Otra característica de los pacientes obsesivos es que son
supersticiosos, pero se trata de una superstición que nada tiene que ver con
las típicas supersticiones, sino que son consecuencia de su pensamiento
obsesivo. Cuando se encuentran bajo el
domino de una obsesión, se les ocurre por ejemplo, toda clase de accidentes a
los seres queridos que apoyan su convicción supersticiosa. Como el paciente que
no tenía miedo al número 13, pero creía en los presagios y en los sueños
proféticos, tropezaba con las personas cuando justo esta pensando en ellas. Una
vez salió de viaje con la convicción de que no volvería vivo a su casa. Pese a
esto también reconocía que esto le ocurría con cosas sin importancia pues
cuando se trató de hechos importantes en su vida siempre fue por sorpresa y no
hubo presagios, por ejemplo, la muerte del padre. Pero entender esto no
modificaba que eso le aconteciera. El psicoanálisis mostró a este paciente, que
la supersticiones que le acontecían él mismo colaboraba en la fabricación de
las mismas, mediante los olvidos, la lectura ingenua, etc… El paciente recuerda
que su madre cuando trataba de fijar una fecha de algo futuro, solía decir: “
tal dia o tal otro no podré, porque tendré que guardar cama”. Y en efecto,
siempre pasaba acostada tales fechas.
Otra característica de estos sujetos es la necesidad de la
inseguridad o de la duda. La necesidad de inseguridad es uno de los métodos que
la neurosis emplea para extraer al obsesivo de la realidad y aislarle del
mundo. Todo su esfuerzo es por
Evadir cualquier seguridad y poder permanecer en la duda. Por eso
odian especialmente los relojes, en tanto no permiten la duda. Los obsesivos
eluden toda aquellas informaciones que pudieran llevarle a una solución del
conflicto. Con su inseguridad se adhiere a aquellos temas en que la inseguridad
es generalmente humana y en los cuales todos permanecemos necesariamente
expuestos a la duda. Tales temas son, ante todo, la paternidad, la duración de
la vida, la supervivencia en el más allá y la memoria a la que solemos dar fe
sin nada que garantice su exactitud. La cuestión con el padre que todo obsesivo
varón tiene es para evitar el orden de generaciones, para evitar ser un mortal
entre otros mortales, ser un eslabón de la cadena de generaciones. Vive como un
muerto, sin deseos, para protegerse de la muerte. Los neuróticos obsesivos
utilizan la inseguridad de la memoria para la producción de síntomas. En cuanto
al poder que atribuyen a sus ideas y sentimientos, aunque se pueden considerar
como un delirio, sin embargo todos los neuróticos obsesivos parecen tener ese
convencimiento. Preguntado al obsesivo por tal convencimiento, lo refiere a
hechos acontecidos en su vida. Como el paciente aquel que intentaba ocupar en
el hospital una habitación en la cuya ya había estado y que le facilitaba las
relaciones con una de las enfermeras, le dijeron que esta ocupada por un
anciano. Inmediatamente pensó: ojala le parta un rayo.!! Quince días después
despertó con la sensación de que tenía cerca de sí un cadáver y al levantarse
supo que aquella noche había muerto el anciano. Otro recuerdo que corroboraba
el supuesto poder de su pensamiento, se refería a una muchacha mayor que él ,
que habiéndosele declarado, le preguntó si la podría querer un poco, a lo cuál
él la respondió negativamente. Poco después la muchacha se tiró por el balcón y
el se reprochaba haber sido tan huraño,
pensando que habría estado en sus manos haber alargado la vida de
aquella muchacha. Desde entonces, el poder de su amor y su odio tenía una razón
de ser para él. Podemos decir que estaba en juego su preocupación por la muerte
y en cuanto a su odio, no es que omnipotente pero de él provenían muchas de sus
ideas obsesivas. Por no poder pensar la mortalidad del padre no podía dejar de
desear su muerte, incluso cuando el padre ya había muerto. Este paciente
mantenía una relación peculiarísima en relación a la muerte. Condolía
cordialmente todas las muerte, iba a todos los entierros e incluso mataba en su
fantasía a sus conocidos para condolerse con los sobrevivientes. Freud subraya
los rasgos obsesivos del comportamiento del sujeto religioso, donde tanto en el
obsesivo como en el religioso lo que les mueve a realizar los rituales es
inconsciente a ellos. Los motivos que impulsan a la práctica religiosa son desconocidos
para los creyentes, como los actos obsesivos lo son para los neuróticos.
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