jueves, 29 de marzo de 2012

LA SEXUALIDAD DE LA MUJER ( 3ª parte )


La niña, en algún momento debe separarse de la madre para iniciar su sexualidad con la figura del padre. Tras descubrir su carencia de pene, sobre todo cuando se ha comparado con hermanos varones u otros compañeros de juego, surge un desprecio por la figura materna, a la cual responsabiliza de su inferioridad orgánica. Ante este descubrimiento, la niña puede evolucionar hacia una suspensión de toda su vida sexual,  hacia un obstinado deseo masculino de que le crezca un pene o hacia los primeros arranques de la feminidad definitiva.
En algún momento, la niña puede empezar a manifestar una actividad masturbatoria, en principio libre de fantasías. La intervención de la madre en la higiene corporal, produce una huella de recuerdo, donde los primeros estímulos sexuales de su zona genital son producidos por dichas manifestaciones de limpieza por parte de la madre. Hay un incentivo para el desarrollo de la masturbación clitoridiana, que suele ser reprendida duramente por la madre. Son muchos los ejemplos donde las niñas se masturban sin pudor, bien con la manos, frotando las piernas, con objetos puntiagudos o en juegos con otras amigas. La niña puede abandonar la masturbación o desarrollar una terca y desafiante persistencia masturbatoria que le abre la vía al desarrollo de la masculinidad, lo cual puede condicionar su desarrollo sexual hacia un goce clitoridiano masturbatorio mas que vaginal. La prohibición por parte de la madre, puede suponer un resentimiento hacia ella que interviene a favor de la separación de la misma. El mismo tema vuelve a activarse después de la pubertad, cuando la madre asume su debe de proteger la castidad de la hija. No olvidemos que la madre se opone de idéntica manera a la masturbación del varón, suministrándole también así a éste un poderoso motivo de rebelión.
Cuando la niña descubre frente al niño, la carencia de pene, no suele aceptar ni reconocer esta falta. Se puede aferrar a la expectativa de llegar a tener alguna vez un órgano parecido al del varón. La niña puede comenzar a considerar esta carencia como un infortunio personal que se refleja en la mujer adulta bajo el sentimiento de inferioridad. Frase como “ me siento inferior, no valgo para nada, no sirvo para mucho, no consigo lo que quiero, todo me sale mal, etc, “ son frases que muestran de manera inconsciente su decepción infantil por la carencia de pene. Una vez que ella se da cuenta que todas las mujeres son igual que ella, puede sucederle lo que le ocurre a muchas mujeres, que es desvalorizar a todas las mujeres y especialmente a su madre, con la que puede manifestarse agresivamente por haberla hecho incompleta. El final de esta primera fase de vinculación a la madre, emerge como el motivo mas poderosos para apartarse de ella, el reproche de no haberla dado a la niña, un órgano genital completo como el del varón.

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