domingo, 7 de septiembre de 2014

QUIERO CAMBIAR PERO TENGO MIEDO A LOS CAMBIOS

Vivir tiene una complejidad y es que no hay fórmulas para vivir. La vida, cualquier vida es una construcción que en parte está determinada por los modelos ideológicos familiares y sociales. Digamos que hay moldes estándar para todos, situaciones que todos repetimos o hacemos igual y la vida puede ser una vida diseñada por la sociedad o la familia. Sin embargo, en mi experiencia como especialista, estos modelos de vivir que todos llevamos a cabo, con el tiempo, nos damos cuenta que no terminan de ser los modos de vivir a los cuales aspiraríamos. Esto nos lleva a tener momentos donde uno se plantea si la vida que está haciendo es la vida que quiere vivir. De ahí que muchas crisis de pareja o personales guardan relación con darse cuenta de estar viviendo una vida insatisfecha. Construir una vida lleva unos años y lo que construimos es a lo que nos atamos, de ahí que según pasan los años, los compromisos adquiridos, limitan en parte cualquier tentativa de cambio porque la incertidumbre de saber si uno podrá llevar a cabo el cambio y de lograrlo, produce un miedo, que amilana el carácter y la tentativa de cambiar. Para cambiar hay que tener un plan y una manera de llevarlo. Sabiendo que todo cambio producirá cambios en las relaciones cercanas. Sin un plan, sin una idea de cambio, sin los instrumentos adecuados, los cambios difícilmente se llevan  cambio porque el miedo, la inseguridad, la duda, son sentimientos comunes de los cuales padecemos las personas y nos impiden llevan a cabo los cambios.

Cambiar no tiene que ser malo pero hay que saber para qué se quiere el cambio. ¿Cambiar equivale a terminar con cosas? A veces si y a veces no. Desde el psicoanálisis, cambiar es sumar, es decir, introduzco algo nuevo en mi vida, sin tener que romper o deteriorar mi vida, es decir, el cambio debe ser enriquecedor. Cuando la situación que uno vive le resta energía, le deteriora la vida y le hace descender de categoría como humano, es cierto que finalizar puede ser la llave de una nueva vida. Todo cambio conlleva movimientos, produce inquietud, supone un nuevo reto y ante todo, supone la aceptación de que algo no es para siempre. El miedo al cambio frena, es carente de futuro, es una excusa para no trabajar por el cambio y no asegura la felicidad.  La valentía es motor de cambio y cambiar, debería ser una suma, nunca una resta. Psicoanálisis para las almas ambiciosas.

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