La piel, se considera un órgano de varios kilos de peso, regulada por el sistema nervioso central y que permite expresar muchos de los conflictos internos de la persona. Desde que nacemos y nos desarrollamos, estamos expuesto a multitud de factores “ estresantes”, no solo desde el exterior, sino desde nuestro propio exterior. Cualquier persona, se halla en esa encrucijada entre lo que es la vida exterior y su vida interior. Sometidos nuestros propios afectos y sentimientos, la mayoría de las veces, el ser humano, no sabe cómo expresar todo aquello que de alguna manera le perturba o es fuente de conflictos internos. Y la piel, es el órgano perfecto para somatizar todo aquello que no se sabe decir con palabras. Incluso, llegamos a decir, que “ la piel, habla” de lo que le pasa a la persona. Cualquier paciente, con algún padecimiento dermatológico, sabe del efecto visual que su enfermedad produce en quienes le miran. Podemos decir que entre la aceptación y el rechazo, la piel juega un verdadero papel de importancia en la relación con el mundo. ¿Podrían ser las anormalidades de la piel una manera de mostrar el rechazo, el miedo o la aceptación hacia otras personas? Por todos es conocido la importancia que socialmente se le da a la belleza, a las sensaciones que la piel transmite en su contacto con otra piel, etc…Hay una íntima relación entre el miedo, el rechazo y el deseo hacia otras personas. La piel, puede ser una armadura para que nadie se acerque o incluso rechace al que tiene algún trastorno dermatológico, porque ciertas lesiones dérmicas son tan espectaculares que su sola visión producen idea de contagio y justo ahí, se huye, se rechaza.¿ De qué puede defenderse una persona sino de sí misma frente a otras ? La respuesta a esta pregunta es donde el psicoanálisis encuentra una respuesta. Debe hacerse un estudio exhaustivo del conflicto psíquico que ha encontrado expresión en la piel y analizar qué consecuencias y ganancias está teniendo para la persona un vitíligo, un acné, o cualquier otra expresión dérmica. Se puede vivir con conflictos pero también se puede vivir sin ellos. Siempre es una decisión de la propia persona.
domingo, 10 de mayo de 2009
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