Dice Freud que en la melancolía, el
suicidio acontece porque el yo del sujeto toma a su propio yo como un objeto,
por lo tanto hay que hablar mas de asesinato que de melancolía. El sujeto
cuando se suicida, mata al objeto que ha incorporado. En el año 64 existía en
New York un servicio telefónico de urgencia psiquiátricas para el suicidio.
Pichón Riviere, aconsejaba para disminuir la tasa de suicidio, preguntarles a
los que llamaban que si se querían suicidar o querían matar a alguien. Esta
pregunta, le llevaba al sujeto a preguntarse si ese autoreproche era para su
propio yo o si ese autorreproche coincidía con la persona que supuestamente a
ellos les había abandonado.
Mientras que en el duelo tiene que ver
con una pérdida real, en la melancolía, la pérdida es inconsciente, es más de
un orden sexual.
El castigo decíamos en la melancolía era
al propio yo, de manera que aquí se nos plantea el problema de la
identificación. Freud llega a decir que cuando el marido llega a casa y oye a
la mujer autoreprocharse que es una inútil, que no sirve para nada, Freud dice
que a quien se lo está diciendo es al marido, una forma de decir por ejemplo,
que él es impotente. Autoreproche pero no a ella, sino a algo que en ella hay
del otro, autoreproche, pero no a algo, sino a algo que hay en el yo que es del
objeto. El autoreproche, en el ser humano, siempre es para algo o para alguien,
pero no es hacia las características del sujeto que se autoreprocha.
Realmente, estas características del
autoreproche, coincide con la persona que abandonó al sujeto, de manera que
descarga contra sí mismo todo su sadismo por no tolerar haber sido abandonado.
Es decir, que cuando la persona amada me
abandona, pierdo una parte de mi yo y me identifico con la persona perdida,
pero al identificarme, la persona está en mi y la maltrato hasta desintegrarla,
es decir, hasta desintegrarme.
Nos dice Freud, que hay algo de egoísmo
en la persona depresiva, porque cuando se deprime, la realidad pierde parte o
todo el interés por la misma. No hay interés por las personas, ni por las
cosas. Si el depresivo tiene culpa es porque sabe que con su depresión,
estropea varias relaciones, por lo tanto algo altera del trabajo, del amor, de
lo social y de ahí la culpa que experimenta. El deprimido, no busca nada. Dice
Freud, que los objetos perdidos, debe sustituirse, eso es la normalidad de lo
que es un buen funcionamiento mental. El que no puede sustituir, debe comenzar
a psicoanalizarse, si no, caerá en su propio yo y se acusará, acusando a otros
sin saber que los acusa de su desgracia: amar un imposible, ser en su delirio,
lo que el otro me falta.
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