¿Pero qué es la inmadurez sexual?
Una atribución que le
hago al otro sobre algo que tiene y yo no poseo. Y de ahí el afán de competir y
ganar al otro. ¿qué puede tener él que ella no tiene o que tiene ella que él le
atribuye y a él le falta?. Una pareja que rivaliza, debe comenzar su
psicoanálisis. La sexualidad se madura conociendo las causas inconsciente que
la determinan como inmadura.
PSICOANALISIS, PSICOTERAPIA DE LA MORAL
Todavía podemos
encontrar opiniones como que la psicoterapia es anticientífica, comparada con
los métodos físicos químicos. Semejante opinión es injusta y errónea. La
psicoterapia no es un método curativo moderno, es la terapia más antigua de la
Medicina. Dentro de los métodos más antiguos de la Medicina siempre fue la
psicoterapia, debido a la capacidad sugestiva del médico sobre le enfermo, se
cura mas veces por la fe en el acto médico que por la intervenciones químicas.
Es evidente que el factor psicológico del enfermo, siempre juega un papel
grande en su capacidad de curación siendo así que las psiconeurosis, son muy
asequibles a la influencia psíquica del terapeuta, curando muchas veces más la
persona por lo que es, en este caso médico o psicoanalista.
En la esencia de todo
trastorno psicológico, la moral del enfermo ejerce un poder determinante en su
curación y en su enfermedad. La moral ejerce una actividad represora sobre la
parte inconsciente de la personalidad, imponiéndose en la conciencia de la
persona en calidad de síntoma, castigo o sumisión.
La percepción de bueno
o malo, el sentimiento de culpabilidad y su necesidad de aliviarlo, son los
ejes sobre los cuales gira el proceso de toda enfermedad psíquica. La
enfermedad psíquica es una solución frente al sentimiento de culpabilidad y
frente al sentimiento moral de ser buena o mala persona. Podemos decir que la
enfermedad es buscada por nuestra moral para aliviar el sentimiento de culpa,
una especie de autocastigo o auto convencimiento de estar ejerciendo una moral
contraria a lo familiar o social establecido. La dificultad del psicoanálisis
como psicoterapia se encuentra en el rechazo que muchas personas enfermas
tienen hacia la curación. Son innumerables los casos de pacientes que acuden a
psicoterapia y cuando comienzan a sentirse bien o aliviados interrumpen su
psicoanálisis por razones morales. Su moral no le deja libre de culpa. Su
alivio solo indica que todavía debe seguir penando. Hay un límite en toda
persona que de manera inconsciente ella sabe hasta donde está dispuesta a
llegar. Este límite impuesto por su moral sobre la conciencia es lo que
determina que una enfermedad incluso orgánica, dure mas o menos tiempo e incluso determina su cronicidad.
Ciertas enfermedades orgánica y mentales
de duración ilimitada son decisiones inconscientes morales. La moral ha
condenado a la persona a lo eterno de la enfermedad, ha sido desterrada del
campo de la salud y tiene que cargar con su enfermedad de por vida. Tanto es
así, que muchos enfermos, está esperando escuchar que “no hay solución para su
enfermedad”, hasta el punto que dicho diagnóstico les calma y sobre el cual,
desarrollan una nueva vida. (continuará)
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domingo, 14 de septiembre de 2014
EL METODO PSICOANALITICO Y LOS SINTOMAS MENTALES
Los síntomas para el psicoanálisis representan una sustitución de
procesos psíquicos que no ha podido llegar a la conciencia, o sea, son una transformación,
conversión de tales procesos. Una sesión de psicoanálisis transcurre como un
diálogo entre dos personas, donde la
persona que va a ser psicoanalizada, debe de decir todas la ocurrencias que le
vengan a su mente mientras conversan. Aquellos pensamientos espontáneos que
ocurren sin tener conciencia de ellos, abren el trayecto de un proceso mental
determinado hacia la raíz de los problemas. Por ejemplo, cuando la persona dice
haber olvidado algo o no recordar, el psicoanálisis deduce que las amnesias son
el resultado de un proceso al que se llama represión y es motivado por las
sensaciones displacientes que dicho recuerdo produce en la persona. en la
resistencia que el paciente opone al recuerdo, el psicoanalista puede
reconstruir las fuerzas psíquicas que producen dicha represión. En las
ocurrencias espontáneas, podemos ver ramificaciones de las ideas o impulsos
reprimidos e incluso las deformaciones impuestas a los mismos por la
resistencia inconsciente que se opone a reproducirlos o recordarlos. Cuanto más
fuerte es la resistencia, mayor es la deformación de lo que surge en la
conciencia.
Freud decía que si poseyéramos un procedimiento para llegar a lo
reprimido partiendo de las ocurrencias y deducir de las deformaciones que el
paciente cuenta y no entiende, lo deformado, haríamos consciente el sentido de
los síntomas, pensamientos, miedos, etc del paciente. El psicoanálisis fundó en
estas bases el arte de la interpretación al que corresponde la función de
extraer del mineral representado por las ocurrencias involuntarias el metal de
las ideas reprimidas en ellas contenidas. Objeto de esta interpretación no son
sólo las ocurrencias del paciente, sino también sus sueños, los cuales
facilitan un acceso directo al conocimiento de lo inconsciente, sus actos
casuales, los errores de su vida cotidiana, lapsus, etc… es decir, entre lo que
al paciente le pasa, lo que cuenta, lo que vive, hay una conexión con una causa
inconsciente productora de todo aquello que le sucede. Encontrar dicha conexión
es la tarea del psicoanálisis pero siempre hallaremos una causa o varias
inconscientes que dan sentido a lo que a la persona le sucede. Actualmente no
hay ninguna otra técnica que pueda acceder a los contenidos inconscientes que
no sea la técnica psicoanalítica. Ni la psicología, ni la psiquiatría pueden
acceder a dicho material porque carecen de los instrumentos necesarios para
dicho acceso. De ahí que la psiquiatría sea meramente descriptiva sin dar
explicaciones a los orígenes de los síntomas. La psicología cognitivo
conductual tampoco logra explicar el motivo o causa por la cual se ha producido
un síntoma y no otro.
MECANISMO DE LAS OBSESIONES
Otra característica de los pacientes obsesivos es que son
supersticiosos, pero se trata de una superstición que nada tiene que ver con
las típicas supersticiones, sino que son consecuencia de su pensamiento
obsesivo. Cuando se encuentran bajo el
domino de una obsesión, se les ocurre por ejemplo, toda clase de accidentes a
los seres queridos que apoyan su convicción supersticiosa. Como el paciente que
no tenía miedo al número 13, pero creía en los presagios y en los sueños
proféticos, tropezaba con las personas cuando justo esta pensando en ellas. Una
vez salió de viaje con la convicción de que no volvería vivo a su casa. Pese a
esto también reconocía que esto le ocurría con cosas sin importancia pues
cuando se trató de hechos importantes en su vida siempre fue por sorpresa y no
hubo presagios, por ejemplo, la muerte del padre. Pero entender esto no
modificaba que eso le aconteciera. El psicoanálisis mostró a este paciente, que
la supersticiones que le acontecían él mismo colaboraba en la fabricación de
las mismas, mediante los olvidos, la lectura ingenua, etc… El paciente recuerda
que su madre cuando trataba de fijar una fecha de algo futuro, solía decir: “
tal dia o tal otro no podré, porque tendré que guardar cama”. Y en efecto,
siempre pasaba acostada tales fechas.
Otra característica de estos sujetos es la necesidad de la
inseguridad o de la duda. La necesidad de inseguridad es uno de los métodos que
la neurosis emplea para extraer al obsesivo de la realidad y aislarle del
mundo. Todo su esfuerzo es por
Evadir cualquier seguridad y poder permanecer en la duda. Por eso
odian especialmente los relojes, en tanto no permiten la duda. Los obsesivos
eluden toda aquellas informaciones que pudieran llevarle a una solución del
conflicto. Con su inseguridad se adhiere a aquellos temas en que la inseguridad
es generalmente humana y en los cuales todos permanecemos necesariamente
expuestos a la duda. Tales temas son, ante todo, la paternidad, la duración de
la vida, la supervivencia en el más allá y la memoria a la que solemos dar fe
sin nada que garantice su exactitud. La cuestión con el padre que todo obsesivo
varón tiene es para evitar el orden de generaciones, para evitar ser un mortal
entre otros mortales, ser un eslabón de la cadena de generaciones. Vive como un
muerto, sin deseos, para protegerse de la muerte. Los neuróticos obsesivos
utilizan la inseguridad de la memoria para la producción de síntomas. En cuanto
al poder que atribuyen a sus ideas y sentimientos, aunque se pueden considerar
como un delirio, sin embargo todos los neuróticos obsesivos parecen tener ese
convencimiento. Preguntado al obsesivo por tal convencimiento, lo refiere a
hechos acontecidos en su vida. Como el paciente aquel que intentaba ocupar en
el hospital una habitación en la cuya ya había estado y que le facilitaba las
relaciones con una de las enfermeras, le dijeron que esta ocupada por un
anciano. Inmediatamente pensó: ojala le parta un rayo.!! Quince días después
despertó con la sensación de que tenía cerca de sí un cadáver y al levantarse
supo que aquella noche había muerto el anciano. Otro recuerdo que corroboraba
el supuesto poder de su pensamiento, se refería a una muchacha mayor que él ,
que habiéndosele declarado, le preguntó si la podría querer un poco, a lo cuál
él la respondió negativamente. Poco después la muchacha se tiró por el balcón y
el se reprochaba haber sido tan huraño,
pensando que habría estado en sus manos haber alargado la vida de
aquella muchacha. Desde entonces, el poder de su amor y su odio tenía una razón
de ser para él. Podemos decir que estaba en juego su preocupación por la muerte
y en cuanto a su odio, no es que omnipotente pero de él provenían muchas de sus
ideas obsesivas. Por no poder pensar la mortalidad del padre no podía dejar de
desear su muerte, incluso cuando el padre ya había muerto. Este paciente
mantenía una relación peculiarísima en relación a la muerte. Condolía
cordialmente todas las muerte, iba a todos los entierros e incluso mataba en su
fantasía a sus conocidos para condolerse con los sobrevivientes. Freud subraya
los rasgos obsesivos del comportamiento del sujeto religioso, donde tanto en el
obsesivo como en el religioso lo que les mueve a realizar los rituales es
inconsciente a ellos. Los motivos que impulsan a la práctica religiosa son desconocidos
para los creyentes, como los actos obsesivos lo son para los neuróticos.
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