martes, 28 de febrero de 2012

LA SEXUALIDAD DE LA MUJER ( 2ª parte )


El primer objeto amoroso del varón es la madre, ya que lo cuida, lo alimenta durante la crianza y sigue siendo su principal objeto de amor y deseo hasta que es reemplazado por otro similar a ella. También en la mujer la madre es el primer objeto. Al final del desarrollo de la niña, es preciso que el hombre-padre se haya convertido en el nuevo objeto amoroso, o sea, a medida que cambia de sexo, la mujer debe cambiar también el sexo del objeto. Vamos a estudiar los caminos de esta transformación que a veces queda incompleta y que posibilidades de evolución surgen en el curso de este desarrollo. La niña, ante la visión o el descubrimiento por accidente o casualmente de su diferencia sexual con respecto al niño varón, reconoce que a ella le falta algo que él tiene. Este sentimiento de carencia, se llama complejo de castración que cuando no se supera, la niña puede llegar a sentirse inferior con respecto al varón. Aunque la mayoría de las veces, la niña se rebela contra este sentimiento de inferioridad. De aquí, suelen partir tres caminos evolutivos. El primero puede conducir a apartarla de la sexualidad, ya que insatisfecha con su inferioridad puede repudiar el hecho de ser mujer. El segundo camino, se aferra a un sentimiento de masculinidad por que el pasa toda niña, conservando hasta una edad insospechada, la esperanza de que a pesar de todo, llegará a tener alguna vez un pene, convirtiéndose esta fantasía de llegar a ser un hombre durante largos periodos de su vida. Este complejo de masculinidad puede desembocar en una elección de objeto homosexual. El tercer camino es aquel donde la niña toma una actitud femenina normal, en la que toma al padre como objeto amoroso y sexual aunque luego tenga que renunciar al mismo.  Hemos de señalar que la fase de unión a la madre suele ser mas prolongada en la mujer que en el hombre. De hecho hemos estudiado que muchas mujeres, eligen marido de acuerdo al modelo del padre pero una vez casadas, repiten con el marido la mala relación que tenían con la madre. Se produce por regresión, ya que la relación con el padre se estructuró sobre la relación con la madre. Muchísimas mujeres reconocen que su periodo de madurez, tienen los mismos conflictos con su marido que los que tenían en su juventud con su madre. ( continuará )

sábado, 18 de febrero de 2012

LA SEXUALIDAD DE LA MUJER ( 1ª parte )


En el desarrollo sexual infantil, caracterizado por un Complejo de Edipo normal, hallamos a los niños afectuosamente ligados al progenitor del sexo opuesto, mientras que en sus relaciones con el del mismo sexo predomina la hostilidad. Para el niño, la madre es el primer objeto amoroso, continúa siéndolo y al volverse mas apasionados sus sentimientos por ella, así como al profundizar sus conocimientos de las relaciones entre el padre y la madre, el padre, se convierte por fuerza en su rival. Otra cosa sucede en la niña pequeña. También para ella el primer objeto fue la madre. ¿ Cómo halla entonces su camino hacia el padre? ¿ Cómo, cuándo y por qué se desliga de la madre? El desarrollo de la sexualidad femenina, es complicado por este cambio, pasar de la madre como objeto amoroso al padre. Sabemos que las mujeres dominadas por una fuerte vinculación con el padre, son numerosas y no necesitan por ello ser neuróticas. El psicoanálisis descubre la siguiente observación: cuando la vinculación con el padre ha sido particularmente intensa, siempre fue precedida por una fase de no menos intensa y apasionada vinculación exclusivamente materna. Salvo el cambio de objeto, la segunda fase apenas agregó un nuevo rasgo a la vida amorosa. La primitiva relación con la madre se había desarrollado de manera muy cuantiosa. Una segunda observación, nos indica que la duración de la vinculación con la madre suele ser hasta el cuarto o quinto año, coincidiendo con el primer florecimiento sexual. Sin embargo, muchas mujeres se quedan detenidas en la primitiva vinculación con la madre, sin alcanzar jamás una reorientación hacia el hombre. En esta fase, también para la niña, el padre no es mas que un molesto rival aunque nunca alcanza la violencia que alcanza en el varón.
La disposición bisexual postulada como una característica de la especie humana, es mucho mas patente en la mujer que en el hombre. Este cuenta con una sola zona sexual dominante, con un solo órgano sexual, mientras que la mujer tiene dos: la vagina, órgano femenino propiamente dicho y el clítoris, órgano análogo al pene masculino. La vagina, durante años es virtualmente inexistente, pues es una cavidad plegada y no suministra sensaciones durante la pubertad. Pero la genitalidad femenina gira alrededor del clítoris en la infancia. La vida sexual de la mujer se divide siempre en dos fases, la primera de las cuales es de carácter masculino, mientras que sólo la segunda es específicamente femenina. Así, el desarrollo femenino comprende dicho proceso de transición de una fase a la otra, algo que no ocurre en el hombre. Otra complicación se desprende del hecho de que la función del clítoris viril contínua en la mujer de forma muy variable. ( continuará )

LOS TRASTORNOS MENTALES: UN MECANISMO DE DEFENSA


Mis últimas investigaciones sobre los trastornos mentales en adolescentes y adultos, confirman que la enfermedad mental no viene desde el pasado, sino desde el futuro. Hasta ahora se había hecho mucho hincapié en analizar los hechos pasados relatados por el sujeto y relacionarlo con su dolencia actual. Había muchos cabos que no lograban atarse, entre ellos cómo el sujeto, siendo consciente de las circunstancias que podían haberlo enfermado, no lograba modificar la mayor parte de sus síntomas. El análisis de la infancia, permite establecer las bases de la personalidad, de manera que sobre la misma, se construirá la futura personalidad. Durante dicho proceso, la persona va pasando por etapas ante las cuales aparecen miedos, fantasías, inseguridades que pueden condicionar de manera inconsciente el desarrollo evolutivo del sujeto. Podemos afirmar que no es tanto la realidad lo que enferma a la persona, sino las fantasías sobre la futura realidad que tiene la persona. De hecho, la mayoría de los enfermos mentales o personas con trastornos, su vivencia de la realidad casi nunca coincide con la misma y sin embargo, hay un mundo interior de pensamientos, sentimientos que se hallan en relación más con las fantasías que con la realidad. Podríamos decir que las personas, enferman por fantasear demasiado. Y las fantasías tienen que ver con hechos o etapas de la vida que el sujeto sabe que tendrá que atravesar y que le producen algún tipo de miedo y de inseguridad. Tal es así que la enfermedad o el trastorno mental, seria una reacción a un hecho futuro que la persona fantasea que le sucederá y ante el cual, siente verdadero temor, miedo o inseguridad. El trastorno mental sería un modo de frenar o detener la llegada de dicho hecho futuro: enfermando no hay posibilidad de afrontar dicho hecho. Entonces, la enfermedad mental sería un mecanismo defensivo frente a algo que la persona no sabe cómo afrontar. Vamos a tratar de ir explicando la mayoría de los trastornos mentales desde esta perspectiva de hecho futuro, por ejemplo, el trastorno depresivo. ¿ Estamos seguros que una depresión puede acontecer por la aparición de un hecho doloroso o traumático? El hecho doloroso, por ejemplo, una muerte o una separación, sería un punto de arranque sobre el cual se añade el hecho futuro que verdaderamente perturba a la persona, es decir,  la sapiencia de la muerte de uno mismo. En la depresión se ha descubierto, que al dolor por la muerte de un ser querido, se le suma el dolor por la muerte futura de uno mismo, de manera que el depresivo, está triste porque sabe que se va a morir. En el hecho en sí de ver muerto a un ser querido, toma conciencia de su propia muerte venidera y justo ahí, enferma de tristeza y apatía. De manera consciente, él no sabe que se va a morir pero algo de él sabe que si va a morir. Y en la depresión, la persona se entrega a esa muerte venidera. Se da por muerto, su vida no tiene sentido, se despreocupa de los vivos. Es su manera de detener la vida al saberse muerto. En la depresión, la persona escenifica su futura muerte, siendo a la vez presencia y ausencia de la vida.