Entendemos por bisexualidad la atracción amorosa y sexual que todo niño y niña
experimenta hacia la figura de los padres. No se puede entender la manifestaciones afectivas y sexuales en el hombre y en la mujer si no analizamos este importante concepto.
Los niños tienden a identificarse con el padre y con la madre y en esa identificación se pone el juego la atracción hacia la otra figura parental. Por ejemplo, toda niña pasa por un periodo de identificación con la madre, esto significa que la niña, quiere ser como la madre, es decir, la idealiza, se compara con ella y también puede competir con ella porque la niña reconoce que el padre es objeto de deseo y de amor de la madre. Y en ese amor o competición hacia la figura materna, el padre adquiere un valor para la niña.
También vemos que los celos que se despiertan en la niña pueden determinar la orientación sexual de la misma.
Cuando la niña tiene un vínculo fuerte con la madre (vínculo homosexual) el padre se convierte en un rival para la misma, por lo tanto, la niña puede competir con el padre o identificarse masculinamente con él de manera que siendo como el padre, puede desear y amar a la madre. Por lo tanto, la niña tiene que pasar por ambas identificaciones y dependiendo de sus circunstancias personales puede orientarse mas hacia un sexo u otro, lo que equivale a decir que una de las dos manifestaciones de la sexualidad puede quedar reprimida o latente pero siempre existe las dos predisposiciones, a la heterosexualidad y a la homosexualidad.
Su sexualidad puede evolucionar hacia la heterosexualidad y su homosexualidad estar sublimada hacia la figura de alguna amiga o figura femenina y al contrario, ser homosexual y su heterosexualidad desplazada hacia alguna figura masculina en calidad de amistad, socio o a nivel inconsciente hacia la figura paterna y a veces hacia la figura de algún hermano varón.
En el caso de niño, el paso hacia la constitución de su sexualidad adulta también pasa por una identificación hacia la figura de ambos padres. La disposición heterosexual en el varón supone una primera identificación con el padre. Como su padre quiere ser, para tener y querer a la madre. El niño quiere amar a la madre y sabe que el padre es lo que ella desea, por lo tanto si el niño se parece a su padre, puede amar y desearla a ella. Ocurre que la disposición amorosa del niño hacia el padre no siempre es cordial, puede entrar en competición con el mismo y querer ser fuente única y absoluta del amor materno. Esta solución hará que el niño tenga un conflicto neurótico con el padre y futuras figuras masculinas a las cuales siempre las verá como competidores en el campo de amor. Por experiencia, la identificación positiva hacia el padre, “ser como él”, “parecerse a él”, genera menos conflictos neuróticos en el futuro desarrollo sexual del niño que cuando la actitud del mismo es conflictual.
El niño, cuando tiene un fuerte apego a la madre, también se identifica a la misma y de esta manera ama y desea lo que ella desea: al padre. Este modelo de identificación sumerge al niño en la variante homosexual, donde busca ser amado por un hombre como lo es la madre por el padre.
Tratando de explicar lo mejor posible el concepto de bisexualidad, nos debe quedar claro que el desarrollo de la elección de objeto de adulto ( homosexual o heterosexual) dependerá de cómo se reprimió una de las dos corrientes. También es cierto que la predisposición a la bisexualidad hace que podamos incluir ambos objetos ( el masculino y el femenino) en nuestras elecciones sexuales de adulto. No son excluyentes y de serlo, la parte excluida queda latente a nivel inconsciente desde donde puede emitir un efecto futuro.
Numerosos hombres heterosexuales en un momento de su vida empiezan a tener fantasías o deseos homosexuales que satisfacen de manera oculta o se convierte así mismo en fuente de conflictos neuróticos consigo mismos, llegando a sentir un verdadero malestar que requiere ayuda terapéutica. A ciertas mujeres les ocurre lo mismo, que habiendo participado satisfactoriamente de una vida amorosa y sexual heterosexual, se les despierta el deseo homosexual latente en su inconsciente y puede suponerle un cambio de orientación en su elección de objeto, inclinarse por una bisexualidad manifiesta o declinarse por una elección homosexual de objeto.
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