jueves, 22 de enero de 2009

¿ ERES UNA MADRE PERFECTA ? ( X )

¿ Qué son las zonas erógenas.?
Una vez comprendido lo expuesto anteriormente acerca del placer que engendra y se desarrolla en el niño por el acto de succionar y chupetear, nos vamos a permitir ampliar estos conocimientos a lo que se denomina las zonas erógenas. Una zona erógena puede ser cualquier parte del cuerpo, si tras la aplicación repetida de ciertos estímulos surgen sensaciones placenteras.
Por regla general, las más habituales y que acaba descubriendo por sí mismo son la boca, el ano, los genitales, los dedos, el ombligo, los pezones y el lóbulo de la oreja.
Determinadas partes del cuerpo son altamente excitables y muchos de los gustos sexuales que el adulto acaba desarrollando tienen su fundamento en las primeras experiencias vividas con placer durante la infancia.

La importancia de la zona anal.

La zona anal, al igual que la boca y los genitales, es una parte muy especial del cuerpo donde surgen sensaciones placenteras que van unidas a las funciones fisiológicas. No debemos olvidar que el esfínter anal tiene muchas fibras nerviosas sensitivas y su estimulación puede llegar a ser fuente de placer. Debemos suponer que todas aquellas personas que han desarrollado de adultos algún tipo de sexualidad en torno a esa región , experimentaron desde pequeños, una intensa actividad placentera en ella. El descubrimiento del placer en la región anal puede ser , en algunos niños, casual aunque en otros, dicha sensibilidad es despertada precozmente por la manipulación durante los hábitos de limpieza o por la aparición de los oxiuros – las conocidas lombrices -.
Sabemos la enorme preocupación que se produce en la madre cuando el niño no hace caca y la inmensa satisfacción que siente cada vez que lo hace, porque ello es sinónimo de que todo marcha bien en el cuerpo de su hijo. Por eso, cuando aparecen periodos de estreñimiento, el retraso en la secreción de los excrementos puede llegar a convertirse en una auténtica obsesión. En nuestras consultas y en las consultas pediátricas, hemos observado a infinidad de madres presas de una terrible ansiedad porque el niño no había hecho caca desde hacía varios días o porque al hacerla, sufría de intensos dolores. Este estado de excitación las impulsaba a espiarlo continuamente, a olerlo, a preguntar en la guardería si lo hizo o no lo hizo y a pedir al médico algún tipo de solución rápida. Remedios tales como enemas, irrigaciones, laxantes, estimular repetidamente el ano con el dedo, etc... a la larga, acaban produciendo un precoz desarrollo de la sensibilidad en esa zona y que el niño encuentre un placer asociado al acto de la excreción de las heces que posteriormente tratará de repetir.
Las causas por las cuales un niño se vuelve estreñido, por sorprendente que parezca, son PSIQUICAS.

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