Un segundo
reproche inconsciente, un tanto sorprendente, es que la madre no le ha dado a
la niña suficiente leche, es decir, que no la amamantó bastante. Parece mas
bien que dicha acusación, expresa una insatisfacción general de todos los
niños, que bajo condiciones normales, son destetados entre los seis y los nueve
meses. Sucede entonces como que nuestros hijos ( o todos nosotros ) se hubiesen
quedado para siempre insatisfechos, como si nunca hubiesen sido lactados
suficientemente.
Repasando el
conjunto de la serie de motivaciones que hacen que la niña se desprenda de la
madre, son: el descuido de haberla dado un genital no adecuado, que no la
nutrió suficiente, que la obligó con otros hermanos a compartir su amor, que
nunca la quiso suficiente y que estimuló su sexualidad para luego prohibírsela.
Sin embargo, todas estos motivos no termina de ser suficientes para explicar el
incompresible cambio de sentimientos y carácter que la niña tiene con respecto
a su madre. Lo cierto posiblemente sea que la vinculación a la madre debe por
fuerza perecer, precisamente por ser la primera y la más intensa, similar a lo
que tan a menudo se comprueba en los primeros matrimonios de mujeres jóvenes,
contraídos en medio de un apasionado enamoramiento. Tanto en éste caso como en
aquel caso, la relación amorosa probablemente fracase al chocar con los
inevitables desengaños y con la multiplicación de las ocasiones aptas para la
agresión. Los segundos matrimonios resultan por lo general mucho mejores.
En las
primeras fases de la vida amorosa, la ambivalencia afectiva, es evidentemente
la regla y en los neuróticos obsesivos, el amor y el odio mantienen un
equilibrio mutuo en todas sus relaciones objetales. Podemos concluir que la
intensa vinculación de la niña pequeña con su madre está dominada por una
poderosa ambivalencia afectiva de amor-odio, reforzada por las motivaciones
anteriormente citadas, que hacen que la niña, acabe separándose de la madre.
Contra esto,
nos preguntamos: ¿cómo es posible que el varón logre mantener intacta su
vinculación con la madre tan intensa, sin duda alguna como la de la niña?. La
respuesta es porque puede resolver su ambivalencia afectiva contra la madre
transfiriendo toda su hostilidad al padre. ( continuará )
No hay comentarios:
Publicar un comentario