ME PERTUBAN MIS
DESEOS.
Definición de
neurosis: Mecanismo mental cuya consecuencia es la de apartar a la persona de
la vida real, extrañándole de la realidad. El neurótico se aparta de la
realidad o de un fragmento de la misma-porque se le hace intolerable-.
Se nos plantea
investigar la trayectoria del neurótico y de los hombres en general con la
realidad y tratar de entender cual es la significación psicológica del mundo
real exterior.
Cuando
estudiamos la parte inconsciente de la personalidad, encontramos procesos
primarios, residuos que pertenecen a una
fase evolutiva del niño, donde en el principio eran únicos y ahora quedan “como
restos”. Hablamos de la existencia de deseos infantiles que su tendencia es a
la satisfacción pero la represión, la censura hace que nos retraigamos de ellos
mediante la producción de displacer o malestar. Dice Freud que el malestar es
un placer que no puede ser sentido como tal.
Lo que perturba
a la conciencia se debe a la aparición de exigencias- deseos imperiosos- de
necesidades internas. Lo pensado (lo deseado) queda representado como fantasía
o alucinación porque la persona debe renunciar a satisfacerla porque el mundo
real se lo impide. Digamos que la realidad impone a la persona una restricción
de sus deseos inconscientes. Dejándole en todo caso que pueda satisfacerlo en
calidad de alucinación o fantasía.
¿qué hace
nuestra parte inconsciente? Tantea la realidad, busca una realidad e incluso la
construye para dar satisfacción en lo posible a los deseos inconscientes. De
ahí que las personas sólo puedan con “fragmentos de la realidad” escenario para
poder dar salida o representar sus deseos inconscientes.
Dependiendo de
la tenacidad de los mismos, la dificultad de renunciar a ellos constituye una
tendencia general de nuestro aparato anímico, tendencia que podríamos atribuir
al principio económico del ahorro de energía.
El agotamiento mental
que muchas personas padecen, es debido a un constante esfuerzo por reprimir la
emergencia de los deseos inconscientes, deseos que la realidad censuraría. De
esta manera, se constituye en la mente, la actividad de fantasear, algo que ya se inició en la infancia para luego
pasar a las fantasías diurnas, donde la persona encuentra un placer en
fantasear lo que desde lo social le está prohibido realizar.
Los instintos
sexuales y la carga moral que conllevan, son los que mas tiene que ser
reprimidos pero su represión no les quita su fuerza de expresión, al contrario,
la represión produce que la presión de los mismos aumente y trate de buscar
salidas para su manifestación. La censura le impone condiciones, en el sentido
que sólo mediante una transformación puede acceder a la conciencia. La censura
deja al sujeto fantasear, porque es más fácil encontrar la satisfacción en la
fantasía que en la realidad donde la dificultad de satisfacción a veces no da
lugar. La censura también actúa sobre los deseos inconscientes y mediante el
mecanismo de la sublimación, los deseos inconscientes se desplazan a otras
actividades, como son las educativas, culturales, deportivas…
La represión se
mantiene omnipotente en el terrero de la fantasía y consigue inhibir las que
pudieran ser advertidas por la conciencia y provocar displacer o malestar. Todo
depende de la conciencia moral que la persona tenga. Cuanto mayor represión
moral, más difícil la expresión de ciertos deseos en calidad de fantasías.
La disposición a
los problemas mentales o a la neurosis se produce porque hubo un retraso en la
persona en educar sus instintos sexuales con respecto a la realidad y por las
condiciones (familiares, educativas ) que permitieron dicho retraso. De ahí que
negar la existencia de deseos sexuales en la infancia hace que relajemos las labores
educativas sobre el niño, siendo así que la negación de los deseos sexuales
inconscientes hacen que la emergencia de los mismos se produzca por falta de
una rigurosidad educativa con respecto al instinto sexual del niño.
Entre el deseo
por satisfacerlo y la imposición de la realidad para impedirlo, hay un límite
de espera donde se posterga el deseo, renunciando al placer inmediato y
buscando nuevos caminos para su satisfacción.
Educar/educarnos
sería vencer al principio del placer, que es la tendencia humana a la
satisfacción de los deseos inconscientes. El principio de realidad, impone una restricción, una censura, un
rechazo, una culpa al sujeto por sus deseos inconscientes y de este modo, los
fortalece contra los mismos. Cuando falla el mecanismo de censura debido a una
educación deficiente, se produce una dificultad a la hora de renunciar a los
mismos y esta lucha entre querer satisfacerlos y tener que reprimirlos será la
causa que llevará a enfermar a una persona.
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