domingo, 13 de octubre de 2019

Todos somos bisexuales (pero no se asustes)

sábado, 12 de octubre de 2019

¿Mentes poderosas? La zona oscura

La mente del miedo, la mente de los sentimientos, la mente de la muerte, del sexo, de la depresión, de la inteligencia emocional, del amor, la mente de los celos.
Vida y muerte, reunida en un solo cuerpo. La mente puede todo, desde lo sublime a los mas bajo y escabroso, desde el amor y el sexo, a la guerra. Pero ¿por qué existen contradicciones tan marcadas?¿Por qué alguien que ama, luego odia, mata? ¿por qué alguien que vive luego cae derrotado y no se levanta? ¿Por qué hoy amo la vida y mañana amo la muerte? 
Hay una zona oscura en la mente para el ser humano donde la que la inteligencia se desvanece y la luz se apaga. Donde nuestro yo comienza apartarse de la realidad y una espesa niebla melancólica lo atrapa, lo tortura, lo anula y lo mata. 
¿De qué zona oscura estamos hablando? ¿Es un viaje sin salida? Depende hasta donde lleguemos, hasta donde nos adentremos, hasta donde la fuerza destructiva de la mente nos lleve y no nos deje ya movernos. De la vida a la muerte es un instante, es un “click” donde todo se apaga. Hasta el punto que es más fácil morir que vivir. La muerte es un breve devenir, la vida un trabajo. La muerte llega, la vida es el pulso que todos los días echamos a la muerte. Certeza segura: todos tenemos la garantía de morir pero no tenemos ni la certeza, ni la garantía de vivir. ¿Cuánto? Unos, quince, treinta y ocho, noventa, cien? No sabemos el tiempo de vida que nos queda pero si sabemos que la muerte es certera. Tenemos fecha de caducidad, todos estamos en la lista y día a día subimos posiciones hasta que un dia, somos tachados, quedamos fuera de ella. Y en la lista, estamos todos. Ricos, pobres, poderosos, estafadores, presidentes, creadores. La lista es igual para todos. No hay escapatoria. Es la zona oscura la que nos puede desviar de la vida. Freud, en su libro “Los instintos y sus destinos” y en el “Más allá del principio del placer”, nos dice que somos materia, que su estado es evolucionar hacia un desarrollo, una reproducción y un ocaso. El retorno a lo inanimado. La vida sueña con morir, con su descanso. Poderosas fuerzas se oponen a la muerte, la llamamos la pulsión de vida, que hace que ese algo en nosotros, siga vivo, esperanzado, ilusionado. La muerte tiene una fuerza aliada: la pulsión de muerte, la tendencia a retornar a lo inanimado, lo sin vida. Pero si de algo estamos seguros es que la pulsión de muerte, la zona oscura siempre gana. El pulso entre la pulsión de pulsión de vida y la pulsión de muerte, nos hace mantenernos vivos. La pulsión de muerte, está en equilibrio con la pulsión de vida. Un desequilibrio en cualquiera de las dos, inclina la balanza a la muerte. Comer es sano, pero comer demás mata. Amar es sano pero amar demás asfixia. La velocidad correcta es sano, la velocidad excesiva mata. Pulsiones donde nuestro yo tiene que lidiar para que el equilibrio perdure. Y si el “yo” se abandona, se deja llevar por las pulsiones, los instintos, la falta de límites? Es cuando el yo, entra en la zona oscura, lugar donde todo comienza a ser pulsión de muerte, donde el “yo” pierde, donde el yo acaba. Es el desequilibrio entre ambas pulsiones lo que hace que entremos en la zona oscura. El depresivo lo sabe, el suicida también, el loco corredor sin limites en la carretera, como el obseso que no puede parar de ingerir… todos saben sin saber que saben pero saben. El abandono, la falta de resistencia es entregar nuestro yo a la pulsión de muerte, verdadera reina de la zona oscura…. 

domingo, 6 de octubre de 2019

SALUD RESPONDE: PSICOANALISIS

Vivimos en un mundo exigente, donde nuestro aparato psíquico se haya expuesto a las influencias del exterior y a las influencias internas. La psicología estudia las relaciones del individuo no sólo con su medio ambiente, sino con su medio interno, pudiendo hablar de una interacción entre dos mundos para el sujeto: su mundo interno y su mundo externo. 
Si las respuestas de las personas, frente a un mismo estímulo externo varían, ello es debido a que la configuración psíquica interna de cada persona es diferente a la de otra, ya que la escala de valores, así como la importancia que se le da a cada circunstancia externa, guarda relación con dicha configuración. Una misma situación o exigencia externa provoca diferentes respuestas emocionales o llamadas a la acción. Nos preguntamos porqué puede haber tanta variedad de respuestas ante un mismo estímulo externo. La respuesta esta relacionada con lo que llamamos inteligencia emocional. Para definirla, debemos incluir un concepto importante para la psicología del psicoanálisis y es lo que denominamos el principio económico de nuestra mente. Lo económico, junto con lo dinámico y lo tópico conforman una estructura mental armoniosa y que es la responsable de dichas respuestas frente a los estímulos externos e internos. Cuando decimos que nuestra psiquis es dinámica, queremos dar a entender que toda la energía en nuestra mente se mueve (sentimientos, afectos, emociones, deseos, impulsos, instintos ), es decir, goza de movimiento y sólo aquello que se estanca, origina, produce síntomas o enfermedad. Cuando hablamos de tópico, nos referimos a dos lugares en nuestra mente, la parte inconsciente y la parte consciente, entre las cuales se halla una tercera instancia llamada preconsciente que funciona a modo de censura o represión de la parte inconsciente. Nuestra energía, así como nuestros deseos, parte de la parte inconsciente y deben pasar por el filtro del preconsciente (también podemos llamarlo lugar de los mecanismos de defensa) para que accedan a la conciencia y esta ejerza un control sobre los mismos. Una respuesta agresiva frente a un estímulo puede ser desmedida, si no se regula desde el preconsciente, que es la parte dónde se filtra, se modaliza la agresividad para que la conciencia frente a un impulso o instinto agresivo pueda controlarlo. Y por económico definimos una situación de balance de energía donde aquello que nos genera tensión y malestar (displacer) estimula o poner en marcha un mecanismo mental que tiende a despojar  dicho exceso de excitación por un estado mas confortable (placer)  para la conciencia. Por ejemplo: ante un problema, una dificultad, aumenta una excitación interna que nos hace sentirnos mal. Nuestra búsqueda será la de aliviar dicha tensión o malestar, resolviendo aquello que nos está perjudicando. Sin embargo a veces, la persona tiene que esperar porque la resolución del foco productor (el problema) lleva un tiempo. Nos preguntamos hasta dónde podemos tolerar una situación que nos genera malestar, exceso de excitación interna y displacer. En el concepto de cantidad y en el concepto de tiempo está la respuesta. Cuando mayor es la cantidad de excitación y duración del estímulo, mas tiempo puede llevar la descarga de dicha excitación. Una enfermedad de un ser querido, una incertidumbre de un negocio, una situación familiar o de pareja conflictiva, son situaciones donde la persona queda afectada por un  exceso de tensión que puede terminar desequilibrándola. ¿Hay manera de liberar dicha tensión? Los estudios que realiza el psicoanálisis confirman que si lo que generó la tensión fueron palabras provenientes del exterior, lo que genera la liberación de la tensión también son las palabras. Toda conversación, recuerdo de algo vivido o presente, se asocia a una carga emocional siendo así que la carga emocional es lo que realmente distorsiona a nuestro “yo” a nuestra conciencia. La descarga de la tensión emocional libera el recuerdo de la situación vivida, mejorando la respuesta de la persona ante la situación pasada o presente. El psicoanálisis como técnica de ayuda y comprensión del funcionamiento de la psiquis establece que deben ser tenido en cuenta la carga emocional unida a la palabra, al recuerdo, a la huella de aquello que nos impacta. La técnica funciona ayudando a descargar a la persona no sólo la tensión emocional para reconstruir el equilibrio económico tensional de nuestro “yo” sino que libera el recuerdo de otro tipo de asociaciones. Es normal ver que frente a algo que experimentamos malestar, lo tratamos de asociar con varias combinaciones de situaciones, respuesta para tratar de encontrar la solución. Cuando la misma no se halla, se construye, es decir, que el psicoanálisis en el tiempo es capaz de construir soluciones trabajando simultáneamente la descarga de la tensión emocional y la producción de una nueva articulación mas objetiva de palabras como respuesta al problema o conflicto externo. 
En el próximo articulo, hablaré del conflicto interno y su manejo desde el psicoanálisis.