¿Quién no ha perdido un amor, un ideal,
un sueño, un ser querido o ha tenido que cambiar de ciudad, país, abandonar un
proyecto.? En todas estas situaciones se corre el peligro de producir una
melancolía. Pero también cuando estoy en desacuerdo con la persona querida,
donde no hay coincidencias respecto a lo que quiero, también puede producirse
una melancolía.
Freud, en “Duelo y Melancolía”, trata de
explicarnos que la melancolía, es una enfermedad dolorosa, donde se pierde
prácticamente todo contacto con la realidad. Por su forma de producirse, es
parecida a otro estado normal, llamado duelo, con la diferencia que en el
duelo, se produce por una pérdida real de un objeto amoroso, es decir, por
muerte o separación. Se muere mi padre y la realidad exterior ha perdido
interés para mi. Solo me interesa de la realidad exterior, aquellas cosas que
me recuerdan a mi padre. Freud, dice que “esto que parece una enfermedad, no lo
es, porque es temporal”. En el duelo, ha ganado la realidad, es decir, en la
realidad ya no está mas la persona querida o el objeto amoroso. Tienes que
buscarte a otra persona, tienes que sustituirla. Pero cuando esta situación, se
prolonga indefinidamente, donde la persona sigue desinteresada por la realidad
exterior, lo que ha aparecido ya es una enfermedad con lo que fue el
sentimiento normal de duelo.
En el duelo, uno aunque triste, continua con
las cosas de su vida: estudios, trabajo, pareja, amigos. Sin embargo en la
melancolía, uno no puede trabajar, no puede querer a nadie, abandona los
amigos. Lo que es en el duelo, aunque con tristeza, una capacidad normal de
afrontar la vida, en la melancolía, no puedo afrontar la vida con la capacidad
normal que antes tenía. Es “como si hubiéramos perdido una parte de nosotros”.
Freud lo define como “una pérdida de una parte del yo”.
En el duelo, hay una pérdida de interés
por la realidad pero la persona sigue haciendo las cosas de su realidad. En la
melancolía, observamos en la persona un autorreproche, sentimientos de ruina,
de empobrecimiento y de miseria que puede llegar al suicidio, algo que en el
duelo, no ocurre. La pregunta que se hace Freud, es ¿cómo es posible que ese
auto reproche lleve a la persona a maltratarse a sí misma hasta terminar con su
propia vida? (CONTINUARÁ)