Hay estudios que confirman que el ser humano no puede vivir sin una cuota de displacer o malestar. Existe un mecanismo tal en nuestra psiquis que regula la cuota de malestar que todo ser humano puede tolerar. A partir de una cierta cantidad, el organismo sufre siempre y cuando no pueda separarse de la fuente que le origina dicho malestar. De esta manera, se retorna a un estado que podemos definir como placentero y que evita el sufrimiento. Cuando se sobrepasa cierta dosis de malestar se rompen ciertas barreras de defensa y nuestra mente experimenta lo que llamamos dolor. De los dolores más difíciles de abordar, son los llamados dolores del alma. Cuando nos duele el cuerpo, tenemos una referencia concreta del origen de nuestro dolor pero cuando el dolor es psíquico, la persona siente tristeza, suspira, tiene un hondo pesar, está susceptible ante hechos de la vida cotidiana, todo se le hace más pesado y lo que antes era alegría ahora parece que una sombra ha cubierto su vida.
El dolor del alma es algo difícil de cuantificar. Solo la persona que lo siente, sabe lo que le duele su vida. Este dolor aparece ante ciertos hechos, actos, acontecimientos, pensamientos o vivencias, de manera que la persona se siente desamparada, sola, insegura y con miedo. Todas estas circunstancias marcan la cuantía del dolor.
Hay causas tangibles de dolor como son la pérdida de personas queridas pero con ayuda, algo de esfuerzo y voluntad, se puede sobrellevar siempre y cuando la vida de esa persona esté sostenida por varios pilares. Cuando nuestra necesidad de amor solo la colma una persona, nos arriesgamos a que si la perdemos, nos sintamos tristes, desamparados y perdidos.
Pero ¿ el dolor de vivir.? ¿ Cual es su procedencia.?. Responde a una fórmula cotidiana que tiene que ver con que somos mortales y como se dice popularmente, aquí estamos todos de paso. De manera, que la vida se puede vivir de manera triste o con cierta alegría. Desde el momento que nacemos, estamos condenados a un final. Darnos cuenta que el mundo existía antes de que naciéramos y que va a seguir existiendo después de muertos, para algunas personas es intolerable semejante pensamiento. Esto les hace vivir amargados, sin alegría y lo que debería ser una vida vivida, se convierte en un duro camino que muchos desean su final lo antes posible.
Existen muchas maneras de pensar la vida. Por norma general vida y dolor se piensan juntos pero vida y alegría, vida y proyectos, vida y amor a lo social es más complejo de conjuntar. Existe una tendencia al individualismo y a la soledad en muchas personas. Vivir en soledad puede llegar a ser como morir en soledad. Hay una riqueza dentro de cada persona que por falta de ayuda nunca sabe como explorar. La mayoría de las personas se mueren sin conocerse a sí mismos. Es como si estuviéramos dormidos pero no sabemos cómo despertar. ( continuará )
domingo, 28 de diciembre de 2008
EL DOLOR DEL ALMA.
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