La angustia
es un estado afectivo, distinguiendo una angustia real de una angustia
neurótica, encontrando en la primera una reacción aparentemente comprensible al
peligro, a un daño temido procedente del exterior y en la segunda, algo
enigmático y como inadecuado. En la angustia real hay un estado de atención
sensorial y tensión motora extremada, al que denominamos disposición a la
angustia. De éste estado se desarrollaría la reacción de angustia.
La angustia
neurótica la observamos en tres diversas circunstancias: primera, como angustia
general, libremente flotante, esto es, como angustia expectante, por ejemplo,
en la neurosis de angustia tipica. Segunda, fijamente vinculada a determinadas
representaciones en las llamadas fobias, en las cuales podemos reconocer
todavía una relación con un peligro exterior pero desmesuradamente exagerada la
angustia ante el mismo. Tercera, la angustai propia de la histeria y otras
formas graves de neurosis, que surge sin fundamento visible en un peligro
exterior. Entonces, ¿qué se teme en la angustia neurótica? Nuestras
investigaciones nos han hecho llegar a conclusiones importantes. Guarda
relación con la economía de la libido en la vida sexual. La causa mas común de
la neurosis de angustia es la excitación sexual frustrada. Cuando una
excitación libidinosa es provocada, pero no satisfecha, no utilizada, en lugar
de esta libido desviada de su utilización surge la angustia. Esta libido
insatisfecha se transforma directamente en angustia.
La angustia
de muchas mujeres histéricas ( también hombres ) es debida al proceso de la
represión. Cuando aparece una idea sexual que ha de ser reprimida, junto a la
idea hay una carga de libido sexual ligada. Mediante el mecanismo de la
represión, la idea sexual experimenta una deformación hasta resultar
irreconocible pero el montante o la carga de libido sexual insatisfecha, queda
transformado en angustia.
A lo largo
de nuestras investigaciones, hemos notado una importante relación entre el
desarrollo de angustia y la producción de síntomas. Así por ejemplo, el enfermo
de agorofobia, comienza su historia de síntomas con un acceso de angustia en la
calle. Este acceso se repetiría cada vez que volviera a salir de casa, por
tanto el sujeto crea el síntoma de la agorofobia, al que podemos llamar también
como una inhibición, una limitación funcional del yo y así se ahorraría el
ataque de angustia.
En los actos
obsesivos, comprobamos que si impedimos al enfermo llevar a cabo su ceremonial
de limpieza, es presa de un estado de angustia intolerable. Entonce, los
síntomas se crearían para evitar la explosión del estado de angustia.
Lo que
inspira temor, es claramente, la propia libido. La diferencia con la situación
de la angustia real, está en dos extremos: en que el peligro es un peligro
interior en lugar de uno exterior y en que no es conscientemente reconocido. En
las fobias vemos claramente cómo este peligro interior es transformado en un
peligro exterior, o sea, cómo la angustia neurótica es transformada en aparente
angustia real. Supongamos, por ejemplo, que el enfermo de agorofobia teme las
tentaciones sexuales que en él despiertan las personas que encuentra en la
calle. En su fobia, lleva a cabo un desplazamiento y lo que en ella teme es una
situación exterior. La ventaja que ello le representa es, su creencia de que
así ha de serle más fácil protegerse. De un peligro exterior puede uno selvarse
con la fuga, en cambio, la tentativa de fuga ante un peligro interior es
dificil de llevarse a cabo. La angustia es, como un estado afectivo, la reproducción
de un antiguo suceso peligroso. Nace de magnitudes de libido sexual que se han
hecho, en algún modo inutilizables y también del proceso de la represión.