domingo, 4 de septiembre de 2011

TRISTEZA POST VACACIONAL

Agustín acude a consulta hace tres días. Después de un mes de vacaciones, este año comenzó a sentirse mal los últimos cinco días. Empezó con síntomas de ansiedad y angustia y malestar general pensando que en una semana comenzaría a trabajar. Refiere que es la primera vez que le pasa. Habitualmente él nunca toma un mes de vacaciones pero este año la empresa lo dispuso así. Dice que se siente cansado antes de empezar el día y el cuerpo le pesa como si arrastrara una gripe invernal.
Las vacaciones suponen un punto de inflexión dentro de la dinámica de vida de cualquier persona. Las interrupciones, así como la vuelta a la continuidad, supone desligar la libido de una serie de pensamientos y situaciones vividas durante el periodo estival para ligarla de nuevo a la cotidianeidad de la vida. El principio del placer, por el cual se rige nuestro psiquismo, durante las vacaciones, nos sume en un estado de “ nirvana” donde la tendencia a la tensión psíquica es mínima. Todo estado placentero crea una comodidad donde la pereza asienta. Volver a la realidad es interrumpir dicho principio de placer por el principio de realidad y sus demandas. La persona tiene que desplegar de nuevo todos los mecanismos psíquicos adquiridos para volver a enfrentarse a su realidad nuevamente. Hablamos de tristeza o estado depresivo postvacacional cuando la persona siente una añoranza por lo vivido y que ahora toca olvidar. No es fácil renunciar a todo aquello que nos provoca algún tipo de goce y la libido cuando encuentra algo donde satisfacerse, allí se asienta. Desligar nuestra energía psíquica sexual de las vacaciones y de su recuerdo, conlleva un pequeño duelo, una pequeña pérdida, que siempre toca algún significante inconsciente: en este caso pérdidas mayores futuras o incluso la propia pérdida de nuestra. Volver no deja de ser un estado de renacimiento pero para que algo nazca, algo tiene que morir. De manera que la tristeza postavacional es un anuncio de futuros renuncios, de futuras pérdidas. Y el hombre, no está hecho para aceptar las pérdidas. Aceptar supone un trabajo de elaboración y de tolerancia. Cualquier cambio pasa por un proceso de elaboración y aceptación, que en cada sujeto tiene su tiempo. Y las vacaciones suponen un corte, una interrupción de ese goce que nos hace a veces sentirnos tan humanos.

lunes, 25 de julio de 2011

SOBRE UN CASO DE DEPRESION CURADO CON PSICOANALISIS

Acude a consulta una mujer de 52 años. Ha perdido a su marido hace tres años de un cáncer. Por entonces se hallaba tomando un antidepresivo y un ansiolítico. Después del proceso de enfermedad que ella asumió y valientemente llevó, durante el primer año de duelo, la paciente pudo hacer su vida con normalidad. Justo al año del fallecimiento, comienza a sentir malestar general, ganas de llorar, apatía, desinterés por las cosas cotidianas, sus nietos dejan de importarla, no tiene ganas de arreglarse y pierde el apetito hasta perder casi trece kilos de peso. Le aumentan la medicación antidepresiva y el ansiolítico pero no logra mejorar, todo lo contrario, el cuadro clínico empeora. La paciente llega a consulta derivada por una amiga que había probado el psicoanálisis. En las primeras entrevistas, la paciente refiere sentirse muy sola y lo peor que lleva es la ansiedad. El cuadro se corresponde con una ansiedad de separación por abstinencia sexual. Desde hacía más de cinco años, la paciente no tenía una vida sexual. En dos meses, la paciente habló de la miserable vida sexual que siempre tuvo, pues las convicciones moralistas de su marido fallecido, habían hecho que ella nunca pudiera manifestar sus deseos sexuales y de manifestarlos, mas de una vez fue reprimida duramente por el marido, acusándola de mujer ligera de pensamientos. Este tipo de actitud represiva, despertó en ella una ambivalencia afectiva de amor y odio hacia la figura de su marido, hombre bueno pero chapado a la antigua, que lejos de vivir la sexualidad con plenitud, siempre había adoptado un papel un tanto machista y despectivo hacia los deseos sexuales de su mujer. Cuando el marido enfermó de cáncer y le dijeron que fallecería, por la mente de la paciente, se pasó una frase inconsciente que fue rápidamente eliminada de la conciencia: “si él se muere, yo podré hacer con mi vida sexual lo que me de la gana.”. La paciente ante semejante pensamiento, se sintió una mala mujer y una mala esposa, así mismo se tachó de liviana y mujerzuela. De manera que su depresión según ella era el castigo a semejante deseo de enviudar. Al tercer mes de terapia, la paciente pudo decir en voz alta la frase que la había hecho enfermar. Una vez asumida y resuelto el conflicto moral que le produjo dicha frase, la paciente mejoró de la depresión espectacularmente. En dos meses y medio había superado todo el cuadro clínico depresivo y actualmente sigue en tratamiento para recuperar su feminidad perdida durante los años de casto matrimonio.

martes, 5 de julio de 2011

SOBRE UN CASO MASCULINO DE ADICCION A LA PORNOGRAFIA

Acude una joven a consulta pidiendo ayuda porque su novio es adicto a la pornografía: en internet, películas porno, revistas etc. Lo ha descubierto y refiere sentir un malestar tremendo porque no comprende esa supuesta adicción. Respecto a sus relaciones sexuales admite no tener ningún problema “ pues hacen de todo y funcionan muy bien en la cama”. Sin embargo no entiende por qué si sus relaciones sexuales son buenas, él tiene que recurrir a ver pornografía. Ella se preguntaba que “ si no  le basta conmigo que tiene que ver pornografía?.” La respuesta de ella, provenía de unos celos de carácter posesivo. La joven lo que no toleraba era que su novio pudiera excitarse sexualmente con otras mujeres que no fuera ella. Este acto, lo vivía como una infidelidad por parte de él. Consultado el joven, refería que la pornografía le servia para tener una vida sexual mejor con su novia, pues le estimulaban a la hora de realizar el coito. El chico refería que si bien era cierto que cuando practicaba el coito se le aparecían en la mente las mujeres que había visto en las películas y refería sentir gran placer pensar que se hallaba cohabitando con las mismas. La chica, al escuchar esto, quiso separarse de él y presa de celos, le golpeó y rompió a llorar. Nuestra aclaración es la siguiente: la pareja vive asediada continuamente bajo el fantasma de la infidelidad. Socialmente se han establecido ciertas estructuras que permiten satisfacer una libido sexual hacia otra persona sin necesidad de llegar a mantener relaciones sexuales con personas ajenas a la pareja. El coqueteo y la pornografía son dos “ bienes que nuestra sociedad permite “ para satisfacer el instinto o el deseo de infidelidad. Mediante el uso de la pornografía o el coqueteo, la persona proyecta sus deseos sexuales fuera de su pareja pero sin necesidad de recurrir a la infidelidad propiamente dicha. Los estudios psicoanalíticos hechos en más de doscientas parejas han demostrado que durante el coito, tanto los hombres como las mujeres, llegan al orgasmo a través del uso de fantasías sexuales de cohabitación con otra persona. De esta manera, la pareja no deja de ser más que el cuerpo donde se proyectan las fantasías sexuales con otras personas. Gracias a este mecanismo se evita el uso de la infidelidad para llevar a cabo la satisfacción de ciertas fantasías o deseos sexuales inconscientes o conscientes. Por lo tanto, el uso de la pornografía como método contra la “ infidelidad” socialmente es aceptado. Y el rechazo que puede provocar en la pareja no deja de ser más que la manifestación de unos celos infantiles de posesión sobre el otro. Porque si el hombre tiene fantasías sexuales con otras mujeres que las satisface con su pareja, la mujer tiene fantasías sexuales que también satisface con su pareja. En el próximo artículo hablaré sobre un caso de adicción a la pornografía pero con rechazo del coito en pareja.

domingo, 19 de junio de 2011

SOBRE UN CASO DE HIPERACTIVIDAD INFANTIL

Antonio es un niño de 5 años, acude a consulta por ser hiperactivo desde hace dos años. Hasta el momento actual había tenido un desarrollo intelectual normal pero desde hace varios meses se ha vuelto osco, cabezón, agresivo con todas las personas que le rodean, se pelea en casa con su hermana de 10 años y no acepta ninguna orden que provenga ni del padre ni de la madre. Le pregunto a los padres que hábitos de higiene tienen dentro de la familia. Comentan que andan desnudos por la casa, que a veces ella o él se duchan con el pequeño y habitualmente le bañan con la hermana.

La primera indicación que hago es decirle que cambien absolutamente dichos hábitos. Deben de dejar de pasearse desnudos por la casa, cerrar la puerta del baño cuando hagan sus necesidades y bajo ningún concepto, el pequeño debe ser bañado con la hermana. Los padre me miran con cara de incredulidad pero deciden llevar a cabo dichas indicaciones. Los cito quince días después. Vienen sorprendido porque refieren que Antonio se ha calmado, está más pacífico, vuelve a tener una conducta amable en el colegio aunque de vez el cuando salta con algún gesto de violencia.

Meses después de tratamiento psicoanalítico, descubro que la causa que había provocado la hiperactividad en el niño y la agresividad era la incapacidad para comprender las diferencias sexuales entre un hombre y una mujer. Al pequeño le habían despertado una sexualidad incipiente no propia de su edad debido a juegos de tocamiento con la hermana. La aparición de las primeras sensaciones placenteras genitales le había llevado a investigar la diferencia genital entre los hombres y las mujeres, diferencia que para su corta edad, el niño no podía llegar a comprender. La falta de la capacidad para comprender las diferencias anatómicas, unido a una excitación sexual permanente que el pequeño hallaba en su casa a través de la visión de los miembros de la familia desnudos, había colapsado su capacidad de razonar y se había transformado en una agresividad propia de quien quiere comprender y no puede por falta de conocimientos. Así mismo, la hiperactividad era el resultado de una excitación sexual genital que el pequeño no podía canalizar bien a través de algún acto sexual, imposible para su edad pero que le perturbaba su joven y excitable cerebro. En un año de tratamiento ha vuelto a ser un niño completamente normal y han desaparecido absolutamente todos los síntomas de hiperactividad y agresividad.

domingo, 5 de junio de 2011

SI EL AMOR DUELE NO ES AMOR

¿ qué es amar? ¿ qué es ser amado? ¿ duele amar? ¿ amamos para ser amados? ¿ se puede nos amar?¿ amar es lo mismo que desea? ¿ se puede no ser amado? El amor es el sentimiento que mas trastornos, desequilibrios y desajustes emocionales sigue ocasionando a las personas. Más de 9 de cada 10 parejas que acuden a psicoterapia refiriendo tener problemas con el amor, que luego resulta ser un trastorno en la sexualidad que repercute en la capacidad de amar y de desear.
El amor es el único sentimiento que civiliza. Por amor damos e incluso nos transformamos. Muchas renuncias se llevan a cabo por amor pero seguimos escuchando que amar duele. Y que si el amor no va acompañado de una cierta dosis de tragedia o de dolor, no se siente como amor.
¿ Es cierto que el amor duele? Contra todo pronóstico, amar y ser amado es una bienaventuranza que proporciona mas placeres que displaceres. Lo que llamamos amor doloroso no es mas que un encubrimiento de una variante de la sexualidad: el masoquismo y el sadismo. Frase como “ su amor me está matando” “ le amo pero no me ama” “ me enfermé de amor” “ sufro por amor”, etc… todas y cada una de estas frases son desplazamientos de una estructura de la personalidad que todos y cada uno de nosotros tiene en mayor o menor medida. El masoquismo es el goce del dolor y de la frustración. Pero el amor no duele, lo que duele es el dolor y el dolor es sentimiento propio del masoquismo. A todos no es vergonzoso declarar que hallamos un placer especial en sentirnos rechazados, olvidados, frustrados, no deseados e incluso maltratados. Freud hace mas de cien años lo dijo: “ complejo de comprender las misteriosas tendencias masoquista del ser humano.” Años mas tarde desarrollaría con acierto su teoría sobre el sadismo y el masoquismo y vendría a decirnos que el masoquismo es un sadismo vuelto contra uno mismo pero matizando que la persona cuando se agrede a sí misma inconscientemente está arremetiendo contra un objeto amado pero perdido al cual ha introyectado. Por lo tanto, cuando nos infligimos dolor, es a un otro de nosotros que se halla en nuestro interior al que infligimos el dolor. Por eso que nadie tiene capacidad sobre nadie para infligir dolor. El daño que la otra persona nos proporciona no deja de ser más que la proyección de nuestros propios deseos sádicos pero vueltos contra nosotros mismos en calidad de masoquismo. Por eso que el amor no duele; duele la culpa, el arrepentimiento, el odio, el rencor y la venganza contra todo lo que deseamos y que por no poder ser o por no poderlo tener,  lo transformamos en nosotros mismos para sí poder vengarnos.

sábado, 14 de mayo de 2011

CUÁL ES EL MECANISMO DE LA DEPRESION

El psicoanálisis ha descubierto que todo trastorno o enfermedad mental es una producción inconsciente llevada a cabo por la propia persona. En todo sujeto hay siempre dos partes que funcionan de manera independiente. La conciencia y la inconscienca o el inconsciente. El inconsciente es donde se guardan los recuerdos, las experiencias, las vivencias, lo trastornos afectivos o emocionales que producen las relaciones familiares, sociales y de pareja. En la depresión, aparece una serie de pensamientos y sentimentos en la conciencia que proceden de la parte inconsciente de la personalidad. De ahí que los últimos estudios psicoanalíticos demuestren que una depresión tarda entre cinco y diez años en dar la cara, lo cual significa que hay todo un proceso inconsciente responsable de la formación de una depresión. Una depresión no deja de ser mas que la manifestación de un conflicto emocional a nivel de pareja, familia o del sujeto consigo mismo, es decir, con su propia moralidad. El depresivo se suele acusar de ser mala persona y de hecho vive su enfermedad como un castigo, es decir, vive el proceso depresivo con culpa. Esto nos lleva a investigar y a descubrir que el paciente depresivo guarda en su interior una fuerte agresividad que ha mantenido silenciada durante años hacia una o varias personas. Por su forma de ser o por su carácter, el depresivo nunca terminó de exteriorizar sus sentimientos, su cólera, su rabia o su dolor y ahora, todo lo siente hacia sí mismo. Sin embargo, el psicoanálisis ha descubierto que todo el daño que se quiere hacer a sí mismo el depresivo, en el fondo, no es mas que un ataque dedicado a alguien con nombre y apellido pero dicho alguien se halla en el cuerpo y en la mente del depresivo. Tomemos un ejemplo: una mujer que durante años ha estado enamorada de su marido y este la abandona y ella entra en depresión. El psicoanálisis llega a descubrir que la mujer al sentirse abandonada, sólo puede vengarse del marido si se identifica con él, de manera que lo que de ella quiere matar o lo que de ella reprocha haber hecho mal, no deja de ser un reproche hacia la figura del hombre que la ha abandonado. Y si llegara a darse muerte, estaría matando con ella a la figura del marido. De ahí que se diga que los depresivos suicidad sean homicidas tímidos, porque todo suicida busca siempre la muerte de un otro. Por eso que siempre, en toda depresión, encontramos fuertes sentimientos de cólera, rabia, odio, frustración no reconocidos por el depresivo pero vueltos hacia sí mismo. De ahí que la medicación no sirva para curar la depresión porque el deprimido, lo que tiene es un conflicto moral y afectivo que no a logrado resolver y que lo resuelve sobre sí mismo haciendose objeto de las torturas que no puede inflingir a otros.

lunes, 11 de abril de 2011

RIVALIDAD DEL HIJO FRENTE AL PADRE

El desarrollo emocional del niño, pasa por el llamado Complejo de Edipo. Dicho complejo lo padecen los niños y las niñas y es el fundamento de lo que serán las futuras relaciones de pareja y personales. Su resolución pasa por diferentes fases. En un primer momento, tanto el varoncito como la hembra, la ligazón afectiva es con la madre. Una vez que el infante se da cuenta que la figura del padre guarda relación con él y con la madre, aparecen los celos, que serán el fundamento de la agresividad, del odio y de las tendencias tanto sádicas como masoquistas. Los celos en el varón hacia el padre se producen cuando reclama la atención de la madre y esta no acude inmediatamente a la llamada, bien porque está con el padre o bien porque algo le ocupa. Esto hace que el niño tenga hostilidad hacia la madre y odio y agresividad hacia todo aquello que a la misma le quita la atención sobre él mismo. El padre, es por tanto la figura mas conflictiva para el niño varón, porque con el tiempo, se da cuenta que hay algo de la madre que le está reservado exclusivamente al padre. Ante este hecho, al niño no le quedan mas que dos soluciones: o aceptar al padre o rechazarlo. Aceptarlo supone un orden de civilización, pues de esta manera al aceptar la pertenencia de la madre al padre, a él le queda abierto el mundo de la heterosexualidad. Sin embargo, cuando el niño rechaza al padre y no acepta la relación con la madre, nos encontraremos en el futuro a un varón que compite con los hombre, rivaliza con los mismos y hasta muestra rasgos de hostilidad y agresividad hacia los mismos. Y con respecto a la mujer adaptará una modalidad negativa: las despreciará porque toda mujer le recordará la infidelidad de su madre con su padre. Lo bueno que tiene el psicoanálisis es que desde la edad adulta se puede reconstruir esta situación del pasado y poner a favor del mundo, de los hombres y de las mujeres. En la renuncia al Complejo de Edipo, se encuentra la civilización.