domingo, 4 de junio de 2017

¿POR QUÉ SE SUICIDAN ALGUNAS PERSONAS?




En el estudio del psicoanálisis, el Dr. Sigmund Freud, aborda el tema del suicido en un texto de 1915 titulado Duelo y Melancolía. En dicho estudio, establece analogías y a la vez diferencias entre el duelo y la melancolía. El duelo es una reacción dolorosa normal que acontece ante la muerte de una persona querida. El sujeto tiene dolor y pierde parte del interés por el mundo porque la persona querida ya no se encuentra en su vida. El duelo es una reacción que desaparece progresivamente con el tiempo, sin dejar huellas y es contraproducente alterarlo. Es decir, desaparece solo. En la melancolía, no hay muerte de personas queridas pero sí abandono. El sujeto es abandonado por una persona y en su lugar aparece una reacción emocional llamada melancolía que tiene características dolorosas como el duelo pero su evolución es diferente. La persona melancólica mantenía una relación afectiva, incluso amorosa, con quien le abandonó. Esa energía, ese deseo puesto en la persona se queda libre de manera que a través de un mecanismo de introyección vuelve al interior del sujeto. En la mente de la persona abandonada aparece un conflicto producido por el amor y el odio hacia la persona querida, conflicto que se acentúa mayormente cuando la dosis de amor era alta. El amor y el odio se alternan hacia la persona que le abandonó y dentro de la mente hay una lucha que acapara toda la agresividad de la persona en un conflicto imaginario donde el sujeto se pelea con la persona que lo abandonó. Este interesante proceso se origina gracias a un mecanismo de identificación, donde la persona abandonada se identifica con la persona que lo abandonó y una parte de él queda ligada imaginariamente a ella. De este modo observamos que la persona abandonada mantiene un diálogo de pelea y reproche con la persona que lo dejó, hasta el punto que puede llegar a ocupar toda su energía en una batalla cruel que puede terminar con la muerte, en el sentido que la ofensa que experimente la persona abandonada es tan grande que desea matar a la persona que lo abandonó. Y la manera de matarla es suicidándose, es decir, mata a la otra persona de manera imaginaria pero la persona se mata realmente. Este complejo mecanismo de la melancolía, la hace a su vez peligrosa, ya que si la persona no logra resolver dicha herida a su “ego” puede terminar suicidándose, es decir, dándose muerte él y a la persona que se halla en su interior. No todas las personas abandonadas terminan en suicidio pero sí tienen que pasar un estado emocional de melancolía. La manera de superarla, normalmente es cuando la persona termina el conflicto mental, desvalorizando a quien le abandonó o simplemente sustituyéndola por otra persona. Lo normal es esto pero no es raro ni infrecuente que una persona dolorida por el abandono de otra piense en el suicidio.

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