Numerosas personas en la actualidad están bajo el efecto de medicación psiquiátrica por padecer ansiedad, depresión, por dificultad, para dormir, para soñar, para amar, para desear, para vivir, etc… Sin embargo, no se curan. Pastillas y mas pastillas y no pueden entender la causa de su tortura psicológica. La medicina tiene claro el origen y la causa de las perturbaciones físicas pero de las perturbaciones del alma, no puede dar cuenta de ello. Habla de síntomas: está deprimido, pero no dice el origen. Tiene ansiedad pero no sabe por qué. No puede amar, no se sabe la causa. Ha perdido el deseo sexual, se desconoce dónde ha ido a parar. Tiene crisis de pánico y miedo a la ciudad, se desconoce la causa. Así, una por una, podríamos ir citando todas las enfermedades mentales, que salvo entre un 1 y 5 %, se puede encontrar una causa orgánica. Y el 95 % restante, su origen está en la discordancia entre la parte inconsciente y consciente de la personalidad. Todas las personas, durante el día están pensando, fantaseando, alucinando despiertos, viviendo películas que casi nunca se corresponden con la realidad. Tal es así que se puede llegar a vivir lo que se piensa como real y de ahí, la discrepancia que puede haber entre la razón y la inconsciencia. El hombre es una máquina de fantasear y de imaginar. Lo que no conoce lo inventa o lo imagina. Y de ahí su fatalidad. Hay una búsqueda continua en todo ser humano de una explicación para lo que se desconoce. Cuando no se sabe, el hombre busca su respuesta y si no la encuentra, la fantasea. Esto lleva a estados incomprensibles del pensamiento que hace que la personalidad se vuelva extraña para el propio individuo. De esta manera, el hombre puede llegar a sentirse extraño a sí mismo, hasta ser incapaz de controlar sus propios pensamientos, lo cuales puede llegar a vivir como extraños e imperantes a su razón. Esta lucha, a veces agotadora es la que debilita la mente humana. Cuando el hombre no conoce el funcionamiento de su mente, con total seguridad acabará sufriendo los efectos de dicho desconocimiento. El psicoanálisis viene a poner en contacto la parte inconsciente de la personalidad con la conciencia y de ahí, su eficacia terapéutica. Frente al desconocimiento, lo mejor es el conocimiento. Se enferma porque se desconoce. Sólo el conocimiento, calma y cura.
domingo, 26 de septiembre de 2010
lunes, 13 de septiembre de 2010
MI HIJA TIENE ANSIEDAD ¿ DEBEN MEDICARLA?
En un Seminario sobre Clínica psicoanalítica, se trae el caso de una joven de quince años, que hace año y medio fue diagnosticada de ansiedad y angustia y fue tratada por su médica de cabecera con un ansiolítico, durante un año. La joven a pesar de la medicación sentía malestar y cada vez que intentaba quitarse la medicación, las crisis aparecían. Su madre la llevó a un psicoanalista. En un periodo de tres meses, la joven no solo dejó de tomar pastillas sino que comprendió el origen de su ansiedad y de su angustia. El diagnóstico era “ angustia virginal”. La joven una vez que entró en la pubertad, tuvo que enfrentarse a su despertar sexual, el cual, la inquietó de sobremanera que llegó a provocarla ansiedad, porque no podía entender las sensaciones voluptuosas que su cuerpo le hacía sentir y se hallaba con miedo de sí misma. Ni la doctora ni la psicólogo de la seguridad social pudieron darse cuenta de que todos los jóvenes, cuando llegan a la pubertad, se produce en ellos un despertar sexual, que según la moral familiar imperante en sus jóvenes mentes, así se enfrenta el adolescente a dicho despertar. La ignorancia de la doctora y de la psicóloga llevaron a medicar a esta joven que si no se hubiera psicoanalizado, nunca habría superado el miedo a su sexualidad. En definitiva, estamos asistiendo a casos de estos todos los días. Medicar y medicar, atontar, dejar sus palabras y querer reprimir la sexualidad en los jóvenes, les lleva a enfermar. El psicoanálisis, ayuda a los jóvenes a encontrarse con su cuerpo, con su despertar sexual y les ayuda a ser seres sociales, equilibrados. Medicarlos es para estropear un proceso evolutivo que cuando se interrumpe puede desviar de la salud a un hijo hacia la enfermedad, para toda su vida. Antes de medicar a tu hijo, consulta con un psicoanalista.
domingo, 5 de septiembre de 2010
LOS INCURABLES
Dice el poeta Almafuerte en sus sonetos medicinales: " todos los incurables tienen curación, cinco minutos antes de la muerte". El psicoanálisis y me atrevería a decir que hasta la medicina, califica de incurables a aquellas personas que pudiéndo curarse de alguna dolencia física o psíquica, rehusan hacerlo. Suelen ser personas con un discurso cerrado: no me voy a curar, nadie puede hacer nada por mí, he intentado todo, etc... y que vemos que en el fondo esa persona rechaza su propia curación. Son personas que interrumpen los tratamientos médicos cuando comienzan a sentirse mejor o cuando intuyen que pueden hacerlo. Dejan la medicación o la psicoterapia diciendo que no les hace ningún efecto, cuando no es así, pues tanto el profesional como las personas cercanas han notado una mejoría. Las causas que llevan a una persona a no querer curarse cuando hay solución y ser los " eternos enfermos" suelen ser principalmente por dos factores: el llamado complejo de culpabilidad y el beneficio secundario que obtienen, estando enfermos. El complejo de culpabilidad, me llevaría hablar de él mas de cien artículos. Para entenderlo, podemos decir que la enfermedad tiene un matiz moral, donde se vive con resignación y que a su vez calma en parte dicho sentimiento de culpa. Personas que por sus acciones en la vida o pensamientos llegan a experimentar culpa, luego se arrepienten y la enfermedad no deja de ser como una solución para calmar su culpa. Infidelidades o deseos de infidelidad, pensamentos o instintos agresivos, sexuales, anárquicos, inmorales, carente de ética y muchos más, son las causas por la cuales una persona puede llegar a sentir culpa. Todos tenemos un abogado interior que nos juzga según nuestra moral y cuando la moral se siente inmoral, la persona puede buscar inconscientemente el castigo. Y la enfermedad viene como anillo al dedo, por eso que no se quieren aliviar los síntomas. Y con respecto al segundo factor, el beneficio secundario, todos hemos comprobado que la enfermedad pued servir para chantajear afectivamente a la pareja, a los hijos, a los familiares, a la empresa. Y por todos es bien sabido que muchas enfermedades que se dejan evolucionar hasta su cronicidad es para obtener alguna paga por invalidez. Es complejo el tema de los incurables porque no se dejan ayudar. Hasta que no tenga mas fuerza el deseo de salud que el deseo de enfermedad, los incurables lucharán por mantener los síntomas de su enfermedad.
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