Una expresión muy común frente a las
adversidades o deseos de cambio en la vida es: “quiero cambiar pero puedo o no
sé como”.
Freud estudia en su texto: Mas allá del
principio del placer que nuestro aparato psíquico está estructurado para
soportar la mínima tensión posible. Lo que en psicoanálisis definimos “ el
principio del placer”, entendiendo como tal la tendencia humana a mantener lo
más bajo posible la tensión nerviosa. Comúnmente es lo que llamamos estar
dentro de la zona de confort.
Esto significa que cuando algo nos estresa
o bien nos produce malestar, la tendencia nuestra es tratar de reducir dicha
tensión nerviosa para volver al estado
de confort o bien estado plancentero.
Cada vez que nos planteamos cambiar,
supone salir de nuestra zona de confort, lo que siempre suele llevar asociado
un grado de malestar. Malestar, displacer o disconfort que cuando no se tolera,
puede ser que terminemos dejando a parte toda tentativa de cambio y volver a lo
conocido, a aquello que manejamos con facilidad y que se halla dentro de
nuestra zona de confort.
Cambiar, cuando no sabemos cómo supone
aceptar en primer lugar una falta o carencia de herramientas, sin las cuales no
se puede llevar a cabo un cambio. Esto significa que si no tenemos los
instrumentos adecuados difícilmente podemos plantearnos un cambio. Los
instrumentos de los cuales hablamos, siempre pueden ser adquiridos. A través
del estudio, de la formación externa, de la práctica contínua y mejora y a
través de autoconocimiento personal. Es muy difícil plantearse cambiar si
previamente no nos conocemos a nosotros mismo.
Es típico oír “ yo me conozco muy bien a
mi mismo” pero sin embargo nos cuesta cambiar.
Cambiar siempre supone un trabajo sobre
uno mismo, conllevar salir de la zona de confort y puede llevar sumado un grado
de tensión emocional que cuando no se tolera, terminamos por abandonar el
cambio emprendido.
Debemos por lo tanto cambiar la frase y
decir que mas que no puedo cambiar sería “no quiero cambiar” porque
instrumentos para cambiar siempre hay. Solo se trata de estudiar hacia donde
quiero cambiar y hacerme con los instrumentos que facilitarán mi cambio, aunque
cambiar me saque de mi zona de confort. Y si no salimos de ella, nunca podrá
haber un cambio.
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