domingo, 25 de julio de 2021

El trastorno obsesivo compulsivo y las prácticas religiosas. toc religioso (2ª parte )

Los actos obsesivos se hallan al servicio de intereses de la personas y se expresan cargados de afectos y pensamientos que se encuentran reprimidos en lo inconsciente.

Una mujer había desarrollado un toc tras separarse de su marido y había cogido la costumbre obsesiva de sentarse en un sillón determinado pudiendo pasar horas sentada en él. El sillón era para ella un símbolo del marido, al cual tres años después se seguía manteniendo fiel. La explicación a su obsesión fue: “Es tan difícil separarse de algo (hombre-sillón) en el que ha estado una sentada.”

Todos los actos obsesivos guardan un sentido y pueden ser interpretados. Al igual que los ceremoniales pero la persona los hace sin saber cual es la significación de los mismos. Solo con el tratamiento psicoanalítico podemos encontrar su sentido. 

 

La persona que padece obsesiones y prohibiciones, se comporta como si se hallara bajo una conciencia de culpabilidad pero de la cual no sabe lo mas mínimo. Esta conciencia de culpabilidad tiene su origen en acontecimientos antiguos de lo que se siente culpable y de ahí que tenga angustia de que puedan pasarle desgracias, como si de un castigo se tratara. 

 

Cuando realiza el ceremonial la persona tiene conciencia de que si no lo hace, ocurrirá alguna desgracia, bien a él o alguna persona querida pero no sabe exactamente qué tipo de desgracia ocurrirá. Por lo tanto, el ceremonial en el toc se realiza como un acto de defensa, de aseguramiento o como una medida de protección.

 

El toquiano tiene culpa y en algo siente que ha pecado, de ahí que comienza sus manias obsesivas como si fueran rezos y tiene una significación de buscar el perdón y a la vez de protección de que no ocurra algo malo. 

 

Sin saberlo, el toquiano tiene reprimido un impulso instintivo generalmente de naturaleza sexual que el algún momento estuvo en su conciencia y luego lo reprimió. Pero no termina de estar seguro de que dicho instinto lo pueda mantener reprimido y tiene temor a que aparezca en su conciencia de nuevo. 

 

El toquiano vive ese instinto o deseo como una tentación ante la cual puede volver a caer y se apodera de él una angustia expectante, es decir, tiene temor de volver a caer en la tentación y realizar el deseo sexual reprimido pero que a su vez tanta culpa le da. 

 

La fuerza de este impulso o dese sexual puede ser tan grande que a toquiano le cuesta cada vez mas mantenerlo reprimido pero tiene que hacer algo para equilibrar o tratar de que ese instinto reprimido no aparezca en la conciencia. Por lo tanto, los actos ceremoniales y obsesivos nacen así en parte como defensa contra la tentación de volver a caer y también como protección contra la desgracia esperada por sentir que va a ser castigado por lo que desea llevar a cabo. 

 

 

 

domingo, 18 de julio de 2021

Trastorno Obsesivo Compulsivo y las prácticas religiosas ( Toc religioso ) ( parte 1 )

Existe un parecido entre los llamados actos obsesivos y las prácticas religiosas. Las personas que desarrollan actos obsesivos, ceremoniales y que sufren de representaciones o impulsos obsesivos pertenecen a una unidad clínica, llamada neurosis obsesiva. 

Un ceremonial obsesivo consiste en pequeños manejos, restricciones, arreglos que se ponen en práctica, siempre de la misma forma o  con pequeñas modificaciones en determinados actos de la vida cotidiana. La persona se muestra incapaz de suspender dicha ejecución y toda infracción del ceremonial, le hace desarrollar una angustia intolerable que le obliga a rectificar y a desarrollar de nuevo al pie de la letra el ceremonial. El ceremonial puede complicar, dificultar y retrasar por ejemplo, el vestirse, el desnudarse, el acostarse o la satisfacción de necesidades básicas. Una persona antes de acostarse, tenía que colocar la silla en una posición determinada, poner encima de ella sus vestidos, doblados de determinada forma y según un cierto orden remeter la colcha por la parte de los pies, estirar perfectamente las sabanas, luego colocar las almohadas de determinada posición y adoptar al echarse una cierta postura, solo así podía conciliar el sueño. 

 

Lo minucioso del ritual y la angustia que produce cuando no se hace exactamente, hace que el ceremonial tenga un carácter sagrado. La persona soporta mal cuando tiene que retrasar el ceremonial y nunca hay personas delante cuando lo ejecuta. 

 

Cualquier actividad puede convertirse en acto obsesivo y lo que comprobamos que los actos obsesivos proceden siempre de un ceremonial. La persona siente que hay cosas prohibidas que no puede hacer y que solo haciendo un ceremonial, puede llevarlas a cabo. Es normal observar que tanto las obsesiones como las prohibiciones se hacen sobre actividades solitarias y nunca las hace frente a los demás. Por eso que muchas personas que padece toc, son capaces perfectamente de cumplir sus deberes sociales durante el día y luego en soledad le pueden dedicar horas a sus obsesiones. 

 

Existen similitud entre el ceremonial del obsesivo con los actos sagrados del rito religioso.  En ambos hay un temor en la conciencia en caso de olvido y que no se haga de manera concienzuda. Pero mientras que los detalles del ceremonial religioso tienen un sentido y una significación simbólica, los ceremoniales del toc parecen insensatos y absurdos. El trastorno obsesivo parece en este punto una caricatura a veces cómica y a veces triste de una religión privada. 

Sin embargo, esta diferencia entre el ceremonial neurótico y el religioso, desaparece en cuanto el psicoanálisis nos hace comprender los actos obsesivos. (continuará)