lunes, 21 de noviembre de 2011

LA MORAL CULTURAL SEXUAL Y LA NERVIOSIDAD MODERNA


Existe una distinción entre moral sexual natura y moral sexual cultural. Por moral sexual se entiende aquella por la cual una raza puede conservarse duraderamente en plena salud y capacidad vital. Moral sexual cultural, sería aquellas directrices sociales que coartan los impulsos sexuales de los individuos hacia una obra cultural y social mas productiva. Sin embargo, bajo el imperio de una moral sexual cultural, el individuo queda expuesto a ciertos daños, la salud y la energía vital individual por los sacrificios que le son impuestos. Si bien, la moral sexual dominante en nuestra sociedad es apropiada para el progreso de lo social, es necesario entenderla porque también genera enfermedad mental. La característica de moral sexual cultural bajo la cual vivimos serían las reglas de la vida sexual femenina y masculina y el rechazo o prohibición de todo comercio sexual fuera de la monogamia del matrimonio. Pero sabiendo de la naturaleza humana y de la tendencia a las transgresiones sexuales, la sociedad tolera una doble moral que no puede superar ciertos límites pero que impulsa a las personas a ocultar la verdad de ciertas conductas sexuales, pintar las cosas con falsos colores, engeñarse a sí mismos y a engañar a los demás.

De todos los perjuicios que se pueden imputar a la moral sexual cultural imperante es la de haber producido en la personas una nerviosidad moderna. Ello se debe a la existencia de contradicciones entre la constitución de las personas y las exigencias culturales existentes. Los individuos viven en una sociedad de muchas ofertas de intercambio y aparición de nuevas relaciones, tanto personales, sexuales como materiales, pero no todos pueden llegar a alcanzarlas. Se despiertan los sentidos, se fomenta el deseo de una manera exagerada y el sujeto cae en una vorágine de exigencias a sí mismo que le hace sentirse infeliz de no alcanzarlas. Esta insatisfacción es causa y origen de muchas neurosis. Si analizamos la vida sexual humana, es cierto, como bien ha demostrado el psicoanálisis, que la monogamia es una imposición social o un límite a la pareja para la formación de una familia. Sin embargo, esta moral impuesta no anula la sexualidad tanto del hombre como de la mujer, pues por todos es bien sabido, que aquello que se prohíbe, su adquisición, genera mas goce. De ahí que la propia moral cultural por un lado reprime la sexualidad del individuo pero por otro, sabe que lo alimenta. Hay una verdadera intolerancia a la moral sexual tanto en el hombre como en la mujer que los puede llegar a enfermar. Según la tolerancia a los propios deseos y al choque de los mismos con la moral sexual cultural la balanza se inclinará mas al lado de la neurosis o al de la salud mental ( continuará )