Me hice médico para aliviar el dolor en las personas.
Recién comencé mi carrera, los mecanismos de ciertas enfermedades no dejaban de
sorprenderme y sobre todo cómo ciertos estados de ánimo inclinaban la balanza
hacia la curación o hacia la muerte.
Esto me llevó a querer ser psiquiatra. Sin embargo la
experiencia Hospitalaria como alumno interno del Departamento de Psiquiatría
del Hospital donde estudiaba me decepcionó mucho porque yo, que por entonces ya
tenía estudios de psicoanálisis- observaba que los pacientes querían hablar,
querían que se les escuchara y una frase, unas palabras tenían tanto o más
efecto terapeútico que una medicación. Superada esta decepción decidí
profundizar en mis estudios psicoanalíticos porque veía la eficacia de la
palabra y de comprobar que muchas enfermedades orgánicas mejoraban con
psicoanálisis y cómo ciertos estados del ánimo podían que llevar a enfermar a
las personas se curaban. Con el tiempo puedo decir que tengo el máximo grado de
especialización en el conocimiento de la mente humana y también tengo una experiencia
de la vida. Mañana día 13 de junio cumplo 48 años. Y me considero un
especialista afortunado por haberme dejado transformar por el psicoanálisis. Yo
también sufrí de neurosis porque no entendía mis procesos mentales. Hoy día
puedo decir el psicoanálisis da un poder de curación que sorprende. Produce
verdades, a veces dolorosas pero más doloroso es vivir en la ignorancia y no
darse cuenta que la enfermedad y los problemas mentales se utilizan para no
aceptar otras cosas. Si duele, es que es verdad. Y bajo este lema puedo decir
que deberían haber miles de personas pidiendo hora a los pocos psicoanalistas
que verdaderamente sabemos de esta profesión. Y sin embargo, vemos diariamente
cómo las personas vienen a consultarnos y cuando ven indicios de la verdad de
las cosas abandonan la terapia y eligen la miseria de su enfermedad. Y otras,
que se enfrentan y deciden transformar su neurosis o su enfermedad por una vida
plena de alegrías. Vivir se puede vivir de cualquier manera. Pero hay vidas y vidas.
Y yo me puedo vanagloriar del poder de curación que sobre mis pacientes me ha
dado el psicoanálisis pero también es cierto que no todo el mundo se quiere
curar y esto con los años, también lo he aprendido y terminado por aceptar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario