domingo, 19 de junio de 2011

SOBRE UN CASO DE HIPERACTIVIDAD INFANTIL

Antonio es un niño de 5 años, acude a consulta por ser hiperactivo desde hace dos años. Hasta el momento actual había tenido un desarrollo intelectual normal pero desde hace varios meses se ha vuelto osco, cabezón, agresivo con todas las personas que le rodean, se pelea en casa con su hermana de 10 años y no acepta ninguna orden que provenga ni del padre ni de la madre. Le pregunto a los padres que hábitos de higiene tienen dentro de la familia. Comentan que andan desnudos por la casa, que a veces ella o él se duchan con el pequeño y habitualmente le bañan con la hermana.

La primera indicación que hago es decirle que cambien absolutamente dichos hábitos. Deben de dejar de pasearse desnudos por la casa, cerrar la puerta del baño cuando hagan sus necesidades y bajo ningún concepto, el pequeño debe ser bañado con la hermana. Los padre me miran con cara de incredulidad pero deciden llevar a cabo dichas indicaciones. Los cito quince días después. Vienen sorprendido porque refieren que Antonio se ha calmado, está más pacífico, vuelve a tener una conducta amable en el colegio aunque de vez el cuando salta con algún gesto de violencia.

Meses después de tratamiento psicoanalítico, descubro que la causa que había provocado la hiperactividad en el niño y la agresividad era la incapacidad para comprender las diferencias sexuales entre un hombre y una mujer. Al pequeño le habían despertado una sexualidad incipiente no propia de su edad debido a juegos de tocamiento con la hermana. La aparición de las primeras sensaciones placenteras genitales le había llevado a investigar la diferencia genital entre los hombres y las mujeres, diferencia que para su corta edad, el niño no podía llegar a comprender. La falta de la capacidad para comprender las diferencias anatómicas, unido a una excitación sexual permanente que el pequeño hallaba en su casa a través de la visión de los miembros de la familia desnudos, había colapsado su capacidad de razonar y se había transformado en una agresividad propia de quien quiere comprender y no puede por falta de conocimientos. Así mismo, la hiperactividad era el resultado de una excitación sexual genital que el pequeño no podía canalizar bien a través de algún acto sexual, imposible para su edad pero que le perturbaba su joven y excitable cerebro. En un año de tratamiento ha vuelto a ser un niño completamente normal y han desaparecido absolutamente todos los síntomas de hiperactividad y agresividad.

domingo, 5 de junio de 2011

SI EL AMOR DUELE NO ES AMOR

¿ qué es amar? ¿ qué es ser amado? ¿ duele amar? ¿ amamos para ser amados? ¿ se puede nos amar?¿ amar es lo mismo que desea? ¿ se puede no ser amado? El amor es el sentimiento que mas trastornos, desequilibrios y desajustes emocionales sigue ocasionando a las personas. Más de 9 de cada 10 parejas que acuden a psicoterapia refiriendo tener problemas con el amor, que luego resulta ser un trastorno en la sexualidad que repercute en la capacidad de amar y de desear.
El amor es el único sentimiento que civiliza. Por amor damos e incluso nos transformamos. Muchas renuncias se llevan a cabo por amor pero seguimos escuchando que amar duele. Y que si el amor no va acompañado de una cierta dosis de tragedia o de dolor, no se siente como amor.
¿ Es cierto que el amor duele? Contra todo pronóstico, amar y ser amado es una bienaventuranza que proporciona mas placeres que displaceres. Lo que llamamos amor doloroso no es mas que un encubrimiento de una variante de la sexualidad: el masoquismo y el sadismo. Frase como “ su amor me está matando” “ le amo pero no me ama” “ me enfermé de amor” “ sufro por amor”, etc… todas y cada una de estas frases son desplazamientos de una estructura de la personalidad que todos y cada uno de nosotros tiene en mayor o menor medida. El masoquismo es el goce del dolor y de la frustración. Pero el amor no duele, lo que duele es el dolor y el dolor es sentimiento propio del masoquismo. A todos no es vergonzoso declarar que hallamos un placer especial en sentirnos rechazados, olvidados, frustrados, no deseados e incluso maltratados. Freud hace mas de cien años lo dijo: “ complejo de comprender las misteriosas tendencias masoquista del ser humano.” Años mas tarde desarrollaría con acierto su teoría sobre el sadismo y el masoquismo y vendría a decirnos que el masoquismo es un sadismo vuelto contra uno mismo pero matizando que la persona cuando se agrede a sí misma inconscientemente está arremetiendo contra un objeto amado pero perdido al cual ha introyectado. Por lo tanto, cuando nos infligimos dolor, es a un otro de nosotros que se halla en nuestro interior al que infligimos el dolor. Por eso que nadie tiene capacidad sobre nadie para infligir dolor. El daño que la otra persona nos proporciona no deja de ser más que la proyección de nuestros propios deseos sádicos pero vueltos contra nosotros mismos en calidad de masoquismo. Por eso que el amor no duele; duele la culpa, el arrepentimiento, el odio, el rencor y la venganza contra todo lo que deseamos y que por no poder ser o por no poderlo tener,  lo transformamos en nosotros mismos para sí poder vengarnos.