El primer objeto amoroso del varón es la madre, ya que lo cuida, lo alimenta durante la crianza y sigue siendo su principal objeto de amor y deseo hasta que es reemplazado por otro similar a ella. También en la mujer la madre es el primer objeto. Al final del desarrollo de la niña, es preciso que el hombre-padre se haya convertido en el nuevo objeto amoroso, o sea, a medida que cambia de sexo, la mujer debe cambiar también el sexo del objeto. Vamos a estudiar los caminos de esta transformación que a veces queda incompleta y que posibilidades de evolución surgen en el curso de este desarrollo. La niña, ante la visión o el descubrimiento por accidente o casualmente de su diferencia sexual con respecto al niño varón, reconoce que a ella le falta algo que él tiene. Este sentimiento de carencia, se llama complejo de castración que cuando no se supera, la niña puede llegar a sentirse inferior con respecto al varón. Aunque la mayoría de las veces, la niña se rebela contra este sentimiento de inferioridad. De aquí, suelen partir tres caminos evolutivos. El primero puede conducir a apartarla de la sexualidad, ya que insatisfecha con su inferioridad puede repudiar el hecho de ser mujer. El segundo camino, se aferra a un sentimiento de masculinidad por que el pasa toda niña, conservando hasta una edad insospechada, la esperanza de que a pesar de todo, llegará a tener alguna vez un pene, convirtiéndose esta fantasía de llegar a ser un hombre durante largos periodos de su vida. Este complejo de masculinidad puede desembocar en una elección de objeto homosexual. El tercer camino es aquel donde la niña toma una actitud femenina normal, en la que toma al padre como objeto amoroso y sexual aunque luego tenga que renunciar al mismo. Hemos de señalar que la fase de unión a la madre suele ser mas prolongada en la mujer que en el hombre. De hecho hemos estudiado que muchas mujeres, eligen marido de acuerdo al modelo del padre pero una vez casadas, repiten con el marido la mala relación que tenían con la madre. Se produce por regresión, ya que la relación con el padre se estructuró sobre la relación con la madre. Muchísimas mujeres reconocen que su periodo de madurez, tienen los mismos conflictos con su marido que los que tenían en su juventud con su madre. ( continuará )
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