domingo, 29 de diciembre de 2019
domingo, 22 de diciembre de 2019
AVANCES EN EL CONOCIMIENTO Y TRATAMIENTO DE LA DEPRESION
Toda depresión tiene un comienzo, un desarrollo y una aparición. Sentirse triste es normal pero el sentimiento de tristeza, cuando se alarga en el tiempo, comienza a haber una pérdida de interés por hábitos que antes nos ilusionaban, apatía, melancolía por cosas pasadas, sentimiento catastrofista con respecto al futuro, llanto, cansancio, alteración de sueño, inquietud, malestar general sin saber las causas exactas, son síntomas de depresión. Su aparición, así como el efecto extraño de no poder controlar dicho estado anímico junto a una dificultad para abordar el día a día, hacen pensar que algo se instaló en la mente, en el psiquismo que ha determinado nuestra forma de actuar con diferencia a lo que anteriormente éramos o pensábamos.
Según los estudios que llevo realizando desde hace mas de veinte años, he comprobado tanto en adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos que todos pasaron por un momento de sus vidas, donde aconteció una pérdida. Las pérdidas para el ser humano pueden ser varias, desde perder a un ser querido, una amistad, una pareja, un trabajo, un país, una etapa de la vida, etc, y dejan un vacío emocional que la persona no siempre lograr compensar con otras ganancias. Hay situaciones de pérdidas que son irreparables (como la muerte de los padres, de un hijo tempranamente, de un hermano por enfermedad …) y el vacío emocional deja una huella, una tristeza crónica donde la persona no sólo descubre la muerte, sino que puede visualizar su futura muerte. De manera que hay algo en el depresivo que no solamente llora por la perdida de lo querido, sino que llora por lo que mas quiere: así mismo. Las pérdidas que vamos teniendo a lo largo de la vida, nos van anunciando la gran pérdida que somos nosotros mismos, siendo así que la persona depresiva abandona en cierto modo el deseo de vivir porque sabe que va a morir. El psicoanálisis de Freud, nos dice que el aparato psíquico está conformado a través de complejos mecanismo de defensa para negar nuestra mortalidad, siendo así que la percepción de muerte siempre es ajena a uno mismo. Vemos la muerte como algo ajeno, es decir, se mueren los otros pero no yo. Hasta que las circunstancias vitales de la vida, nos traen pérdida cercanas y justo ahí es donde esa pérdida nos “toca el alma” Estamos en el mismo camino que otros y tarde o temprano, nos llegará. En el trastorno depresivo, hay una alteración química cerebral como consecuencia de la descompensación que nuestro psiquismo ha provocado sobre lo orgánico. Sabemos que las emociones son capaces de interactuar sobre el sistema cardiorespiratorio (taquicardias, agitación respiratoria ) digestivo (diarreas, estreñimiento ) genito urinario (impotencia, falta de orgasmo ) y también neurológico.
Debemos prestar atención y reponer los valores químicos a sus valores normales (uso de medicación temporalmente cuando el trastorno es severo) y mediante la técnica psicoanalítica, analizar la perdida de deseo junto a la pérdida o pérdidas que la persona no ha logrado elaborar. Ante los primeros síntomas depresivos, se recomienda comenzar con un psicoanálisis de la pérdida acontecida para la persona. Normalmente las personas dicen ser fuertes para superarlo, sin embargo, el ser humano es triste por naturaleza y algo del final se le anuncia con frecuencia en la vida. De eso se trataría la terapia de la depresión con psicoanálisis, enseñarle a vivir aun sabiendo que va a morir.
domingo, 8 de diciembre de 2019
domingo, 1 de diciembre de 2019
¿FALLAN LAS TERAPIAS PSICOLÓGICAS O FALLAN LAS PERSONAS?
Los psiquiatras, los psicólogos, los psicoanalistas, tratan a personas que tiene problemas o dificultades de salud mental. Terapia de pareja, cómo mejorar la resiliencia, aumentar la autoestima, salir de una melancolía, superar una depresión,
Problemas de ansiedad, apatía, conductas narcisistas etc… Estas y muchas mas, son causas por las cuales las personas acuden a un especialista. Sin embargo observamos en las terapias de pareja que suelen abandonarla sin haber resuelto el problema. La psiquiatría observa que muchas personas abandonar el tratamiento farmacológico para la depresión o la ansiedad, se olvidan del mismo o simplemente parece que ningún tratamiento les funcionara. El psicoanálisis observa en el maltrato psicológico que la persona parece que no quisiera saber su grado de implicación en su problema. El celoso acusa a la otra persona y pareciera que él no es el responsable de sus celos, etc.. Todos estos casos y muchos mas, muestran en las personas que tiene problemas o dificultades mentales, como una “resistencia a curarse” es decir, que algo les lleva a abandonar el tratamiento alegando cualquier excusa para seguir con su dolencia o problema.
El psicoanálisis viene a dar explicación a porqué las personas abandonan los tratamientos terapéuticos sin haber solucionado su problema y diera la impresión de que prefieren seguir con su problemática en vez de solucionarla. Y hay que decir que es así. Por determinadas causas psicológicas que ahora hablaremos, podemos afirmar que hay algo en numerosas personas que hacen que se resistan a curarse o incluso mejorarse o aliviarse. Pareciera que la persona ha entrado en un estado de conformidad o equilibrio dentro de lo inestable de su dolencia o enfermedad que responde con resignación ante algo que para ellos constatan como un hecho: “ esto ya no se me va a curar” o “es muy difícil que yo pueda volver a estar bien como antes lo estaba”. ¿Resignación? o ¿podríamos decir que la persona tiene ya una vida organizada en torno a su enfermedad y curarse equivaldría a tener que modificarla?
La resistencia, como bien dice la palabra, es la capacidad que tiene la persona consciente o inconscientemente para oponerse a la curación de su dolencia. ¿pero porque una persona no va a querer curarse de su depresión, ansiedad, baja autoestima, problemas de pareja? La respuesta es porque su “enfermedad” le sirve para varias y diversas cosas. Por ejemplo, recuerdo un caso de neurosis obsesiva de un joven con 34 años, medicado que tenía ya un grado de invalidez concedido que le incapacitaba para trabajar. Tras cuatro meses de tratamiento, la mejoría del hombre fue espectacular, tanto fue así que le propia madre dije: doctor, a ver si mi hijo se va a curar y le van a quitar la paga? Y después de aquel día no volvió mas a tratarse. Otro ejemplo de pareja, que acudían a terapia por agresividad y maltrato verbal y psicológico. La mujer acusaba al marido de maltratador pero ella acabó descubriendo su implicación en el maltrato y lejos de querer solucionarlo, decidieron dejar la terapia. UN año después se separaban y cinco años después seguían con disputas y peleas por la custodia de los hijos, la educación etc.. Un caso de depresión profunda de una mujer que llevaba casi 20 años inhabilitada para todo en la vida y tenía el privilegio de que su marido y sus hijos estuvieran en torno a ella para cuidarla debido a su depresion. Al tercer mes de terapia y de experimentar una gran mejoría dejaba el tratamiento porque sus hijos y su marido ya no la prestaban ni le concedían los mismos favores que cuando estaba “enferma”.
De todos estos casos, sacamos una deducción: la enfermedad mental proporciona un “beneficio secundario”, Obtener una invalidez, llevar a cabo chantajes emocionales, mantener ciertas conductas masoquistas, son muchas dentro de la variedad infinita de beneficios que otorga una enfermedad mental. Una persona que resuelve su problema, debe abandonar el beneficio inconsciente que le otorga y sin embargo, la persona renuncia a curarse antes que perder los “beneficios que su dolencia le otorga”. Por mi experiencia clínica, de mas de 24 años, he observado que cada vez hay mas resistencia en las personas a tratarse o a curarse de un problema o trastorno mental. Hay ya toda una psicología estructurada en torno al concepto de enfermedad mental que hace que la persona estructure su vida y sus relaciones en torno a lo que le sucede psicológicamente. Curarse equivale a cambiar hábitos que existen y que están fuertemente estructurados desde el inicio de la enfermedad, por lo tanto, la persona terminar por aceptar su dolencia antes que desmontar la vida que ha montado en torno a su dolencia psicológica. Y realmente vivir, se puede vivir de cualquier manera y al igual que se puede vivir sano, también se puede vivir enfermo y no es criticable porque en el fondo es la propia persona que la decide vivir como quiera.
No solamente funciona el beneficio secundario de la enfermedad, sino que hay otros mecanismos mentales como es el sentimiento de culpabilidad y las misteriosas tendencias masoquistas del yo, las que hacen que la persona se resiste a la curación. (continuará)
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