La llamada “edad del pavo” es un periodo del
desarrollo psicosexual por el cual pasan todos los adolescentes. En la
infancia, el niño hace sus primeros descubrimientos sexuales, bien por
causalidad o bien observando el comportamiento de los padres, animales, otros
niños etc. Muchos de estos descubrimientos quedan incompletos, mayormente el
cómo se produce la concepción de los hijos dentro de la madre y el papel que
juega el padre en dicho acto. La mayoría de los niños, abandonan este “interés”
por la sexualidad y durante un tiempo que varía según las circunstancias
personales y ambientales, hay un periodo de latencia, donde el niño,
aparentemente no muestra ningún interés hacia lo sexual, lo cual no quiere
decir, que inconscientemente, dicha curiosidad desaparezca, al contrario, sigue
latente y cuando llega la pubertad, hará eclosión de una manera mas o menos
abrupta. Junto al desarrollo hormonal, aparece en el adolescente un interés por
todo lo sexual. Descubre la masturbación, comienza a tener intereses o deseos
sexuales hacia personas de igual o diferente sexo y aquello de su desarrollo
psicosexual que quedó reprimido durante el periodo que va de la pubertad a la
adolescencia, volverá a aflorar en él. Dice Freud, que el instinto sexual, es
el mas poderoso de los deseos, hasta el punto, que según la educación que haya
tenido el niño y de la relación que él tenga con su propio cuerpo, dicho
instinto sexual acaparará mas o menos su atención. Cuando vemos que un
adolescente está apático, desinteresado por los estudios y abstraído de la
realidad, podemos afirmar que todo su interés se halla volcado en lo sexual.
Hasta el punto, que todo aquello que no tenga que ver con sus deseos sexuales o
con su investigación sexual, no le interesa. La edad del pavo, es la invasión
del instinto sexual sobre la conciencia. El adolescente, solo piensa en lo
mismo, en lo sexual. Y no puede hablar de ello por la vergüenza o el pudor que
siente. De hecho, nunca reconocen tener dicho interés. Es más, lo niegan y
dicen no tener ese tipo de deseos. Un adolescente que se haya abstraído por el
instinto sexual, perderá eficacia en los estudios y provocará situaciones
familiares mas o menos violentas. Si ahora, añadimos, lo fácil que tienen los
adolescente usar y abusar de la pornografía en internet, nos encontramos con
situaciones complejas y difíciles para poder ayudar a nuestros hijos. Porque la
mayoría de ellos, la visión que tienen de la sexualidad es mas del orden de la
genitalidad que de la relaciones humanas. Y sobre todo, este tipo de
adolescentes, suelen hacer mucho uso de la masturbación, lo cual les lleva a
cierto aislamiento que le dificulta la mejora de las relaciones humanas. Mi
consejo es que acudan a un psicoanalista, porque muchas concepciones sexuales,
en las cuales están atrapados, son del orden de lo infantil, es decir, que la
visión que tienen de la sexualidad, generalmente es equivocada y esto le lleva
a una malinterpretación de las relaciones entre hombres y mujeres
domingo, 29 de abril de 2012
CÓMO INFLUYE UNA MADRE CASTRADORA EN UN HIJO CON TOC
Desde mi cargo de Director del Dpto de Clínica de la
Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero, vengo investigando casos de toc desde hace
mas de veinte años. He comprobado que los casos mas agudos, que acuden a
consulta y que se hallan bajo el efecto de medicación psiquiátrica, tienen un conflicto familiar muy diferente a
aquellos casos, que no vienen medicados. En los casos graves de toc, donde las
compulsiones obsesivas invalidan en su totalidad a la persona, guardan relación
con la existencia de una madre castradora y un padre anulado. El término
castradora, hace alusión a un tipo de mujer que ha anulado la figura del marido
y del padre, de manera que el hijo queda bajo el mandato exclusivo y tiránico
de la madre. Este tipo de madres, ejercen un poder absoluto sobre el hijo, de
manera que tienen un interés en que esté enfermo para así ella ejercer su papel
de madre auxiliadora. Podemos confirmar que quien enferma al hijo, es la madre,
pues lo ha reducido a un reducto insignificante, a un apéndice de ella, de manera
que el hijo queda pegado o unido “ sexualmente” a la madre. Los síntomas
obsesivos, son para huir o defenderse de la seducción sexual permanente por
parte de la figura materna. Por normal general, este tipo de casos, tienen muy
mala evolución, ya que las complicaciones que aparecen durante el tratamiento,
son producidas por la figura materna, que lejos de sentirse como una amenaza
para la salud mental de su hijo, se consideran como su único apoyo y salvación.
Por norma general, estas mujeres tienen un trastorno en su sexualidad y ese
hijo, elegido inconscientemente por ella, para enfermarlo, va a tapar sus
carencias sexuales, de manera que desplaza hacia el hijo toda una corriente
libidinal sexual que termina por enfermarle.
Este tipo de madres, se oponen a todo tratamiento que pueda curar al
hijo, pues en la curación del mismo, ven también su perdición y de manera
inconsciente, prefieren tenerlo enfermo a que sea una persona normal. En todas
mis experiencias contrastadas con otros especialistas de mi departamento, este
tipo de madres, son las que abortan el tratamiento del hijo. El pronostico es
malo, pues según pasan los años, la neurosis obsesiva acaba por apoderarse de
la totalidad del enfermo. Desgraciadamente, la medicación supone una
interrupción al desarrollo sexual del enfermo, porque este tipo de pacientes,
resuelven su problema, enfrentándose con la madre, tras aliarse con el padre
pero al estar medicados, la voluntad queda mermada y lo que tenía que ser una
evolución normal de su psiquismo, ha quedado interrumpido por la medicación. En
varios casos de neurosis obsesivas de hijos que han permanecido bajo el régimen
autoritario de la madre toda su vida, en la etapa adulta, donde el enfermo
tiene mas de cincuenta años, acaban maltratando a la madre en su etapa senil,
llegando hasta la venganza emocional. Estas madres acaban recogiendo lo que “cuidadosamente”
estuvieron sembrando durante años en su hijo.
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sábado, 21 de abril de 2012
¿QUÉ ES EL DESDOBLAMIENTO DE LA PERSONALIDAD ? ( 2ª parte )
El yo, que es
del orden de la conciencia, tiende a sintetizar todos su procesos mentales, a
racionalizarlos, a tratar de apartarlos de la conciencia. Hace lo posible
porque nada lo perturbe. Pero a veces, esta intención no es suficiente, porque
algo se acaba imponiendo en forma de síntoma. El yo, toma conciencia de que hay
algo en sí mismo que se le impone y no puede entender, ni la fuerza de aquello
que se le impone, ni el modo de expulsarlo de la conciencia. El yo no comprende
que junto a él convive un yo inconsciente, que es el origen de sus miedos, sus
peleas, sus ambivalencias afectivas, etc… el yo inconsciente suele ser vivido
como algo ajeno a uno mismo, cuando no deja de ser una parte del yo consciente.
El “desdoblamiento de la personalidad” no es mas que la toma en la conciencia
de nuestro yo inconsciente, que se está manifestando y que su manifestación es
porque algo quiere decir. Sin embargo, sus manifestaciones suelen ser a veces
absurdas, obsesivas, agresivas, carentes de sentido, pero, a ojos del
psicoanálisis, son manifestaciones que tienen un lenguaje específico que debe
ser desvelado. Es otro lenguaje el que nuestro yo inconsciente utiliza. Tras un
pensamiento agresivo, puede hallarse un deseo sexual. Tras un ritual obsesivo,
puede esconderse un afán de controlar algo que la persona no puede controlar.
Un pensamiento de infidelidad, muestra la existencia de deseos que se hallan
fuera de nuestro control moral. Es decir, que nunca debemos juzgar ni creer los
pensamientos inconsciente que aparecen en nuestra conciencia porque nunca
significan lo que insinúan significar. Tiene su lenguaje propio, que el
psicoanálisis traduce exitosamente. El miedo a la locura, a que otro de
nosotros haga algo que no podamos controlar, son miedos propios de la neurosis
obsesiva mas que de la propia locura, donde el loco, por así decirlo, no tiene
noción propia de su locura. Para él, todo lo que hace, le parece normal aún no
siéndolo. No existe por lo tanto lo que se llama vulgarmente desdoblamiento de
la personalidad. En todo caso, hay lenguaje del orden de la conciencia y
lenguaje del orden de lo inconsciente. Aún entendiéndose, el significado nunca
coincide con lo que muestra decir. Hay todo un complejo sistema de
funcionamiento dentro de nuestra mente que hace que no comprendamos esta
diferenciación de la parte consciente e inconsciente de nuestra personalidad.
Nada mejor que los sueños para mostrar este “desdoblamiento de personalidad”.
En ellos, somos capaces de realizar, llevar a cabo las mayores fantasías, que
aún despiertos, somos incapaces de soñar. Y el hecho en sí de soñar, tiene la
misma significación que los pensamientos o ideas absurdas que aparecen en la
conciencia mientras estamos despiertos. Freud, llama a estos pensamientos o
ideas “ ensoñaciones o fantasías diurnas” que tiene el mismo lenguaje de
expresión que los sueños. Concluyendo, diremos que todos nosotros somos dos: el
yo consciente y el yo inconsciente.
LA SEXUALIDAD DE LA MUJER ( 4ª parte )
Un segundo
reproche inconsciente, un tanto sorprendente, es que la madre no le ha dado a
la niña suficiente leche, es decir, que no la amamantó bastante. Parece mas
bien que dicha acusación, expresa una insatisfacción general de todos los
niños, que bajo condiciones normales, son destetados entre los seis y los nueve
meses. Sucede entonces como que nuestros hijos ( o todos nosotros ) se hubiesen
quedado para siempre insatisfechos, como si nunca hubiesen sido lactados
suficientemente.
Repasando el
conjunto de la serie de motivaciones que hacen que la niña se desprenda de la
madre, son: el descuido de haberla dado un genital no adecuado, que no la
nutrió suficiente, que la obligó con otros hermanos a compartir su amor, que
nunca la quiso suficiente y que estimuló su sexualidad para luego prohibírsela.
Sin embargo, todas estos motivos no termina de ser suficientes para explicar el
incompresible cambio de sentimientos y carácter que la niña tiene con respecto
a su madre. Lo cierto posiblemente sea que la vinculación a la madre debe por
fuerza perecer, precisamente por ser la primera y la más intensa, similar a lo
que tan a menudo se comprueba en los primeros matrimonios de mujeres jóvenes,
contraídos en medio de un apasionado enamoramiento. Tanto en éste caso como en
aquel caso, la relación amorosa probablemente fracase al chocar con los
inevitables desengaños y con la multiplicación de las ocasiones aptas para la
agresión. Los segundos matrimonios resultan por lo general mucho mejores.
En las
primeras fases de la vida amorosa, la ambivalencia afectiva, es evidentemente
la regla y en los neuróticos obsesivos, el amor y el odio mantienen un
equilibrio mutuo en todas sus relaciones objetales. Podemos concluir que la
intensa vinculación de la niña pequeña con su madre está dominada por una
poderosa ambivalencia afectiva de amor-odio, reforzada por las motivaciones
anteriormente citadas, que hacen que la niña, acabe separándose de la madre.
Contra esto,
nos preguntamos: ¿cómo es posible que el varón logre mantener intacta su
vinculación con la madre tan intensa, sin duda alguna como la de la niña?. La
respuesta es porque puede resolver su ambivalencia afectiva contra la madre
transfiriendo toda su hostilidad al padre. ( continuará )
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