martes, 5 de julio de 2011

SOBRE UN CASO MASCULINO DE ADICCION A LA PORNOGRAFIA

Acude una joven a consulta pidiendo ayuda porque su novio es adicto a la pornografía: en internet, películas porno, revistas etc. Lo ha descubierto y refiere sentir un malestar tremendo porque no comprende esa supuesta adicción. Respecto a sus relaciones sexuales admite no tener ningún problema “ pues hacen de todo y funcionan muy bien en la cama”. Sin embargo no entiende por qué si sus relaciones sexuales son buenas, él tiene que recurrir a ver pornografía. Ella se preguntaba que “ si no  le basta conmigo que tiene que ver pornografía?.” La respuesta de ella, provenía de unos celos de carácter posesivo. La joven lo que no toleraba era que su novio pudiera excitarse sexualmente con otras mujeres que no fuera ella. Este acto, lo vivía como una infidelidad por parte de él. Consultado el joven, refería que la pornografía le servia para tener una vida sexual mejor con su novia, pues le estimulaban a la hora de realizar el coito. El chico refería que si bien era cierto que cuando practicaba el coito se le aparecían en la mente las mujeres que había visto en las películas y refería sentir gran placer pensar que se hallaba cohabitando con las mismas. La chica, al escuchar esto, quiso separarse de él y presa de celos, le golpeó y rompió a llorar. Nuestra aclaración es la siguiente: la pareja vive asediada continuamente bajo el fantasma de la infidelidad. Socialmente se han establecido ciertas estructuras que permiten satisfacer una libido sexual hacia otra persona sin necesidad de llegar a mantener relaciones sexuales con personas ajenas a la pareja. El coqueteo y la pornografía son dos “ bienes que nuestra sociedad permite “ para satisfacer el instinto o el deseo de infidelidad. Mediante el uso de la pornografía o el coqueteo, la persona proyecta sus deseos sexuales fuera de su pareja pero sin necesidad de recurrir a la infidelidad propiamente dicha. Los estudios psicoanalíticos hechos en más de doscientas parejas han demostrado que durante el coito, tanto los hombres como las mujeres, llegan al orgasmo a través del uso de fantasías sexuales de cohabitación con otra persona. De esta manera, la pareja no deja de ser más que el cuerpo donde se proyectan las fantasías sexuales con otras personas. Gracias a este mecanismo se evita el uso de la infidelidad para llevar a cabo la satisfacción de ciertas fantasías o deseos sexuales inconscientes o conscientes. Por lo tanto, el uso de la pornografía como método contra la “ infidelidad” socialmente es aceptado. Y el rechazo que puede provocar en la pareja no deja de ser más que la manifestación de unos celos infantiles de posesión sobre el otro. Porque si el hombre tiene fantasías sexuales con otras mujeres que las satisface con su pareja, la mujer tiene fantasías sexuales que también satisface con su pareja. En el próximo artículo hablaré sobre un caso de adicción a la pornografía pero con rechazo del coito en pareja.

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