miércoles, 7 de enero de 2009
COMO SER UNA MADRE CASI PERFECTA ( IV)
Y EL PADRE ¿ QUE PINTA EN TODO ESTO ?
En este punto, debemos hacernos la siguiente reflexión: si no hay algo o alguien que separe a la madre del niño, la unión de la célula narcisística podría durar más tiempo del conveniente para ambos. Sabemos, por definición, que la madre no desea separarse del hijo ni el hijo de la madre y este acontecimiento necesario solo se producirá si se dan ciertas condiciones procedentes del exterior.
Por tanto, vamos a llamar EL TERCERO a todo aquello que desvía la atención de la madre hacia su hijo y le muestra que no es único para ella en su deseo; por ejemplo, una llamada telefónica, el trabajo y sobre todo, la figura del padre.
El padre viene a interrumpir dicha unión , siendo necesaria su presencia para que ese ser único de la célula narcisística se divida y se constituya en dos diferentes e independientes. Para que existan el dos tiene que haber tres. Es el número tres – el padre- el que otorga la existencia al número dos, es decir, el tercero viene a diferenciar y a distinguir al niño de la madre.
Muchos problemas de pareja surgen con la llegada del primer hijo debido a que, lo único que la mujer deseaba del hombre, era ser madre y cuando su deseo se ve cumplido, aquel pasa a un segundo plano en la relación madre- hijo. Ella no está dispuesta a compartir su producto y el padre-marido-pareja se convierte en un obstáculo molesto, con el que acaba, por lo general, por romper , una vez alcanzado su objetivo.
Pero ¿ qué es un padre? . Ser padre es acceder a un lugar, a una posición desde la cual va a ejercer una función: LA FUNCION PATERNA.
Para todo hombre, alcanzar dicha posición tiene que ver con la transmisión inconsciente de una función que va a depender del modo en que su propio padre la ocupó, a su vez, para él.
La función paterna consiste en trasmitir que hay Ley. El padre debe enseñar al hijo las normas sociales : lo que es bueno y lo que es malo, lo que está prohibido y lo que está permitido.
Tanto la ideología materna como la paterna se trasmiten de generación en generación y guardan relación con la función padre y la función madre en ambos sexos.
Cuando un padre no es capaz de llevar a cabo su función correctamente, decimos que es UN PADRE DESVALORIZADO.
Cuando a sus hijos les corresponda esa tarea, mal transmitida, posiblemente lo harán , a su vez, de forma fragmentada e incompleta. Esto es lo que denominamos HERENCIA PSÍQUICA GENERACIONAL DE UN PADRE
El Padre es una realidad sagrada en sí misma, más espiritual que de cualquier otra índole. Al Padre solo se le puede amar porque es quien trasmite el orden familiar y social.
El equilibrio emocional y educacional que los hijos muestran en la realidad es efecto indicativo de que el padre ha ejercido correctamente su función.
Como viene de la mano de la aceptación de que madre y niño son dos, deducimos que hubo de haber presencia de la figura paterna.
La mayoría de los trastornos emocionales y de conducta infantiles tienen que ver con alguna complicación en este proceso. Un niño puede tener un padre real y sin embargo, dificultades para simbolizarlo.
En la mayoría de los niños rebeldes y problemáticos, encontramos que algo relacionado con la función paterna todavía no está instalado en su psiquismo. La causa puede deberse a un padre débil que no logra posicionarse debidamente en su función o a una madre que eclipsa y anula dicha figura.
Para un niño ¿ qué es un padre.? En primer lugar, un rival molesto que viene a interrumpir esa unión perfecta que tiene con su madre y por tanto, el primer desencadenante de sus celos.
En segundo lugar y por definición, es un acto de fe . El niño debe creer a su madre cuando le dice que ese hombre es su padre. Así como nunca tuvo dudas acerca de quien es ella; que su padre lo sea es un convencimiento al que va a acceder solo si verdaderamente la cree; por tanto un padre siempre es una cuestión de creencia en la palabra de la madre.
Quiere esto decir, que si lo mira con amor y lo tiene en cuenta en los pequeños actos de la vida cotidiana no va a haber dudas pero si lo hace con recelo, con desconfianza o asco, el niño va a tener sospechas al respecto.
Las dudas neuróticas sobre si el padre que se dice tal, es el padre auténtico surgen, cuando la relación entre los progenitores no es del todo armoniosa. Cada vez que la madre, delante del niño, le discute o le quita la autoridad , va a quedar cuestionado. Por consiguiente, si una mujer tiene problemas con su pareja, en mas de una ocasión, va a surgir en ella la tendencia inconsciente a despreciarlo, censurarlo y anularlo frente al hijo, lo que va a ser aprovechado para confirmar la hipótesis de que “ ese rival tan molesto, al que tan poco quiere mi madre, no puede ser mi padre “.
El padre es el eslabón necesario que regula la relación del niño con la madre.
El padre existe solo si la madre lo autoriza a existir como tal. La figura del padre biológico no se corresponde con el padre simbólico. El padre es, por tanto, una construcción a la que se llega a través de la palabra de la madre, que es quien le reconoce su autoridad, su valor y su crédito frente al niño. Por eso, cuando lo desprecia o lo desvaloriza , podemos asegurar que “ cae “; es decir, que el muchacho se queda sin representación psíquica de la figura paterna, aunque lo tenga sentado a su lado.
No debemos confundir al padre simbólico - lo que el niño cree que es un padre - con el padre real - el hombre con el que convive él y su madre .
Su modo de intervenir debe ser mediante la palabra, única forma efectiva de educar y de prohibir.
El fundamento sobre el que se asienta el respeto al padre está muy cercano a la noción del temor a Dios. Temer al padre no es lo mismo que tenerle terror. El miedo – a perder su amor - es necesario para que, en el niño se establezca el respeto a las normas y al orden para que esto suceda, él también debe estar sujeto a la Ley .
El padre debe ser tolerante pero no permisivo con las transgresiones infantiles. Debe ser justo y señalar el límite entre lo que está bien y lo que está mal. Cuando el padre marca o actúa ante un comportamiento no pertinente del niño, LA MADRE NO DEBE INTERVENIR BAJO NINGUN CONCEPTO. Siempre es preferible que le muestre algo de miedo - aunque pueda parecer un poco excesivo- que una falta de respeto y credibilidad ante la prohibición efectiva.
Algunas madres discuten continuamente lo que es o no es justo con respecto al modo en que el padre lleva adelante la educación de sus hijos. Eso va a depender del concepto de padre que, como hija, haya construido. Si piensa que fue injustamente corregida por él, podemos asegurar - salvo que encuentre un hombre con el concepto de padre como portador de la Ley muy bien instalado – que no aceptará ninguna intervención en materia educativa sin cuestionarla. En cambio, si tuvo un padre muy permisivo, lo más probable es que tienda a no tomar en consideración las enseñanzas que el padre intente impartir en dicho proceso.
Lejos de lo que habitualmente se cree, no es contraproducente para el niño sentir cierto temor al padre pues eso será la base del futuro respeto a la sociedad y a sus miembros.
El respeto al padre es el fundamento sobre el cual se va a desarrollar el sentimiento de la propia seguridad personal.
Al contrario de lo que muchos piensan, debemos señalar que el temor al padre no es causa de ningún trauma infantil ni produce inseguridad alguna. Mas bien, las inseguridades se generan cuando todo le está permitido al niño.
La experiencia nos enseña que cuando la familia permite o da por bueno cualquier comportamiento de uno de sus integrantes, esta falsa seguridad creada dentro del hogar va a chocar, tarde o temprano, con lo que se espera de él cuando sale al mundo exterior. La realidad termina por poner las cosas en su sitio, porque muestra que NO TODO está permitido y que las normas sociales existen para el buen funcionamiento del mundo.
Por regla general, los niños muy caprichosos o excesivamente consentidos durante la infancia son los que mas sufren a la hora de la adolescencia y en la vida adulta. Son niños educados por padres que no les han impuesto un límite. Han recibido - material y afectivamente – en demasía y les han sido permitidas todas sus actitudes y conductas. Al crecer y verse obligados a salir de este ámbito, el choque es brutal cuando comprenden que el mundo NO ES TAN GENEROSO como su familia y que en la vida real, conseguir las cosas necesarias y el respeto de las personas, requiere un trabajo continuo, algo a lo que no estaban acostumbrados dentro de su entorno. Por todo lo cual, su nivel de frustración y de infelicidad se acentuará con el paso de los años.
Al revés de lo que pensamos: si al niño se le enseña a aprender a tolerar las frustraciones materiales y afectivas que se generan en todo proceso educativo, se hará mas precavido y respetuoso cuando crezca y tenga que enfrentarse a las diversas situaciones que la propia vida le vaya deparando.
El respeto y el temor al padre posicionan al niño y a la niña frente a la función de la virilidad. Una posición paterna excesivamente permisiva o pasiva puede impulsar a que los hijos inclinen sus preferencias sexuales hacia una elección de objeto homosexual .
Las mujeres casadas en segundas nupcias con hijos de una primera relación pueden tener, a veces, problemas para tolerar las intervenciones de su nueva pareja sobre ellos. Esto es un error muy grave. El padre, independientemente de que sea o no sea el padre biológico, es mas una función que una figura física. Por tanto, da igual quien la ocupe siempre y cuando esté bien llevada a cabo. De hecho, muchos niños consideran a su segundo padre mejor que al primero, lo que tiene que ver con la credibilidad que la madre le otorgue en su nuevo cometido. Si ella lo acepta y lo asume como tal , el niño también lo aceptará.
Las funciones que el padre ejerce tienen que ver la introducción de la Ley y con el amor a lo social. Su tardía aparición lleva al niño a darse cuenta de que el amor de la madre, en realidad, es el padre y que él procede de la unión de ambos. El amor, tanto materno como paterno, tiene como significado la generosidad y representa para el hijo un DON DE AMOR.
. Un padre ama a su hijo de manera incondicional, sin pedirle nada a cambio y sólo quiere para él que se desarrolle como ser humano. Por eso, lo único que se puede hacer por el padre es amarlo.
En algunas circunstancias, puede ocurrir que encontremos mujeres que les impidan situarse adecuadamente en su función Es el caso de las llamadas MADRES OPACAS que se interponen para no dejar pasar a través de ellas, la palabra del padre al niño. Son madres auténticamente neuróticas que solo viven para sus hijos sin importarles para nada el resto del mundo. Nunca dejan intervenir a su partenaire en las actividades educativas y si lo hace, se toman el cuidado de anular, despreciar o desprestigiar sus opiniones ante el hijo y la sociedad.
En contraposición, la variante sana serían las llamadas MADRES TRANSPARENTES, mujeres que valoran y respetan la figura paterna y permiten el necesario pase de la Ley.
Cuando en el sujeto no se instala adecuadamente la función paterna, debido a una posición desvalorizada del padre o a la intervención de una madre opaca, aparecerán importantes trastornos psíquicos durante su desarrollo emocional e intelectual .
Que la función del padre no exista , equivale a decir: “ Si Dios no existe, entonces todo está permitido “. ( Los Hermanos Karamázov. F. Dostoievski. )
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