Llamamos aparato psíquico aquello que constituye nuestra mente. Está
formado por tres partes: la conciencia, desde donde percibimos la realidad
externa y nuestra realidad interna. La parte inconscientes, que es donde se
haya la memoria, los afectos, los sentimientos y los deseos. Y una parte
intermedia llamada preconsciente o censura.
NO LO OLVIDES. Necesitamos de la censura para no decir o actuar según la
naturaleza de nuestros deseos. NO todos los deseos podemos satisfacerlos porque
nos producirían muchos problemas.
Los deseos agresivos y sexuales son los que más perturbación producen a la
persona pues suelen tener mucha fuerza y para evitar que no aparezcan en la
conciencia, tenemos que poner mucha energía para frenarlos. Tanta energía hay
que poner que muchas personas que dicen estar cansadas o sin energía es porque
la tienen puesta en frenar los deseos agresivos y sexuales.
Lo interesante del aparato psíquico es que la persona NO SE DA CUENTA DE NADA
lo que le sucede. Si les preguntamos, nos dirán que ellos no son agresivos y
que no tienen deseos sexuales que les perturbe.
Esta es la misión de la parte preconsciente de nuestra mente y consiste en
que la persona NO SE ENTERE DE NADA DE LO QUE LE PASA, ES DECIR, QUE NO SE ENTERE
DE CUALES SON SUS DESEOS INCONSCIENTES.
¿ Y por qué la persona no puede enterarse de cuales son sus deseos?¿ por
qué esta parte de la mente le hace vivir engañando y sin darse cuenta? La
respuesta es para evitar el sufrimiento o el malestar que le produciría
conocerlos.
Sin embargo tenemos personas que están sufriendo continuamente, pero no
saben por qué sufren ni a qué se debe su sufrimiento o malestar continuo.
Podemos decir el sufrimiento no deja de
ser mas que una pantalla para desviar la atención de lo que realmente
perturbaría a la persona. Cuanto más sufro, más concentrado estoy en mi
sufrimiento y menos “pienso en otras cosas” que también me perturbarían si
pensara en ellas.
El sufrimiento que dicen tener es incluso mucho más tolerable que el
malestar que le produciría conocer la verdadera naturaleza de sus deseos.
¿Podemos decir entonces que las personas luchan o se defienden de sus
propios deseos? Efectivamente, la conciencia debe defenderse frente aquello que
le perturba. Lo que si podemos afirmar con total seguridad es que el
sufrimiento o malestar que la persona siente, siempre es mucho menor comparado
con la perturbación que le produciría en su personalidad conocer ciertos deseos
inconscientes. CONTINUARÁ