Lo más básico es observar que comienzas a tener desgana por las cosas. Te da pereza levantarte, cocinar, arreglarte, trabajar ir al gym, salir con los amigos. Sobre todo la falta de ganas. A partir de ahí observamos que la persona comienza a postergar las cosas o directamente no las hace o le da igual hacerlas que no hacerlas. Con estos signos tan básicos ya debemos sospechar que la persona está comenzando a gestar un estado de ánimo depresivo.
Ayer unas compañeras en una cena me preguntaban sobre cómo se generaba una depresión y yo, después de treinta años de experiencia clínica les dije que es una suma de pérdidas acumuladas durante toda la vida que no ha quedado superadas, es decir, cada vez que hay una pérdida en nosotros, aparece el sentimiento de falta. Toda falta produce un duelo, desde perder una muñeca en la infancia, terminar la universidad, finalizar un trabajo que nos gustaba, hasta la pérdida de familiares, todo son pérdidas que nos genera una huella de falta. Hay un proceso que hablaremos en próximos videos y es el duelo. El duelo aparece siempre ante cualquier cosa que perdamos, ante cualquier cosa que perdamos y si dicho duelo no se hace correctamente, ese dolor que acompaña a toda falta perdura y nos genera un estado melancólico que ya sería la base de una depresión.
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