Numerosas personas, frente a la existencia de problemas o dificultades en su vida, prefieren no saber el origen o la causa de los mismos. Justifican su respuesta que es mejor no saber o vivir en la ignorancia, llegando a decir que se es mas feliz sabiendo menos.
Sin embargo, la amargura, el malestar, la tristeza, la baja autoestima y un sinfín de numerosos trastornos de la personalidad son debidos a que las personas desconocen que las causas productoras de sus dificultades o problemas, se han originado en su interior, debido a un conflicto entre la parte consciente e inconsciente de su personalidad.
Dicho desconocimiento es lo que hace que nuestro YO se desestabilice, volviendo a su equilibrio cuando la naturaleza de las dificultades, quedan esclarecidas.
Lo interesante es que vivimos en 2019 y todavía las personas desconocen el funcionamiento de su propia mente, no saben comprender sus contradicciones, enferman mentalmente por la falta del manejo de sus procesos psíquicos y aún los “supuestos” especialistas de la salud, llegan a ser también unos desconocedores de su propia estructura mental. Ciegos tratando de guiar a otros ciegos.
Un sistema que se desmorona por la existencia cada vez mayor de problemas mentales, no es un sistema muy productivo.
Nos preguntamos que hasta donde va a ser capaz de aguantar un sistema donde las personas ( lo estamos comprobando en la nueva generación de veinteañeros ) cada día se desestabilizan antes y con mayor facilidad.
Seguimos pensando que es una cuestión orgánica que se va a curar con medicación y que nuestro YO va a saber reordenarse sin conocer el funcionamiento de aquello con lo cual entra en contradicción y lo desestabiliza?
Evidentemente no va a ser así. La negación de la existencia de un conflicto permanente entre las dos partes de la personalidad (consciente e inconsciente) sigue siendo actualmente la causa por la cual las personas se desestabilizan con mayor rapidez. O aceptamos que desconocemos el funcionamiento de nuestro psiquismo o seremos víctimas de dicho desconocimiento.
La personalidad, con los cambios externos, familiares y vitales tiende a desordenarse y a desestabilizarse. Toda persona con el paso de los años tiene cuestiones que se le van quedando enraizadas y no logran desprenderse de las mismas, haciendo que pierdan poco a poco una energía vital que le van volviendo cada vez más débil e inútiles.
Quizás, poderes externos mas grandes a nosotros mismos evitan un sistema social mas sano para que perdure la enfermedad como mecanismo de regulación de la vida.
A pesar del desconocimiento, las personas viven infelices, inconformes, angustiadas y tratando de encontrar sentido a lo que con el paso de los años se va perdiendo: el sentido de la vida