domingo, 18 de octubre de 2009

¿ TENER O NO TENER SALUD MENTAL ?

La salud mental se sigue descuidando. Ello es debido a que todavía no hay una cultura propia de salud mental, es decir, que al igual que todos los años, se hace un chequeo médico o se va al gimnasio para mantener un mejor cuerpo, la mente, sigue siendo la gran olvidada. Todas las personas tienen emociones que alteran su estado de ánimo. La mayoría de estas emociones, son por todos conocidas: celos, envidia, odio, amor, deseo, frustración, tristeza, cólera y muchas más. Las personas perciben que sus emociones y sus afectos pero no se paran a pensar ni de dónde proceden y porqué aparecen cuando menos se las espera. Hay personas que se levantan tristes y no saben el porqué de su tristeza, cuando todo, en apariencia, les va bien. No se logra comprender porqué cuestan tanto olvidar a una antigua pareja o esos sentimientos de cólera y rabia que se experimentan a veces a las personas que mas se quieren. Y si entramos en el campo de los pensamientos que invaden la conciencia, podremos encontrarnos manías, miedos irracionales, ansiedad, angustia, fantasías destructoras, sádicas, sexuales etc… La procedencia de todos los sentimientos humanos es inconsciente, la parte mas desconocida por las personas. En este lugar residen los recuerdos de la infancia, las experiencias vividas con satisfacción, los instintos, las pulsiones. Podemos decir que cada persona convive con una gran desconocida que es ella misma. Y este es el resultado de no conocer dicha parte: que cuando se expresa o se manifiesta, produce unos cuantos síntomas que desconciertan a aquel que los experimenta.
Una salud mental adecuada, consistiría en visitar a un psicoanalista para descartar la existencia de cualquier anomalía psíquica que pueda estar apareciendo o que pueda hacer su aparición en un futuro. De esta manera, se puede evitar muchos males mayores. Si la medicina ya que adelanta a lo que pueden ser futuras enfermedades corporales, el psicoanálisis, con su técnica de diagnóstico, es capaz también de adelantarse a la aparición de futuros trastornos o enfermedades mentales. Ante cualquier alteración del estado del ánimo, lo mejor es acudir al psicoanalista. Lo mismo que cuando duele el cuerpo, se acude al médico de cabecera.

domingo, 11 de octubre de 2009

EL PSICOANALISIS PUEDE SALVAR TU VIDA

¿ Tienes a tu madre o a tu hijo con una grave depresión y crees que no ha solución? ¿ Estás pasando por un momento de ansiedad o sufres con frecuencia crisis de angustia? ¿ Tienes un hijo cada día mas rebelde y se está desviando hacia una personalidad conflictiva o delictiva?¿ Estas pasando por un momento de crisis en tu matrimonio o pareja y no sabes cómo hallar una manera de salvar la relación?¿ Estás cumpliendo años y no sabes cómo continuar tu vida porque te faltan ilusiones?¿ Eres cada día más obsesivo con las cosas o los pensamientos pero no entiendes por qué?
Absolutamente todas estas preguntas y muchas más tienen una respuesta positiva desde el psicoanálisis. Todas nuestras actitudes, pensamientos y sentimientos, tienen un origen inconsciente dentro de la personalidad. Esto quiere decir que las personas son conscientes de lo que les pasa pero no entienden el por qué les pasa. Y si hay una pregunta, siempre hay una respuesta. Vivimos en un mundo donde no existe cultura de salud mental, es decir, no se le da importancia a la mente, al alma, como se le da el cuerpo; cuando la mente, interviene sobre todos los procesos corporales. Esta falta de importancia es la que hace que se descuide la salud mental, porque si las personas se hicieran un chequeo mental una o dos veces al año, sabrían si están desarrollando algún tipo de patología mental o van a desarrollarla en un futuro. Es decir, se puede prever el 100% de los problemas mentales si se tiene una actitud preventiva de salud mental. El psicoanálisis es una técnica que ha evolucionado mucho en los últimos 30 años. Esto hace que el tiempo de duración de los tratamientos se haya acortado de manera sorprendente. Por ejemplo, una crisis de pareja, puede resolver en cinco entrevistas. Una depresión profunda de varios años de duración mejora ostensiblemente en menos de ocho entrevistas. Un trastorno obsesivo compulsivo mejora muchísimo en menos de diez sesiones, etc… Por lo tanto, hay que dejar atrás viejas concepciones sobre el psicoanálisis tales como que es muy largo o muy caro. Actualmente, a parte de ser el medio terapéutico más eficaz que existe, es el menos corto y a la larga mas asequible, porque lo que la psicología tarda en curar en dos años - por ejemplo, una neurosis obsesiva- el psicoanálisis lo cura en menos de seis meses. Y si no lo creen, pruébenlo. Se sorprenderán.

martes, 6 de octubre de 2009

MIEDO Y ANGUSTIA

Hay dos tipos de miedo. El miedo real, aquel donde existe un peligro externo y verdadero. La persona se siente expuesto a un riesgo que puede poner en serias dificultades su vida. Ante este tipo de miedo, lo único que se puede hacer es enfrentarse a ello o ponerse a salvo. El otro tipo de miedo, al que se refiere Freud, es el miedo neurótico. En este tipo de miedo, la persona siente peligro pero no hay nada exterior que pueda hacérselo sentir. La sensación le viene de su propio interior. Es una percepción de que algo malo le va a pasar y no sabe hacia donde dirigirse, porque no puede huir de sí mismo. Entonces, comienza a sentir angustia, se agita, hiperventila, piensa que se va a asfixiar y la sensación de muerte es inminente. En este tipo de situaciones, la angustia acaba angustiando a la persona y desencadena todo el cortejo de síntomas anteriormente citados.
El miedo al miedo, es una percepción interior, donde la persona mantiene una especie de lucha entre algo que quiere exteriorizarse pero a su vez, lucha para que no se exteriorice. Ese conflicto acaba desencadenando en miedo y angustia. Los motivos tienen que ver con la parte inconsciente de la personalidad. Conflictos infantiles, familiares y sexuales, pueden ser los causantes del miedo que la persona experimenta. La solución no son las pastillas. Es necesario analizar el origen, profundizar en las circunstancias que han provocado el conflicto y reconciliar aquello de sí mismo con lo que la persona se asusta.

domingo, 4 de octubre de 2009

YO ME CURE DE UN TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO ( TOC )

Antes de ser psicoanalista, me hice médico y antes de médico fui un joven de 18 años que acudió a una amiga psicóloga pidiéndole ayuda. Aquel joven no comprendía por qué al levantarse tenía que hacer metódicamente y en el mismo orden todas las tareas higiénicas y si cometía un error, debía volver a empezar, de manera que lo que tenía que hacer en 40 minutos, tardaba casi dos horas en hacerlo. Tras cerrar la puerta de su casa, cuando estaba cerca del Instituto, le asaltaba la idea de no haber cerrado la puerta y por esa causa, podría entrar alguien y asesinar a su familia. Entonces, volvía de nuevo y para encontrarse con la puerta cerrada, lo comprobaba dos y tres veces y se volvía de nuevo al Instituto. Siempre llegaba tarde a la primera clase. A la hora de estudiar, tenía que poner en la mesa un crucifijo y rezar el rosario. Cuando se confundía en algún Ave María, tenía que comenzar de nuevo el rosario. Acabó por hacerlo tan lento que podía pasar hora y media rezando antes de ponerse a estudiar. Mientras estudiaba, los libros tenías que formar una especie de montaña a la derecha y a la izquierda. Así, aquel joven se sentía protegido entre aquellas montañas de libros. Se vestía con la misma ropa y cada 15 minutos tenía que beberse un vaso de agua para purificarse. Al estudiar tenía que leer cada frase entre 10 y 20 veces para enterarse. En su mente había días que aparecía pensamientos muy sexuales y horrorosos. Cuando cedieron dichos pensamientos, comenzaron los pensamientos asesinos hacia su propia familia. No podía comer en la misma mesa porque al ver los cuchillos o las tijeras se le pasaba por la cabeza cogerlo y clavárselo uno a uno y luego él cortarse el cuello. Luego le aparecían sentimientos de culpa que sólo calmaba brevemente rezando. Un día en la Iglesia comenzó a tener pensamientos de gritar blasfemias contra Dios y la Virgen. Dicho temor le hizo dejar de ir a los oficios religiosos. En el entierro de su abuelo tuvo pensamiento alegres hacia la muerte del mismo y pensó en bailar “ Cantando bajo la lluvia “. Aquella idea le hizo sentirse un ser despreciable. Después comenzaron los pensamientos de estrangular a las personas que le caían mal o que él creía que le habían hecho algo malo. En su mente tenía fuertes discusiones con los conductores, cualquier transeúnte que le empujara, contra el conductor del autobús por no parar, contra sus hermanos, padre, madre a los que acababa sometiendo a los más terriblesy crueles tormentos, para acto seguido arrepentirse y rezar más de cien veces seguidas el rosario. A la hora de dormir, la cama tenía que estar junto a puerta obstaculizando su salida, de esa manera no podría levantarse por la noche y hacer daño a su familia con los cuchillos de la cocina. Descolgaba el crucifijo y lo besaba doscientas veces antes de acostarse pidiendo a dios que no le permitiera realizar los pensamientos que tanto le atormentaban. Acosado por tantos pensamientos y actitudes que le encadenaban quitándole energía, decidió pedir ayuda a una profesora psicóloga. Aquella mujer era también psicoanalista y después de escucharme atentamente, yo sentí un alivio cuando me dijo: ¿ tienes algo de dinero ahorrado? Porque vas a comenzar tu psicoanálisis. Me dio el teléfono de una psicoanalista del Grupo Cero. Fui tan decidido y tan ilusionado que en la primera entrevista, me di cuenta que había una persona que me comprendía. Fueron varias las preguntas que me hizo y al final acordamos vernos dos veces por semana. Me hizo precio de estudiante, lo cual siempre le agradeceré y en tres semanas, los pensamientos que tanto me atormentan, comenzaban a perder fuerza, sobre todo al darme cuenta de su procedencia y de la relación que tenían con mi historia familiar infantil. Después de cada sesión salía grande y crecido, las manías iban cediendo, los pensamientos que tanto me atormentaban tenían ya un sentido muy distinto al que yo creía y mi primer curso de medicina se iba haciendo fácil para mí. Entré a trabajar los fines de semana en una compañía de seguros, y tras un primer año de intenso trabajo psicoanalítico, mi trastorno obsesivo compulsivo había desaparecido. En su lugar, quedaron muchas preguntas abiertas que se fueron clarificando con el paso del tiempo, pero ya no sufría, era un joven normal, estudiante de primero de medicina y con todo un futuro por delante. Nunca tuve que necesitar medicamentos, lo cual siempre agradeceré al psicoanálisis. Por eso puedo decir que a mí, el psicoanálisis me curó de un grave trastorno obsesivo compulsivo.