En el último Congreso sobre la Depresión, celebrado en Madrid, se llegó a definir la depresión como la enfermedad de las mil caras, es decir, que detrás de cualquier afectación orgánica o psicológica, puede estar desarrollándose una depresión.
Cuando la depresión aflora, no es cuando se produce, es decir, ha habido un proceso previo entre 5 y 10 años de base, donde el germen de la depresión se ha ido desarrollando hasta adquirir su carácter de depresión propiamente dicho.
Vamos a distinguir lo que es la tristeza por la pérdida de un ser querido y la depresión propiamente dicha. Ambas se parecen pero la diferencia entre una tristeza y una depresión es una cuestión de cantidad. Cuando la tristeza pasado un cierto tiempo, continua, acaba convirtiéndose en depresión.
Un duelo, es una reacción normal de tristeza a la pérdida de un ser amado, una pareja, un trabajo de mucho tiempo. No se debe medicar a una persona que se haya bajo un duelo, porque con toda seguridad acabará desapareciendo e incluso, perturbarlo puede ser contraproducente. Existen casos de personas que las muerte les arrebató un ser querido y fueron medicadas para no sentir el dolor tan grande que sentían en ese momento. Algunas de estas personas, al cabo de los 5 e incluso 10 años, les acabó surgiendo el dolor que en su momento no llegaron a sentir como tenían que haberlo sentido.
En la depresión, el estado de ánimo es profundamente doloroso, cesa el interés por el mundo exterior, la capacidad de amar se pierde, la persona pierde todas sus funciones y lo que antes hacía ahora no puede hacerlo. Suelen tener una disminución del amor propio. Suele ser normal que la persona deprimida se reproche a sí misma y se haga acusaciones hacia sí, incluso puede llegar a esperar a que reciba un castigo.
En el duelo intenso como reacción a la pérdida de un ser amado, aparece el mismo estado de ánimo doloroso, cesa el interés por el mundo y los que le rodean. No pueden volver a enamorarse de otra persona, lo que equivaldría a sustituir al desaparecido y suele haber un apartarse de toda actividad no conectada con la memoria del ser querido. Se trata de recordarle continuamente. Es decir, la persona, no tiene interés para otra cosa que no sea para recordar a la persona perdida.
En la depresión, es normal que la persona se haga un autoreproche: que es el sentirse responsable de no haber hecho lo suficiente o que pudiendo haber hecho, no se hizo. Esto hace que la persona se culpe y esta culpa hace que la persona se sienta peor, lo cual la puede llevar a frases tales como: me merezco esto, ha sido por mi culpa y ahora estoy pagando por no haberme comportado mejor etc… Es decir, es normal encontrar en la persona depresiva un sentimiento de desprecio por sí misma porque de alguna manera consciente o inconsciente, en algo se siente responsable de la pérdida de la persona querida.
Todas las personas, experimentamos reacciones afectivas contradictorias. Es decir, las personas se quieren, se pelean, se aman, se odian, se reconcilian etc… Podemos ver que entre los hermanos, padre e hijos, marido y mujer, existen todo tipo de sentimientos. Cuando se pierde a un hijo, a un hermano, a un padre, una madre etc… es normal que nos vengan a la memoria los ratos buenos que vivimos con ellos pero también es normal que recordemos los momentos de pelea, donde el rencor no nos dejó reconciliarnos, o mantuvimos mucho tiempo sin hablar a un ser querido… es decir, todos esos sentimientos contradictorios son lo que producen malestar cuando aparece la depresión.
Si nos preguntamos cual es la causa que origina una depresión, tiene que ver con haber descubierto que las personas queridas desaparecen y no vuelven. Todo esto nos hace pensar el sentido de la vida y de nuestra propia vida. Podemos decir que la persona deprimida se ha dado cuenta que la vida tiene un fin, que las cosas acaban y de alguna manera, es como que abandonara. Es como si dijera: “para qué voy a luchar o par qué quiero vivir, si la vida se acaba. “. En todo esto hay una verdad pero también hay una derrota porque la vida solo tiene el sentido de vivirla. Muchas personas que las circunstancias de su vida le ha hecho tener más dolor que felicidad, suelen tener el ánimo deprimido porque no encuentran felicidad a su vida o los ratos felices fueron cortos y breves.
Abandonarse o tirar la toalla, es una salida rápida pero no es lo mejor, porque morirse es fácil pero vivir 70, 80, 90 años requiere un esfuerzo día a día y algunas veces uno se cansa. Es cierto que cuando la vida tiene complicaciones, la persona se cansa de luchar. En estos momentos es cuando puede comenzar a desarrollarse una depresión.
Los primeros síntomas suelen ser desánimo y falta de interés por cosas que antes gustaban. Se van abandonando a los amigos, se va dejando de salir de casa, comienza a gustar más la soledad que la compañía y la persona comienza a abandonarse, a no arreglarse, a no tener interés en ella misma y al final, le acaba dando igual incluso su matrimonio o sus hijos. Lo que es cierto que cuando uno nota los primeros síntomas, debería ponerse en alerta y sospechar que está entrando en depresión. Lo que ocurre es que una depresión es una enfermedad muy silenciosa porque va entrando poco a poco en la vida de la persona y cuando se quiere dar cuenta, ya ha invadido la vida de la misma.
La depresión tiene una particularidad y es que afecta al organismo, al cuerpo. Cuando una persona está deprimida, el sistema inmunológico o de defensa disminuye y es más fácil contraer enfermedades porque el cuerpo también se halla deprimido.
Actualmente muchos oncólogos coinciden en que muchos cánceres que aparecen en ciertas personas guarda relación con haber tenido un episodio de depresión anteriormente. Suelen ser estos enfermos de cáncer que no quieren luchar por salir y que ya les da igual vivir que morir. Podemos decir, que estas personas se hallaban previamente deprimidas y el cáncer guarda relación con su depresión.
Ciertos dolores en el cuerpo, infecciones recurrentes, algunas alergias, enfermedades pulmonares, trastornos digestivos y circulatorios, tiene que ver con que la persona está incubando una depresión y el primer afectado es su propio cuerpo. De manera que la persona se siente mal, los médicos ven que no tiene nada o que son síntomas que aparecen y desaparecen pero que nunca se logra hallar un diagnóstico claro de lo que le pasa a esa persona. Podemos sospechar que detrás de todos esos síntomas se está desarrollando una depresión.
Actualmente, las depresiones, se están tratando con antidepresivos. Pero el antidepresivo en muchas personas, no cura la depresión. Algunas personas logran curar la depresión con medicamentos pero una gran mayoría no les hace efecto y por mucho que cambien de fármacos, la persona sigue sintiéndose mal. Esto es debido a que la persona necesita otro tipo de tratamiento.
Actualmente, el tratamiento más efectivo para curar una depresión es la terapia psicoanalítica. El psicoanálisis cura la depresión haciendo que la persona vuelva a tener ganas de vivir y de ilusionarse con las cosas. Realmente si una persona depresiva no logra vencer su falta de ganas por vivir, por muchos medicamentos que tome, no va a lograr salir del pozo donde se halla sumergida. Sin embargo, el psicoanálisis hace entender a la persona el sentido de la vida y que si una persona pierde a alguien querido, no debe olvidarse de lo que quedan vivos a su alrededor. Esto suele ser muy normal que cuando se pierde a alguien querido, que se olvide a los que quedan alrededor.
Por eso el psicoanálisis ayuda a reconciliarse con la pérdida y enseña a volver a recuperar la ilusión por vivir que es lo que se pierde cuando uno entró en depresión.
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5 comentarios:
Mientra se siga pensando que la solucion a la depresion es la medicación, las personas seguirán siendo tratadas erróneamente.
Pero el problema del sicoanalisis es, creo yo, un metodo que lleva en sus entrañas lo que "debemos" encontrar, no es realmente un camino libre, un camino sin huellas por donde debemos encontrar la verdad, sea esta el complejo de edipo o no, el sicoanalisis cuyo metodo rescato, se ve restringido a que su busqueda esta configurada por lo que uno tiene que encontrar.
No hay un encuentro con la verdad, sino una suerte de busqueda con identikit de la verdad y con esa actitud nos perdemos la verdad.
Estoy de acuerdo que el cogito cartesiano es solo la punta del témpano, como mas o menos dice Lacan, pero bueno, a ver, exploremos ese témpano, veamos cómo es, su consistencia, sus procesos oscuros, sus modos de pensar, de semantizar, pero de alli a ser un mero confirmar lo que dijo Freud hay un abismo
Estimado Raul, quizás lo que no se tolera del psicoanalisis es que deja en libertad absoluta al paciente para que encuentre sus propios caminos y así pueda ser dueño de su vida. Si nunca te has psicoanalizado, prueba con una sesión y sentirás un alivio que te hará comprender mis palabras. Un abrazo
Estimado Miguel
La perdida del sentido, del para qué, es cierto, es un sintoma de la depresión, esa cosa del entusiasmo un dia vemos que no está, nos sentimos como un barco donde no soplan vientos, perdemos las ganas de vivir, segun usted eso sucede por una pérdida, si eso es en gran parte cierto, basta ver la gente de edad que se muere cuando muere su pareja, ¿pero no pueden haber otras causas, relacionadas con el complejo de edipo y la incapacidad de encontrar un objeto amoroso que sirva de transición al objeto edipico?
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