En primer lugar tenemos que diferenciar una depresión verdadera de una falsa depresión. La mayoría de las llamadas depresiones, son falsas. Lo que sucede es que ante un estado de tristeza, médicos o psicólogos que no tienen mucha experiencia en el campo de la salud mental, diagnostican de depresión lo que es una característica normal de la personalidad. Porque hay personas tristes que ya lo eran en la adolescencia y en la edad adulta. Lo que ocurre es que con los años, al acentuarse su estado de tristeza, suelen diagnosticarlos de depresión. Y ¿ en qué se diferencia una depresión falsa de una depresión verdadera? En que la persona con depresión quiere curarse pero la persona con falsa depresión no quiere curarse porque en el fondo, ella sabe que lo suyo no es una enfermedad, sino una forma de ser de su personalidad.
Para las depresiones la terapia más efectiva es el psicoanálisis. Con psicoanálisis se curan el cien por cien de los casos. Incluso depresiones de años, pueden curarse en menos de seis meses si se siguen las indicaciones terapéuticas del tratamiento psicoanalítico. Y el porcentaje de personas que recaen es prácticamente nulo. La persona que viene medicada, acaba dejando la medicación y con sus propios medios, acaban resolviendo el conflicto emocional consigo misma que tuvo y que la llevó a la depresión, porque el origen de la depresión es un conflicto de emociones mantenidas durante años que se hallan reprimidas hasta que afloran a la superficie y la persona entra en caos consigo misma. El psicoanálisis pone claridad y orden al desorden emocional y afectivo que tiene el depresivo. De ahí su enorme efectividad. Y si una persona que dice tener depresión no muestra interés por curarse, hay que sospechar que sea una falsa depresión.
sábado, 6 de febrero de 2010
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