Existe un patrón de personalidad, tanto en hombres como en mujeres, que se caracteriza por inestabilidad emocional en las relaciones interpersonales, falta de confianza en la imagen propia, en la afectividad y con notable impulsividad cuando las cosas no van bien. Estas personas, cuando se enamoran, hacen frenéticos esfuerzos para evitar que les abandonen. Cuando perciben que pueden ser abandonados, son capaces de cambiar su imagen y su comportamiento hacia la otra persona. Experimentan intensos temores a ser abandonados, incluso en períodos cortos de tiempo o cuando se producen cambios bruscos de planes. Este temor a ser abandonados, está relacionado con la intolerancia a estar solos y a la necesidad de sentirse acompañados, por su seguridad personal, radica en sentirse queridos. Ante el miedo a ser abandonados, son capaces de llegar al chantaje emocional, incluso a comportamientos suicidas. Este tipo de personas, en cuanto conocen a alguien, desde el primer momento idealizan a la persona, le ofrecen todo y comparten hasta los más íntimos detalles. Cuando no sienten que les prestan atención, son capaces de hacer situaciones dramáticas y acusar a la otra persona de ser mala. Este tipo de personas, son capaces de cambiar de imagen, de trabajo, de planes, de estudio y hasta de casa con tal de no perder a la persona de la que impulsivamente está enamorado. Suelen abandonar incluso su manera de pensar para no contradecir a la otra persona. Viven con ansiedad todo, se entregan al cien por cien al segundo día, siendo capaces de hacer cualquier acto de riesgo para mantenerse junto a la persona que quieren.
Este tipo de personalidad, entra dentro de los patrones inmaduros. Es decir, estas personas, no han logrado madurar y son como niños pequeños que necesitan de alguien cercano para sentirse protegidos. Sufren mucho y cuando se enamoran rompen toda relación con el mundo para entregarse totalmente a la persona de la que se han enamorado. Este patrón se les repite continuamente pareja tras pareja. Este sufrimiento, justifica que busquen ayuda. No sirven el uso de la medicación, ni las terapias conductuales, porque el origen de su problema tiene que ver con las relaciones vividas durante la infancia con la familia. Son personas que tuvieron mucha dependencia familiar, lo que le lleva a buscar un patrón parecido al de su infancia o al que les hubiera gustado tener. La solución es una terapia psicoanalítica.
Este tipo de personalidad, entra dentro de los patrones inmaduros. Es decir, estas personas, no han logrado madurar y son como niños pequeños que necesitan de alguien cercano para sentirse protegidos. Sufren mucho y cuando se enamoran rompen toda relación con el mundo para entregarse totalmente a la persona de la que se han enamorado. Este patrón se les repite continuamente pareja tras pareja. Este sufrimiento, justifica que busquen ayuda. No sirven el uso de la medicación, ni las terapias conductuales, porque el origen de su problema tiene que ver con las relaciones vividas durante la infancia con la familia. Son personas que tuvieron mucha dependencia familiar, lo que le lleva a buscar un patrón parecido al de su infancia o al que les hubiera gustado tener. La solución es una terapia psicoanalítica.
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