jueves, 29 de marzo de 2012

LOS SINTOMAS EN LA NEUROSIS OBSESIVA


Los síntomas de la neurosis obsesiva son, en general de dos géneros de tendencias opuestas. Son, en efecto, prohibiciones, medidas preventivas y penitencias, esto es, síntomas de naturaleza negativa; o, por el contrario, son satisfacciones sustitutivas simbólicamente disfrazadas muchas veces. De estos dos grupos, el mas antiguo es el grupo de síntomas negativos defensivos; pero, conforme va perdurando la enfermedad, van predominando las satisfacciones sustitutivas, que burlas toda defensa. La formación de síntomas alcanza un triunfo cuando consigue amalgamar la prohibición con la satisfacción de una manera tal que lo que originalmente fue un mandamiento defensivo o una prohibición adquiere también la significación de una satisfacción, a cuyo efecto se utilizan con frecuencia caminos de enlace extraordinariamente artificiosos. En los casos extremos consigue el enfermo que la mayor parte de sus síntomas sumen a su significación primitiva la completamente contraria, manifestándose así el poderío de la ambivalencia, la cual desempeña, un poderoso papel de extraordinaria importancia en la neurosis obsesiva. En los casos menos complicados, el síntoma es de dos tiempos, o sea, que el acto que ejecuta cierto mandamiento sigue inmediatamente otro que suprime o deshace lo hecho, aunque no llegue a realizar lo contrario. De esto, extraemos dos impresiones: primeramente que en la neurosis obsesiva se mantiene una lucha constante contra lo reprimido; lucha que va haciéndose cada vez mas desfavorable a las fuerzas represoras; y en segundo lugar que el yo y la ley moral del individuo toman una parte importantísima en la formación de síntomas. A diferencia con respecto a otras neurosis, la sexualidad genital resulta ser débil y muy poco resistente, de manera que cuando el yo inicia su defensa, se produce una regresión de la sexualidad genital a la fase anterior: la fase sádico-agresiva, que determina el complejo de síntomas agresivos propios de los obsesivos.
La regresión a estados anteriores de la personalidad, digamos que más jóvenes, son un mecanismo de defensa del yo frente a las exigencias de la libido de adulto, que pone al yo frente al compromiso de una organización genital mas madura. Digamos que el obsesivo, de lo que no quiere saber es de la reproducción, no tanto de la sexualidad, sino de su fisura: ¿qué es para el obsesivo un padre?

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