¿ INFIDELIDAD o MORALIDAD?
Son muchos casos de parejas que acuden a terapia
porque uno de los dos, ha sido descubierto en una infidelidad. Hoy vamos a
analizar el caso de una joven, descubierta por su novio en un acto de
infidelidad. Primero, tendríamos que definir qué es el concepto de infidelidad.
Podemos afirmar que la fidelidad, realmente no existe, porque se puede ser
infiel no solo con el cuerpo pero también con el pensamiento y con el deseo
pero ya se sabe, ojos que no ven…. El
caso de hoy, es el de una pareja de hombre y mujer, llevan casi cinco años
juntos, entre medias tienen una crisis que les hace estar separados y durante
un año aproximadamente, ella tiene relaciones con un antiguo compañero de
trabajo. El caso es que los antiguos novios, vuelven a encontrarse, surge el
deseo, se acuestan y deciden darse otra oportunidad. El hombre y aquí es donde
comienza el problema, le dice a ella que si ha tenido relaciones con otro
hombre durante el tiempo que ha estado separados. Ella por amor y por demostrarle
“ su confianza”, le confiesa que sí, que ha mantenido varios encuentros
sexuales con un compañero de trabajo que recién ahora se ha casado. El hombre,
por su parte, le jura a ella que en ese año no ha mantenido ningún tipo de
relación con mujer alguna. Comienza la convivencia, pero el deseo no ya no es
igual entre ellos. Algo no pueden hablar, no pueden decirse. Ella reconoce que
gozó mas con el otro pero a su novio, le ama. Durante los tres últimos años,
ella llega a mantener encuentros esporádico con su antiguo novio. Es
descubierta por unos emails a los cuales accede su actual pareja. El mantiene
el secreto durante cinco meses, tiempo durante el cual, las relaciones sexuales
entre ellos mejoran. Pero un día, él le dice a ella que lo sabe todo, le muestra
los emails, ella no sabe que responder y dejan la relación. El análisis de esta pareja pasaría por
analizarla a ella y a él, porque en una pareja, ya se sabe, siempre es cosa de
dos lo que sucede a la pareja. Ella reconoce que el deseo con él fallaba. Con
su amigo descubrió una mujer que con su pareja nunca sintió, incluso llega a
decir que con él, tenía que reprimir sus deseos porque a él le agobiaba tanta
sexualidad por parte de ella. Sin embargo, le sorprende que el ser descubierta,
esto mejorara su sexualidad de pareja. La conclusión a la que llega, es que su
pareja durante muchos meses se excitaba con la idea de que ella tuviera un
amante. Esto le hizo desearla mucho mas y de hecho, mejoraron sus relaciones de
pareja. Da la sensación que él, la empujó a ella a los brazos del amante, pero
la moral de él, le hizo intolerable la idea de un tercero, dentro de la pareja.
La acusa de mujerzuela, pero bien que él lo sabía y guardó el secreto durante
meses. Este hombre gozaba más de su pareja sabiendo que ella gozaba también con
otro. Realmente, esta pareja son unos moralistas, porque ambos se encuentran
con un goce desconocido que les hace darse cuenta que el goce de ambos, tiene
que ver con un tercero. Pero él, no lo acepta. Para ella, el amante era un
catalizador de su deseo, era una respuesta a la mujer que ella no podía sacar
con su pareja actual. ¿Podemos llamar a esto infidelidad? Evidentemente no,
pues cuando la mujer acude a los brazos de un tercero es porque el hombre no
tolera la sexualidad o el goce de ella, pero lo mismo pasa cuando él se busca
otra mujer y es que toda mujer tiene una doble moral que está formada por la
ideología social, familiar y personal. Si ella goza, el hombre se asusta, si
ella no goza, el hombre la ama. La mujer es más deseada cuando el hombre la
cuestiona su moral pero la idea de una mujer libre, que puede acceder con su
deseo a cualquier hombre, esto, enloquece al propio hombre y lo que hace, es
reprimirla a ella. ¿ Cómo? Dejándola de amar. Si la mujer, se siente poco amada,
sufre. Ella prefiere ser amada antes que deseada y él prefiere amarla antes que
desearla. El amor, dentro de la pareja, suelen ser proyecciones de las figuras
familiares. El hombre proyecta sobre la mujer el fantasma de su madre o sus
hermanas. La mujer proyecta sobre el hombre, la relación con el padre, la madre
o los hermanos. De manera que la pareja, como mínimo, siempre son cuatro: ella,
él y las figuras del padre y de la madre. Mientras que el amor, dentro de la
pareja son proyecciones de las figuras familiares, en el deseo, se tiene que
poner en juego, la sexualidad adulta. Cuando no ocurre así, es frecuente que la
mujer padezca de frigidez, el hombre de impotencia o de eyaculación precoz. El
hombre no termina de saber quien es la mujer con la que convive y a la mujer,
le pasa algo parecido. Cuando una pareja acude a terapia, te das cuenta que
ambos son unos desconocidos, el uno para el otro. Un psicoanálisis de pareja,
permite quitar todos los velos que cubren al hombre y a la mujer. El encuentro
de ambos, siempre es un encuentro con el goce que no siempre se tolera. El
hombre tiene verdadero terror a la sexualidad femenina, porque el goce de ella
no tiene comparación con el goce de él. Y la manera de tolerar ese goce, es
reprimiéndola a ella. Pero una mujer reprimida, acaba enfermando del cuerpo o
de la mente. En ambos casos, ella siempre pierde. Pero el hombre, la pierde a
ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario