domingo, 15 de noviembre de 2015
domingo, 1 de noviembre de 2015
QUÉ SUCEDE CUANDO SOLO ESCUCHAMOS LA VOZ DE LA MADRE.
Es la primera voz que oímos. Las primeras palabras, la ideología vienen de la voz de la madre. A través de ella el ser humano aprende a hablar, a escuchar, a andar, a comer. ¿Hay acaso voz más importante para un niño que la voz de la madre? Esa voz constituye al niño primordialmente hasta que otras voces entran entre el niño y la madre. Voz del padre y del mundo para que el niño tenga en su mente algo más que la voz de la madre. Ella ejerce un poder sobre el niño, que ella sabe. Si no deja que otras voces entren, el niño sólo escuchará su voz. Voces del exterior que no son la voz interna de ella. Voces necesarias para el enriquecimiento del niño para no agotarse en las mismas frases, las mismas palabras durante toda su vida, para que su inteligencia sea algo más que la voz materna. El adolescente, el hombre joven y el hombre maduro, compara toda frase o pensamiento externo con la voz inconsciente de la madre. Hay siempre una comparación entre lo nuevo con lo escuchado o conocido de ella. Y dependiendo cómo halla sido la incorporación de la voz del padre ( sería lo mismo decir cualquier voz que venga del mundo ) escucharemos al mundo, creceremos. Dejaremos que otros pensamientos enriquezcan nuestro psiquismo. Hemos estudiado que toda dificultad al crecimiento del adulto o toda detención en el aprendizaje del niño tiene que ver con no poder incorporar, incluir, sumar otras voces y ello es debido a un sometimiento a una única voz: la materna. Aquello que rechazamos, que no podemos incluir como diferente a nuestra manera de pensar, debe pensarse desde el sometimiento a una sola voz interna.Cuando el ser humano tiene inseguridad, falta de autoestima, incapacidad para afrontar nuevas tareas, problemas en la comunicación con la pareja o el mundo, es porque no puede incluir otras voces. No puede dejar de oír la voz interna de una madre que firmó con la supuesta verdad de su palabra, la sentencia de muerte de su hijo. MIGUEL MARTINEZ
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